El suicidio del poeta
No voy a improvisar un comentario a toda prisa. Prefiero copiar literalmente lo que anot¨¦ en mi diario el 14 de mayo de 1991. Volv¨ªa de entrevistar a Joseph Brodsky en su casa de Nueva York, una planta baja en el 44 de la calle Morton, en Greenwich Village."Brodsky ha estado cordial, ir¨®nico, nervioso, profundo, nost¨¢lgico y, finalmente, humano. Esto ¨²ltimo es lo que m¨¢s me convenci¨® al tratar el tema que le puse delante: la muerte. Deduje que su miedo a morir es lo que mueve su creatividad. Que la poes¨ªa es la forma de librarse de la desesperaci¨®n sin renunciar, por ello, a sus beneficios literarios. En el caso de Brodsky el miedo a morir era una anestesia local contra el dolor insoportable de la condici¨®n humana. El poeta, vino a decirme trajinando con un vaso de vino, excede con su hambre de inmortalidad cualquier l¨ªmite establecido por los dioses. Dios no existe. Existe la aspiraci¨®n, el deseo de infinitud. Nada m¨¢s".
"Abandon¨¦ su casa hora y media despu¨¦s de empezar la conversaci¨®n. La sala ya estaba en penumbra. Sin embargo no encendi¨® ninguna luz hasta que, de pronto, se dio cuenta de que no ve¨ªa por ning¨²n lado a su querido gato. Lo llam¨® con un grito angustiado. En ese grito hab¨ªa una desproporci¨®n extra?a. El gato lleg¨® arrastr¨¢ndose por el pasillo sobre montones de cartas abiertas. Sorteaba paquetes despanzurrados de libros. Parec¨ªa acostumbrado a estas maniobras. El tel¨¦f6no sonaba constantemente. Eran llamandas desde distintas partes del mundo pidi¨¦ndole cualquier cosa: un poema, unas cuartillas, una charla. Estas llamadas parec¨ªan tranquilizarle unos momentos. Le aliviaban alg¨²n dolor"."Brodsky fumaba sin parar. Estaba extraordinariamente agitado. En un momento de la entrevista, record¨® la muerte de su padre, enfermo del coraz¨®n. Habl¨® de c¨®mo preocupa la enfermedad de un padre a un hijo que anticipa enfermedades parecidas y presagia una muerte id¨¦ntica: 'Yo sufro esa angustia' -dijo tembloroso, balance¨¢ndose en su silla reclinable frente al escritorio-, sufro esa angustia porque ya he tenido tres infartos y llevo dos operaciones de coraz¨®n...' El poeta o se suicida o no es poeta".. Anot¨¦ solamente, a toda prisa y aquella misma noche lo que copio ahora aqu¨ª, palabra por palabra. En la entrevista publicada en este peri¨®dico el 26 de mayo del 91, Brodsky declaraba que, a su juicio, era inevitable un estado democr¨¢tico en la URSS, el pa¨ªs que le expuls¨® acus¨¢ndole de vago y maleante, t¨ªtulos que consideraba de la m¨¢xima distinci¨®n.
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