Violencia en las aulas
Hace diez a?os ya se hablaba en Estados Unidos de la violencia juvenil en los barrios, del creciente abstencionismo escolar, del tr¨¢fico de drogas en torno a las escuelas. No se hablaba, sin embargo, todav¨ªa de muchas navajas en las aulas, de armas de fuego en los recreos y de linchamientos de profesores en los retretes. Tampoco de muertos con los libros bajo el brazo. Algo parecido ha venido a suceder en Francia con un retraso de cinco o seis a?os. Todav¨ªa hace poco la Inspecci¨®n General de la educaci¨®n nacional francesa informaba que la violencia dentro de los recintos se hallaba "correctamente controlada". Nada m¨¢s lejos de la realidad seg¨²n la polic¨ªa, los profesores y los alumnos de los liceos. La violencia adolescente que ha cundido en los los a?os noventa no se ha detenido en las tapias de las escuelas. Existe, s¨ª, una ley del silencio que ha venido ocultando el fen¨®meno a la sociedad y que ahora estalla aparatosamente.La multiplicaci¨®n de incidentes a lo ancho de Francia en apenas unas semanas ha llevado a suspender los cursos en varios colegios y liceos profesionales y, como consecuencia, a ponderar la magnitud del fen¨®meno. Alumnos asaltados por otras bandas de alumnos, profesores amenazados o heridos, instalaciones destru¨ªdas. Los actos delictivos en el ¨¢mbito de las aulas ha crecido en un 60% en el periodo de los dos ¨²ltimos a?os. Robos, incendios, chantajes, agresiones f¨ªsicas. Los profesores franceses de un creciente n¨²mero de escuelas p¨²blicas est¨¢n desmoralizados y atemorizados. Unas veces no denuncian los ataques que sufren por evitar la humillaci¨®n, otras por miedo a las represalias. Francia es el ¨²nico pa¨ªs de Europa que cuenta con un servicio psiqui¨¢trico especializado para el personal escolar y en los ¨²ltimos tiempos ha detectado un incremento de profesores psicol¨®gicamente traumatizados.
Pese a que la mayor parte de las agresiones que sufren los ense?antes se silencian, en 1994 se registraron m¨¢s de cuarenta casos. No se diga ya de las palizas que se intercambian los alumnos entre s¨ª, que en ciertos casos han costado la vida a alguno. El ambiente de criminalidad es de un grado tal que los actos censados de peque?os chantajes (rackets) entre estudiantes han pasado de 629 en 1990 a 1.142 en 1994. Unas veces el chantaje se refiere a evitar un chivatazo, pero otras a impedir que un chico de un determinado grupo acuda a clase.
En Estados Unidos el absentismo escolar en las high schools en el centro de las grandes ciudades llegaba a ser de un 40% de los d¨ªas lectivos. Pero en Estados Unidos el desorden ha llegado al punto cr¨ªtico de hacer instalar detectores de metales en las puertas de acceso a las escuelas.
?Qu¨¦ sucede entretanto en Espa?a? La respuesta es muy diferente si se pregunta a las instituciones pol¨ªticas o si se interroga a los estudiantes de Formaci¨®n Profesional. Para las instituciones pol¨ªticas gozamos en general de una atm¨®sfera pac¨ªfica y responsable. No se oir¨¢ a un candidato que hable de la ense?anza y sus problemas. Basta sin embargo consultar lo que ocurre entre el alumnado de FP o de BUP en centros perif¨¦ricos, para constatar que el fen¨®meno franc¨¦s, europeo, norteamericano, no se detiene en nuestros lindes fronterizos ni se limita a la calle de los viernes o los s¨¢bados por la noche.
En Espa?a tambi¨¦n empujan a los profesores escaleras abajo, les insultan, les lanzan piedras o les queman los coches. En las escuelas hay peleas con arma blanca y en alg¨²n caso se han visto pistolas. No, es dif¨ªcil hacerse con estos datos. En los institutos se roba dinero y zamarras y relojes. En la ense?anza media espa?ola cada mes que pasa aumenta el n¨²mero de horas que se falta a clase, se incrementa el descontrol y el riesgo de ser asaltado. El fen¨®meno no ha alcanzado la magnitud de Francia, pero hace tiempo que se encuentra aqu¨ª entre el mayor de los silencios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Rectores
- Tr¨¢fico ilegal
- Chantajes
- Opini¨®n
- Agresiones f¨ªsicas
- J¨®venes
- Adolescencia
- Extorsiones
- Estudiantes
- Juventud
- Sobornos
- Institutos
- Integridad personal
- Comunidad educativa
- Delitos econ¨®micos
- Universidad
- Estados Unidos
- Francia
- Centros educativos
- Europa occidental
- Educaci¨®n superior
- Violencia
- Sucesos
- Sistema educativo
- Delitos