Un modelo que funciona
La pol¨¦mica sobre la liberalizaci¨®n de las farmacias en Espa?a afecta no s¨®lo a los licenciados en dicha especialidad, sino tambi¨¦n a los usuarios. La distribuci¨®n geogr¨¢fica de las mismas, la introducci¨®n o no de la competencia, la calidad del servicio son algunos, elementos vinculados al debate. En estas p¨¢ginas analizan la cuesti¨®n Amadeo Petitb¨® Juan, presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia, que aboga por la libre apertura de las farmacias; los economistas Gerardo, (Ortega y Ram¨®n Tamames, autores de un informe encargado por los colegios de farmac¨¦uticos, en el que se concluye que el sistema funciona razonablemente bien, y Pilar Aparicio, representante de los farmac¨¦uticos en paro, contrarios a la actual regulaci¨®n.
La distribuci¨®n minorista de medicamentos es una actividad fuertemente regulada en toda Europa, hasta el punto de que en ning¨²n pa¨ªs existe libre competencia en sentido estricto. El modelo espa?ol funciona razonablemente bien. La red farmac¨¦utica espa?ola es una de las mayores de Europa. A finales de 1992, ¨²ltimo a?o para el que existen datos comparativos, hab¨ªa en Espa?a 46,6 farmacias por cada 100.000 habitantes, cifra s¨®lo superada por Grecia y B¨¦lgica. Los precios de los medicamentos espa?oles est¨¢n, seg¨²n todos los estudios realizados hasta la fecha, entre los m¨¢s bajos de Europa. El coste de distribuci¨®n del medicamento a trav¨¦s de la farmacia era en 1993 tambi¨¦n inferior al de los pa¨ªses m¨¢s importantes de Europa, incluso teniendo en cuenta las diferencias de poder adquisitivo de cada pa¨ªs; la ganancia bruta de la farmacia espa?ola, medida en unidades de paridad de poder de compra, era el 71% de la brit¨¢nica, el 61% de la francesa, y as¨ª sucesivamente.
Suelen utilizarse los elevados precios de los traspasos entre farmacias como argumento, poco menos que irrefutable, de que las farmacias son, en Espa?a, un magn¨ªfico negocio. Es verdad que los traspasos son elevados, pero de ello no puede deducirse autom¨¢ticamente que la rentabilidad de la farmacia lo sea. Una aproximaci¨®n superficial al tema es m¨¢s que suficiente para comprobar que ser¨ªan necesarias tasas de rentabilidad sobre ventas, despu¨¦s de impuestos, superiores al 32,8% para justificar esos traspasos. Con un margen comercial bruto del 29,9% es evidente que las razones por las que se pagan los citados traspasos son absolutamente ajenas a la rentabilidad de la farmacia. Conviene aclarar que el margen del 29,9% sobre el precio de venta es exactamente igual al 42,7% sobre el precio de coste que el Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC) utiliza habitualmente.
Un an¨¢lisis exhaustivo de la cuesti¨®n, debidamente formalizado en t¨¦rminos matem¨¢ticos, puede encontrarse en nuestro trabajo La econom¨ªa de la distribuci¨®n minnor¨ªsta de especialidades farmac¨¦uticas en Espa?a, cuyas conclusiones nadie ha rebatido hasta ahora, aunque no haya faltado quien ha tratado de descalificarlo tild¨¢ndolo de "l¨¢grima de boticario", sin entrar a refutarlo, tal vez por tratarse de una tarea excesivamente ardua para sus menguados conocimientos econ¨®micos.Por lo dem¨¢s, no es cierto que los importes pagados por los traspasos de las farmacias los acabe pagando el p¨²blico. La Administraci¨®n es la que fija el precio de los medicamentos, atendiendo fundamentalmente al precio de venta del laboratorio. Los traspasos ni aumentan, ni podr¨ªan aumentar en ning¨²n caso, los precios de los medicamentos. Con datos obtenidos de m¨¢s de 1.200 farmacias, numero que es m¨¢s que suficiente para asegurar la representatividad de los resultados, es posible afirmar que el beneficio neto del 61% de las farmacias espa?olas no superan los seis millones de pesetas anuales, cifra absolutamente insuficiente para cubrir el coste financiero de la inversi¨®n necesaria en la farmacia, excluido cualquier precio de traspaso, y para retribuir dignamente el trabajo profesional del farmac¨¦utico, al nivel de cualquier otro titulado superior.
