Incumbencia
El poder socialista afirma no sentirse incumbido por el procesamiento de Barrionuevo, dado que considera leg¨ªtimo incluirlo sin prejuicios en sus listas. Y al hacerlo presume que sus electores tampoco se sentir¨¢n incumbidos, confiando que carezcan de escr¨²pulos para votar al presunto inductor de una cuadrilla de linchadores. Esto demuestra la catadura moral que los socialistas atribuyen a sus votantes, trat¨¢ndolos m¨¢s como a s¨²bditos colaboracionistas que como a ciudadanos conscientes. ?Qu¨¦ coartada se busca, al transferir as¨ª su incumbencia los electores? ?Esperan nuestra complicidad solidaria o nuestro perd¨®n comprensivo? ?Acaso conf¨ªan en poder lavar su mala conciencia con ese vergonzante voto sucio?Objetivamente hablando, la inclusi¨®n de Barrionuevo en las listas electorales es an¨¢loga a la de: etarras como Yoldi en las de Herri Batasuna (si exceptuamos que los etarras se declaran orgullosos autores de sus cr¨ªmenes, cosa que todav¨ªa no han osado hacer los responsables ¨²ltimos de los GAL). Y a¨²n podr¨ªa llevarse m¨¢s all¨¢ el paralelo entre ETA y los GAL. En el caso Marey, que ha reabierto la trama, existe una zona oscura: ?por qu¨¦ se decidi¨® mantenerlo secuestrado, una vez descubierto el error? Dado que retenerlo ya no debilitaba a ETA, la decisi¨®n s¨®lo puede explicarse porque permit¨ªa reivindicar en p¨²blico la acci¨®n, por in¨²til que fuera continuarla.
Se trataba no de luchar contra ETA sino de coaccionar a la opini¨®n p¨²blica gala (a fin de forzarla a extraditar terroristas), y para eso igual serv¨ªa secuestrar a un etarra que a cualquier otra v¨ªctima ajena. As¨ª act¨²a tambi¨¦n ETA, cuando igual asesina polic¨ªas que casuales viandantes: lo que cuenta no es da?ar al enemigo sino coaccionar a la ciudadan¨ªa. Y ETA no libera a Aldaya por la misma raz¨®n que se retuvo a Marey: no importa que pueda pagar o no el precio de su rescate, pues lo ¨²nico que cuenta es mantenerlo como reh¨¦n a fin de seguir coaccionando a la opini¨®n p¨²blica vasca.?Es sim¨¦trico el terrorismo de ETA y el de los GAL? As¨ª les gusta que lo parezca a ciertos portavoces socialistas, cuando se quejan de que se trate peor a Vera y Barrionuevo que a los propios etarras, pues alegan en su defensa que s¨®lo se extralimitaron en las acciones a las que se vieron llevados para poder luchar con sus mismas armas contra los terroristas. Pero esta supuesta simetr¨ªa es falaz. La simetr¨ªa se dar¨ªa si, efectivamente, se tratase de una guerra abierta (en la que todo vale, hasta matar y tomar prisioneros) entre el Estado y otro poder soberano, extranjero e independiente. Pero eso mismo es lo que les gustar¨ªa hacer creer a ETA, que justifica sus cr¨ªmenes por su unilateral declaraci¨®n de guerra, formulada desde la inexistente independencia soberana que reivindica. Por lo tanto, aceptar la simetr¨ªa entre GAL y ETA, asumiendo la l¨®gica de la guerra, es lo mismo que reconocer las razones de ETA y su derecho a la independencia.
Pero no hay tal simetr¨ªa. No se trata de un enfrentamiento entre dos bandos equiparables, pues lo que les separa no es el campo de batalla sino la valla de la ley: de un lado, sus servidores, cuya funci¨®n es imponerla y hacerla respetar; y del otro sus infraciones, que adem¨¢s de desafiarla pretenden subvertirla y desautorizarla. Por lo tanto, ?c¨®mo creer comparables sus respectivas acciones criminales, por sim¨¦tricas que parezcan? Es cierto que tan muertas est¨¢n unas v¨ªctimas como las otras. Pero si un terrorista comete un crimen, s¨®lo est¨¢ cumpliendo el destino criminal que ha elegido como propio, mientras que si una autoridad p¨²blica comete un crimen, o autoriza que se cometa, no s¨®lo est¨¢ cometi¨¦ndolo sino que adem¨¢s est¨¢ destruyendo el imperio de la ley que constituye su ¨²nica raz¨®n de ser, con lo que sirve as¨ª a los mismos fines antilegales que los terroristas persiguen.
Fue Marx quien defini¨® la asimetr¨ªa de la ley: ?qui¨¦n vigila al vigilante? Algo que un socialista no debi¨® olvidar nunca.
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