Rosa Montero: "Las mujeres deben vivir en su propio deseo"
Rosa Montero escribi¨® 15 historias de mujeres en El Pa¨ªs Semanal luego las recogi¨® algo ampliadas en libro la editorial Alfaguara y ahora, al menos una de sus lectoras, la tambi¨¦n novelista Enriqueta Antol¨ªn, no sabe d¨®nde poner el libro en su propia biblioteca. Eso fue al menos lo que ella misma dijo en el coloquio que en torno a Historia de mujeres (el primero de las listas de no ficci¨®n actualmente, despu¨¦s de un mes de su publicaci¨®n) se produjo ayer a mediod¨ªa en la librer¨ªa Crisol, en Madrid. Hablaron del libro el escritor Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, la propia Antol¨ªn y Rosa Montero, que dijo que aquel conjunto de biograf¨ªas le hab¨ªa servido "para indagar no s¨®lo c¨®mo son las mujeres, obligadas, tantas veces a vivir en el deseo del otro y no en su propio deseo, sino c¨®mo somos los seres humanos"."?En qu¨¦ lugar de la estanter¨ªa pongo este libro?", se pregunt¨® Enriqueta Antol¨ªn. "?En la pura literatura? ?En biograf¨ªas? ?En pedagog¨ªa? ?En historia? ?En feminismo? Es un libro literario y tambi¨¦n es un conjunto biogr¨¢fico de grandes mujeres, desde Mar¨ªa Lej¨¢rraga, a quien su marido le rob¨® sus obras teatrales, a las hermanas Bront¨¦". Y tiene de todo lo dem¨¢s, pero Enriqueta concluy¨® que lo pondr¨¢ en la estanter¨ªa de los libros de la pasi¨®n.
Mill¨¢s describi¨® el acierto y el rigor con el que Rosa Montero cumpli¨® el encargo period¨ªstico. "En la base de ese acierto est¨¢ la modestia con que Rosa se enfrent¨® al trabajo: se ha detenido donde deb¨ªa detenerse y mezcl¨® con sabidur¨ªa el discurso expresivo y el informativo".El poder masculino
No es un libro de historias ejemplares, y por tanto no resulta una hagiograf¨ªa feminista, dijo Rosa Montero, sino una reflexi¨®n sobre el hecho de ser mujer en mundos en los que siempre el poder ha sido masculino. Escribi¨® s¨®lo de mujeres que la apasionaron, y en ese sentido estuvo de acuerdo con la clasificaci¨®n bibliotecaria de Enriqueta Antol¨ªn, Al final de su esfuerzo -se document¨® y escribi¨® a lo largo de todo un a?o-, lo que le quedan sobre las mujeres a las que ha dedicado este trabajo son preguntas, y una de ellas le resulta sustancial: "Por qu¨¦ la mujer siempre ha vivido en el deseo del otro y no en su propio deseo".
En el coloquio con el p¨²blico hubo reflexiones muy diversas acerca de la inteligencia, la maldad y la bondad de las biografiadas -por ejemplo, Laura Riding, la mujer de Robert Graves-, y sobre si la inteligencia tambi¨¦n puede ser de los malvados. Antol¨ªn: "Hay malvados muy inteligentes". Mill¨¢s reclam¨®: "La inteligencia debe incluir en su definici¨®n que los inteligentes han de ser bondadosos, del mismo modo que el cocido no lo es si no lleva dentro carne". una mujer le pregunt¨® al final a la autora por qu¨¦ no escrib¨ªa, una historia de hombres, y ella le respondi¨®: "Cuando descanse de este esfuerzo; quiz¨¢ dentro de 60 a?os".
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