Habichuela en el par¨¢iso

Granada fue una fiesta, el comienzo de la fiesta. 4.000-5.000 personas se encargaron de caldear con su entusiasmo Un recinto tan desangelado como el palacio deportivo, y en una noche exterior fr¨ªa sin contemplaciones. Juan Habichuela, que nunca ha sido un hombre muy dado a excesos verbales, vive estas jornadas en un para¨ªso de afectos m¨²ltiples e intensos, que han llegado de todas partes para estar junto a ¨¦l.Por supuesto que no todos son artistas del mismo nivel de calidad, pero tampoco vamos a plantear una cr¨ªtica al uso cuando todos ellos han acudido a Granada desinteresadamente para homenajear al compa?ero y amigo. Pero se?alaremos algunos aspectos sobresalientes.

Mucha presencia granadina, que cop¨® el baile: Mariquilla con sus alumnos y Manolete, quien hizo su farruca con sobriedad y elegancia ejemplares. En el cante, Luis El Polaco, uno de los grandes triunfadorers de la noche, y en el toque los hermanos Cort¨¦s, siempre efectivos y convincentes.

De Madrid llegaron los Losada's, una familia de gitanos poco conocida en Andaluc¨ªa pero que est¨¢n haciendo una m¨²sica moderna e impregnada de brillantez. Y de Madrid vino tambi¨¦n Carmen Linares, cuya taranta es siempre una pugna de belleza suprema. Antes hab¨ªa cantado, magn¨ªficamente por soleares, su paisana la jaenera Rosario L¨®pez.

De Sevilla lleg¨® una aut¨¦ntica plana mayor de cantaores y guitarristas: Chano Lobato, impagable en sus aires festeros; Manuel Mairena, con las pol¨¦micas soleares de Charamusco; Calixto S¨¢nchez, siempre brillante; Chiquetete, que no ha sido olvidado por los flamencos; y las guitarras espl¨¦ndidas de Franco y Carri¨®n.

C¨®rdoba estuvo representada por El Pele, cuya voz sigue siendo un prodigio de musicalidad y belleza. Jerez tuvo a la guitarra de Mora¨ªto Chico como embajadora excepcional. De M¨¢laga estuvo la presencia simp¨¢tica del festero Tiriri... Y la fiesta contin¨²a.