Jos¨¦ Luis Candela, subdirector general de Cooperaci¨®n Cient¨ªfica
Decir que Jos¨¦ Luis Candela trabaj¨® a mis ¨®rdenes ser¨ªa una falsedad. Porque quien ordenaba en la Direcci¨®n General de Relaciones Culturales y Cient¨ªficas, en el sentido m¨¢s ecum¨¦nico del t¨¦rmino, era ¨¦l: siempre con iniciativas; a menudo osadas, a veces incluso quim¨¦ricas. Pero indefectiblemente llenas de la indeclinable voluntad de que Espa?a estuviera presente en todo momento en todas partes, siempre por encima -por si acaso- de la altura de las circunstancias.Se defin¨ªa a s¨ª mismo como levantino. Y eso daba a su manera de ejercer la diplomacia una agilidad, un juego de cintura notable, basado en el di¨¢logo frexible y en una enorme capacidad de compromiso. Le vi negociar los convenios m¨¢s diversos. Siempre con ¨¦xito. A veces tuve la impresi¨®n de que, al final de una ronda agotadora, sus contrapartes no ten¨ªan excesiva idea de si sal¨ªan ganando o perdiendo. Pero Jos¨¦ Luis Candela los tranquilizaba con su saber hacer, con el inteligente se?or¨ªo que emanaba de todos y cada uno de sus gestos, de sus locuaces gui?os.
Diplom¨¢tico -por encima de todo- moderno, supo ver que las coordenadas de la diplomacia pasar¨¢n, en un pr¨®ximo futuro, por una serie de nuevos campos que ¨¦l explor¨® con tanta valent¨ªa como generosidad intelectual. Fascinado, por ejemplo, por la diplomacia medioambiental, estuvo en todos los campos de batalla -biodiversidad, cambio clim¨¢tico, desertizaci¨®n- que emanaron de la Cumbre de R¨ªo. Tal era su compenetraci¨®n con la cuesti¨®n que en 1992 se fue con Javier Solana -entonces ministro de Educaci¨®n- a recibir el a?o nuevo en la mism¨ªsima Ant¨¢rtida, por cuyo status- cient¨ªfico hab¨ªa guerreado incansablemente.
En definitiva, luch¨® por el mejor futuro de todos, el m¨¢s bello objetivo de una carrera diplom¨¢tica.- Director general de Relaciones Culturales de Asuntos Exteriores.
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