Seg¨²n el TDC, las regulaciones actuales est¨¢n generando a favor de las farmacias unas rentas de monopolio de unos 50.000 millones anuales. Se trata de una afirmaci¨®n basada en la premisa de que, en libre competencia, el margen de las farmacias ser¨ªa muy inferior al actual; premisa muy poco consistente ya que si, como se dice, el margen comercial de la parafarmacia, que es totalmente libre, es superior al de los medicamentos -se ha llegado a decir que las farmacias obtienen beneficios de hasta el 220% en la venta de algunos productos de parafarmacia lo l¨®gico ser¨ªa que, en libre competencia, el margen de los medicamentos tendiera a aumentar, hasta igualarse, como m¨ªnimo, al de la parafarmacia. El resultado, bajo esta hip¨®tesis que es mucho m¨¢s veros¨ªmil que la manejada por el TDC, es que las supuestas rentas monopol¨ªsticas ser¨ªan negativas y no positivas.
El TDC propone que se permitan los descuentos sobre los precios de venta de los medicamentos, actualmente prohibidos en la Ley del Medicamento. El paso siguiente ser¨ªa, l¨®gicamente, autorizar su publicidad, a fin de que el p¨²blico pudiera conocerlos. Aparte de que ambas propuestas son radicalmente contrarias al "uso racional del medicamento" recomendado por la OMS, es preciso se?alar que los descuentos que pudieran producirse ser¨ªan pr¨¢cticamente inalcanzables para aquellas personas que vivieran en zonas rurales y en las urbanas de menor capacidad de demanda, que bastante tendr¨ªan con tratar de no quedarse sin servicio farmac¨¦utico. No es casual, ni mucho menos, que los descuentos sobre los precios de los medicamentos de prescripci¨®n est¨¦n prohibidos expresamente en toda Europa.
Sin la posibilidad de efectuar descuentos, el propio TDC reconoce que la libertad de apertura llevar¨ªa a una proliferaci¨®n ineficiente de farmacias, que acabar¨ªa traduci¨¦ndose inevitablemente, tal como muestra la experiencia disponible, en aumentos en el margen comercial para restablecer la ganancia bruta de la farmacia y evitar el deterioro del servicio. Existe una relaci¨®n muy clara entre n¨²mero de farmacias y margen comercial que hace imposible aumentar el n¨²mero de farmacias y, simult¨¢neamente, reducir el margen comercial. Por ello, resulta penosa la utilizaci¨®n demag¨®gica que se est¨¢ haciendo de los farmac¨¦uticos en paro. Por otra parte, conviene se?alar que las regulaciones, actuales no est¨¢n impidiendo la apertura de nuevas farmacias. Desde 1985 a 1994 se han abierto 1.679 nuevas farmacias que suponen el 10%, aproximadamente, de las existentes en 1985. El crecimiento de la poblaci¨®n espa?ola en ese mismo periodo fue muy inferior.
Para prevenir la desaparici¨®n de la farmacia en las zonas rurales y en las urbanas de menor renta derivada de la eliminaci¨®n de las regulaciones actuales sobre establecimiento, el TDC propone que la Seguridad Social, que es el ¨²nico monopolio aut¨¦ntico que existe en el sector, utilice todo el poder que le proporciona su privilegiada posici¨®n para establecer condiciones diferenciadas de compra con las farmacias, de forma que el ahorro conseguido en unas permita subvencionar a otras, generando un sistema de subvenciones cruzadas entre las farmacias absolutamente intervencionista y aberrante, por mucho que se trate de colar como una propuesta liberalizadora.
La tesis del TDC de que la introducci¨®n de libre competencia entre las farmacias permitir¨ªa aumentar su n¨²mero, mejorar la calidad de servicio, reducir los precios de los medicamentos, v¨ªa descuentos, e incluso disminuir el gasto p¨²blico farmac¨¦utico, es insostenible por la sencilla raz¨®n de que los objetivos previstos son econ¨®micamente incompatibles entre s¨ª. Lo ¨²nico cierto en este asunto es que las propuestas del TDC llevar¨ªan inevitablemente a una ruptura radical del modelo actual, que sigue las pautas de todos los pa¨ªses europeos, para acercarle peligrosamente al modelo suramericano recientemente liberalizado (Chile, Per¨², Venezuela, Argentina, etc¨¦tera) que es un aut¨¦ntico desastre. El modelo espa?ol puede perfeccionarse, desde luego, pero no por donde dice el TDC.Gerardo Ortega y Ram¨®n Tamames son economistas y autores del informe encargado por los colegios farmac¨¦uticos.
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