Italia: tiempo de crisis
Lejos quedan los d¨ªas de abundancia en los que el baloncesto italiano era capaz de competir econ¨®micamente con la NBA. En aquellos tiempos no muy lejanos el baloncesto italiano lleg¨® al punto de atraer a jugadores como Danny Ferry o Brain Shaw, que decidieron aparcar, temporalmente, sus sue?os de NBA. Algunos grandes magnates italianos, el fallecido Raul Gardini entre otros, irrumpieron con la fuerza de los miles de millones de liras en el deporte de la canasta. Un popular pol¨ªtico, De Michelis, hoy bajo proceso judicial, se convirti¨® en presidente de la entonces denominada "mejor Liga del mundo fuera de la NBA". Aquel globo de colores subi¨® muy alto.Menos de una d¨¦cada despu¨¦s, el baloncesto italiano se debate en una de sus peores crisis. Dos grandes empresarios, Walter Scavolini y Giusseppe Stefanel, aut¨¦nticos cl¨¢sicos, han anunciado su deseo de bajarse del tren. La crisis de la Virtus (Buckler) de Bolonia, quiz¨¢ el conjunto m¨¢s grande e hist¨®rico del baloncesto italiano, ha podido ser el detonante de una ca¨ªda hist¨®rica. El globo de colores puede estar pinchado de forma irreversible.
El baloncesto italiano no ha estado ajeno a los avatares sociales del pa¨ªs. El baloncesto ha perdido terreno en todos sus frentes: varios equipos han desaparecido o est¨¢n sufriendo graves procesos de reconversi¨®n; algunas escuadras hist¨®ricas se encuentran en plena crisis deportiva y econ¨®mica, y para terminar de pintar este cuadro preocupante, los patrones hist¨®ricos del baloncesto italiano han dicho basta. La anunciada renuncia del patr¨®n de la Buckler ha estado a punto, adem¨¢s de arrastrar a toda la plana mayor de la Liga italiana, en lo que hubiera significado una crisis de proporciones may¨²sculas.
La patolog¨ªa es preocupante. Para curar al enfermo se anuncia cirug¨ªa dr¨¢stica: nuevas ideas, nuevas f¨®rmulas, nuevos patrones; casi, todo ser¨¢ nuevo. Se hipotiza con una futura Liga con bastantes menos equipos: 18 o 24 a lo sumo. Se habla de una reconversi¨®n casi total, de proyectar una nueva imagen. Sin embargo, el presidente Allievi ha sido claro: "Hasta dentro de dos a?os no se podr¨¢n empezar a ver los frutos de todas estas nuevas ideas. Mientras tanto, el enfermo agoniza.
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