?Fin de la maldici¨®n?
Nadie ha residido nunca en el pazo de Bai¨®n. El indiano que mand¨® construir el famoso castillete, a principios de siglo, muri¨® una semana antes de inaugurarlo. Su hijo se instal¨® en las dependencias del casero mientras fue desmantelando el pazo de todo lo vendible con alg¨²n valor.Cuando ya no quedaba nada, la familia emigr¨® a Santiago. Vendi¨® la propiedad, a finales de los 70, a una sociedad que implant¨® en ella una explotaci¨®n agropecuar¨ªa. Fue una ruina a la que salieron al paso los Oubi?a en 1987.
El primer ¨¦xito econ¨®mico de la finca es el que puede contar ahora la Audiencia Nacional, Seis personas se emplearon en la poda del vi?edo y 70 en la vendimia. Cada botella llevar¨¢ al cuello un Ubrillo que explica la intervenci¨®n de la Audiencia. No hubo vino sometido a tanto juicio.
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