Repartir el trabajo
Julio Anguita lleva tiempo proponiendo el reparto del trabajo como soluci¨®n del paro: ahora es Felipe Gonz¨¢lez quien se suma como un cordero a ese balido tradicional de la izquierda. La creencia de que la reducci¨®n de la jornada de trabajo de los que tienen un empleo supone de por s¨ª un aumento de los puestos de trabajo es un burdo error anal¨ªtico, como ya lo aclar¨® Nassau William Senior en la primera mitad del siglo XIX, frente a las cr¨ªticas de Karl Marx, clarividente profeta de la muerte del capitalismo y fin de la democracia burguesa.Una cosa es que, gracias a los avances de la productividad capitalista, los humanos podamos elegir, sin morirnos de hambre, entre trabajar las mismas horas con los mismos ingresos monetarios, o gozar de m¨¢s ocio con un menor sueldo; otra muy, distinta es creer que podemos coeteris paribus reducir la semana de trabajo y mantener el mismo sueldo. Dicho de otra forma, el hecho de que unos trabajadores elijan trabajar menos porque prefieren m¨¢s horas libres en vez de m¨¢s dinero no quiere decir que con esa decisi¨®n creen nuevos puestos de trabajo.
Cuando un trabajador reduce su jornada de trabajo (en el mundo avanzado en que no ha llegado al l¨ªmite de sus fuerzas), ello supone una reducci¨®n de su productividad y por lo tanto una reducci¨®n de sus ingresos monetarios. Supongamos que el trabajador en cuesti¨®n gana tres millones de pesetas anuales. Si se llega a un acuerdo sindical para que trabaje s¨®lo media jornada y la empresa se ve forzada a tomar otro empleado para la media jornada vacante, los costes de producci¨®n aumentar¨¢n: el entrenamiento del nuevo trabajador, los tiempos muertos, las tareas a medio hacer, la cotizaci¨®n m¨ªnima a la Seguridad Social son unas pocas de las razones para ese aumento del coste. Por lo tanto, los ingresos de los dos trabajadores forzados a la media jornada tendr¨¢n que sumar menos de lo que ganaba uno. solo.
El plan de Anguita y Gonz¨¢lez supone una p¨¦rdida de productividad para la naci¨®n, pero sobre todo supone un sueldo menor que la mitad de lo ganado por el obrero solidario, para cada uno de los que le sustituyen a media jornada.
Me gustar¨ªa saber qu¨¦ dir¨ªa Guti¨¦rrez, de Comisiones Obreras, si un gobierno de Frente Popular le propone que, por mor de la solidaridad, se reparta el tiempo de trabajo con una "masa salarial" menor que antes de tan generosa medida.
El paro no se debe al avance tecnol¨®gico, ni al ego¨ªsmo de los que est¨¢n empleados y no quieren repartir su trabajo con los parados. El desempleo nace principalmente de nuestras instituciones erradas. Si fijamos un salario m¨ªnimo superior al m¨ªnimo que marcar¨ªa el mercado, quedar¨¢n sin trabajo los j¨®venes sin cualificaci¨®n y muchas mujeres. Si imponemos una indemnizaci¨®n por despido demasiado alta, las empresas se resistir¨¢n a emplear nuevos trabajadores con un contrato fijo. Si cargamos los salarios con un suplemento de al menos un 25% de cotizaci¨®n social, la demanda de trabajadores ser¨¢ menor.
No es casualidad que en Espa?a suframos desde las crisis del petr¨®leo de una tasa de paro que nunca baja del 15% de la poblaci¨®n activa. En Alemania la tasa de paro es el 9,9% y en EE UU el 5,6%. Ayer o¨ª al Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Robert Rubin, decirnos que en los ¨²ltimos tres a?os la econom¨ªa norteamericana hab¨ªa creado 7,7 millones de puestos de trabajo, el 93% de los cuales en el sector privado. En cambio en Europa... Maldades del capitalismo salvaje.
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