Yellow Kid en el pa¨ªs de Tint¨ªn
B¨¦lgica abre los actos del centenario del comic homenajeando a los pioneros de EE UU
B¨¦lgica, la gran despensa europea del c¨®mic, ha decidido celebrar el primer centenario del genero con una lluvia de exposiciones repartidas por todo el pa¨ªs. La primera, la que abre el fuego de los fastos, es un peque?o homenaje a los que pasan por ser los pioneros del noveno arte, o al menos, los primeros que le dieron su forma actual: la prensa de Estados Unidos. El pa¨ªs de Tint¨ªn baja as¨ª modestamente la testuz para acoger al primer personaje de comic con nombre propio: el diab¨®lico ni?o Yellow Kid, que hizo trizas la cultura dominante del momento desde las p¨¢ginas de The New York World y de The New York Journal
Los organizadores han elegido 1896 como a?o de nacimiento del c¨®mic, pero no faltan expertos que claman por unos or¨ªgenes anteriores y recuerdan los trabajos del suizo Ro.dolplie T?pffer en 1827, o la Familia Fenouillard (1889) y el Bombero Camember (1890), creados por Christophe. Los puristas critican esta fecha porque el personaje en el que se ha centrado el natalicio del g¨¦nero, Yellow Kid, apareci¨® por primera vez en 1895, cuando el americano Richard Felton Outcault lo introdujo en el retablo buf¨®n En el circo de Hogans's Alley, que en realidad hab¨ªa empezado a publicar desde el a?o anterior The Sunday New York World. Pero 1.895 tambi¨¦n vio nacer al cine. Demasiada competencia, quiz¨¢, para un g¨¦nero menos masivo como el c¨®mic.Desde el arte rupestre de las cuevas de Altamira a los jerogl¨ªficos egipcios, desde los grandes vitrales medievales a los frescos del Renacimiento, los antecedentes del c¨®mic son ricos en matices. Para la cr¨ªtica ortodoxa, el c¨®mic moderno nace cuando se cumple la s¨ªntesis perfecta entre texto e imagen -reflejada en la creaci¨®n del bocadillo que enmarca la voz de los personajes y la evoluci¨®n del relato a trav¨¦s de la sucesi¨®n de casillas que van creando la acci¨®n- y el g¨¦nero se extiende al gran p¨²blico a trav¨¦s de la prensa.Vi?etas e Inmigraci¨®n
El c¨®mic americano naci¨® de la mano de la inmigraci¨®n. Los editores de diarios descubrieron que era un buen m¨¦todo para aumentar las ventas entre este p¨²blico, que ten¨ªa as¨ª un acceso m¨¢s f¨¢cil a los peri¨®dicos. Los, personajes hablaban un ingl¨¦s sencillo, callejero y trufado de extranjerismos. At the circus in Hogan's Halley es un retablo lleno de seres marginados, de todos los or¨ªgenes, muy pr¨®ximo a la amalgama de la inmigraci¨®n.
La exposici¨®n repasa estos primeros d¨ªas de c¨®mic y su evoluci¨®n hasta hoy. Los decenios iniciales est¨¢n marcados por el proceso de inmigraci¨®n y por la cr¨ªtica social. Hans y Fritz, los cr¨ªos-gatos que Rudolph Dirks dibuja en The Katzenjammer kids (1897), se oponen a toda forma de autoridad: los padres, los adultos, la escuela, la polic¨ªa. Son tiempos de tiras c¨®micas con un humor delirante, como el payaso triste que Frederik Burr Opper dibuja en Happy Hooligan (1899), un antecedente de Charlot.
La I Guerra Mundial (1914-1919) empieza a matizar este espejo social. Los personajes demasiado alemanes se americanizan, y los Katzenjammer y Der Captain se convierten en The captain and the kids. La destrucci¨®n de la cultura dominante va dejando paso al culto al sue?o americano. En los a?os treinta, marcados por la Gran Depresi¨®n, los autores dejan de lado las miserias cotidianas y los personajes son cada vez, m¨¢s fant¨¢sticos y alejados de la realidad. El cine empieza a dejar su huella.
Son los a?os de Popeye, de Tarz¨¢n, de Buck Rogers, de Flash Gordon, de Dick Tracy, del Pr¨ªncipe Valiente. La acci¨®n se impone al sentido del humor.
La II Guerra Mundial ve al c¨®mic llenarse de personajes patri¨®ticos que reclaman la intervenci¨®n americana en Europa para frenar el nazismo. En los a?os cincuenta, el c¨®mic se blanquea, como la vida americana. Se impone el manique¨ªsmo: los americanos blancos, defensores del capitalismo y el matrimonio, frente a las minor¨ªas, a menudo sin trabajo. Los personajes se hacen fil¨®sofos y se distancian de los peque?os problemas de cada d¨ªa. Dan paso a grandes reflexiones sobre la vida de la mano de Pogo (Walt Kelly) o de Charlie Brown (Charles Schultz). Los sesenta, con la guerra de Vietnam y, el asesinato de John F. Keneddy, ven nacer el underground. Los j¨®venes autores buscan sus propios circuitos comerciales para difundir un g¨¦nero mucho m¨¢s agresivo que el del decenio anterior. Un g¨¦nero que dar¨ªa paso al Garfield de Jim Davis y en el que ya no hay tab¨²es.
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