Camacho asegura que continuar¨¢ trabajando en CC OO, IU y PCE
"Yo sigo. Continuar¨¦ trabajando en Comisiones Obreras, Izquierda Unida y el PCE". Con estas palabras encaj¨® Marcelino Camacho su salida de la presidencia del sindicato, refrendada en el acto ?le clausura del sexto congreso de CC OO, celebrado ayer tras cuatro d¨ªas de debates. El coordinador general de IU, Julio Anguita, lament¨® su preocupaci¨®n por este hecho "desde la m¨¢s absoluta no injerencia", en tanto que el secretario general de UGT, C¨¢ndido M¨¦ndez, asegur¨® que "es una amarga experiencia para todos".
"Votaci¨®n a la presidencia: 366 s¨ªes, 571 noes, nueve votos blancos, tres nulos y 45 abstenciones. Por tanto, resultando vacante la presidencia. Lo que firmamos a 20 de enero de 1996 en el Palacio de Congresos de Madrid". Con este lenguaje, acogido con un silencio sepulcral, el presidente del congreso, Ignacio Fern¨¢ndez Toxo, certificaba la salida de Marcelino Camacho de la presidencia de CC OO, un cargo creado para ¨¦l.Eran las 11.55 de la ma?ana. Justo una hora antes, y tras mantener una reuni¨®n con los representantes del sector cr¨ªtico, hab¨ªa aparecido en el plenario enfundado en un jersey rojo con cremallera. "Este es un jersey hist¨®rico, porque es el de la c¨¢rcel de Carabanchel, y me lo pongo hoy porque es 'la continuaci¨®n del mismo combate de Carabanchel, es la misma lucha por los mismos. objetivos", manifest¨®. durante uno d¨¦ los paseos que, realiz¨®' ante el plenario mientras terminaba e 1- debate y comenzaba la proclamaci¨®n de. candidaturas. Era la primera llamada a la emotividad. Despu¨¦s, en el escaso, lapso de tiempo que separ¨® el relevo en la mesa presidencial -la presidencia del congreso dio paso a -la nueva ejecutiva confederal-, lleg¨® la segunda. Su mujer, Josefina, volvi¨® a subir al escenario, tal y como hiciera anteayer, para besar y abrazar a Marcelino. S¨®lo una diferencia. Le acompa?aba un ni?a, su nieta Laura. "Laura Camacho", precis¨® con orgullo Josefina.
Poco despu¨¦s, los siete cr¨ªticos de la nueva ejecutiva se fund¨ªan en un abrazo con el ya ex presidente y le acompa?aban a un sill¨®n situado en la primera fila del pleno. Mientras, los 13 representantes del sector oficial -con Antonio Guti¨¦rrez a la cabeza esperaban, en pie y serios, a que acabara esta primera despedida del d¨ªa de Camacho para que el reci¨¦n proclamado secretario general hiciera su discurso de clausura.
En ella, Guti¨¦rrez volvi¨® a demostrar que es implacable y firme cuando se lo propone. En un momento de la intervenci¨®n lanz¨® un encendido recordatorio "a todos los compa?eros y compa?eras que abandonan puestos de responsabilidad en la direcci¨®n del sindicato, aunque no lo abandonan", a trav¨¦s de una persona que defini¨® como "un delegado joven porque no tiene edad, un profesor como los mejores y un compa?ero de los que no dejan las tareas confederales aunque pierdan el cargo Al pronunciar esta frase, una idea colectiva atraves¨® el sal¨®n: va a tener un gesto con Camacho. Pero no. En cuanto le identific¨® por su apodo (El Gordo), se desvaneci¨® la posibilidad. El Gordo es Jos¨¦ Luis L¨®pez Bulla, el hist¨®rico l¨ªder sindical catal¨¢n que acaba de abandonar la secretar¨ªa general de CC OO de Catalu?a despu¨¦s de haberla ocupado pr¨¢cticamente durante toda la vida.
Una vez clausurado el congreso, el sector cr¨ªtico en bloque rindi¨® un caluroso homenaje a su ex presidente. L¨¢grimas, v¨ªtores ("Marcelino, presidente", "Camacho es cojonudo'') y hasta una tarta (hoy cumple 78 a?os) jalonaron su salida del Palacio de Congresos de Madrid. Antes hab¨ªa dejado una promesa: "Yo sigo. Continuar¨¦ trabajando en CC OO, IU y el PCE. Y varias consignas tradicionales: "Ten¨¦is que votar a Izquierda Unida" o "El felipismo y el pujolismo han muerto".
La salida de Camacho ha levantado un evidente malestar en la direcci¨®n de Izquierda Unida. Julio Anguita manifest¨®: "Camacho es un s¨ªmbolo y debe ser objeto de un especial cuidado por parte de la izquierda". El coordinador general de la Presidencia de IU, Mariano Santiso, se?al¨® que, desde el punto de vista estrictamente personal y como militante de CC OO, lo sucedido es "un error hist¨®rico". Antonio Romero sentenci¨® que "CC OO pagar¨¢ este error muy caro en, credibilidad".
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