Un juez afirma que nadie tiene derecho a indemnizaci¨®n por la muerte de un mendigo
S¨®lo el accidentado era el "perjudicado" por el abandono de todos, dice la resoluci¨®n
Un juez ha acordado que "no existe persorna o personas a las que otorgar la condici¨®n de perjudicados" para reclamar indemnizaci¨®n por el fallecimiento de un mendigo que fue atropellado por un veh¨ªculo, ya que "no hay otro perjudicado que el propio" mendigo, dada la situaci¨®n de abandono en que se encontraba. La resoluci¨®n, contra la que no cabe recurso, sienta un precedente ins¨®lito, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas. Un familiar y un sacerdote que conoc¨ªan a la v¨ªctima, confirmaron ayer el abandono en que se encontraba.
El origen de este caso fue la muerte de Modesto Postigo Romero, un mendigo de 29 a?os que "viv¨ªa solo y en estado de absoluto abandono y descuido en una casamata" de M¨¢laga, seg¨²n la resoluci¨®n judicial. En la madrugada del 2 de julio de 1995 cruz¨®, "s¨²bita y sorpresivamente" la autov¨ªa e intercept¨® la trayectoria de un turismo, cuyo conductor no pudo evitar atropellar y causar la muerte de Modesto.Seg¨²n la ley de Uso y Circulaci¨®n de Veh¨ªculos de Motor, cuando un juez, como en este caso, declare que no hubo responsabilidad penal en un accidente de tr¨¢fico, deber¨¢ determinar la cantidad m¨¢xima reclamable como responsabilidad civil. El juez Jos¨¦ Manuel Ruiz Fern¨¢ndez resolvi¨® que no ha lugar a "se?alar cantidad alguna que pueda reclamarse en la v¨ªa ejecutiva por raz¨®n de la muerte" del mendigo.
Reflexiones humanistas
Los razonamientos en los que bas¨® el juez su decisi¨®n contienen reflexiones humanistas no habituales en las resoluciones judiciales. Entiende el juez que s¨®lo Modesto "ten¨ªa derecho a sentirse perjudicado por su situaci¨®n de abandono, por el descuido de que todos le hicimos objeto". Lo explica as¨ª: "Y todos somos las instituciones que descuidamos su estado y necesidades ( ... ), los ciudadanos que contempl¨¢bamos, impasibles, su perenne presencia, encaramado a alguna tapia o acuclillado junto a cualesquiera de las esquinas de las calles de El Palo; o los que le hac¨ªan objeto de continuas burlas".
La resoluci¨®n se?ala que Modesto "hizo honor" a su nombre y se despidi¨® "sin causar da?o a nadie". Resalta que "si a nadie import¨® c¨®mo viv¨ªa, si nadie se molest¨® por ¨¦l, si nadie le acogi¨®, ni le ampar¨®, ?qui¨¦n puede considerarse perjudicado por su muerte?". Por el contrario, el juez afirma: "La justicia (con min¨²scula), que nada hizo por t¨ª en vida, s¨®lo puede, ahora que ya no vives, otorgarte la dignidad de que nadie pueda enriquecerse a tu costa, a?adiendo una burla sangrienta m¨¢s a las que ya padeciste en esta vida".
Dolores Postigo se desentendi¨® de su sobrino Modesto hace ocho a?os, despu¨¦s de que ¨¦ste prendiera fuego a su casa durante una crisis. As¨ª lo explic¨® ayer: "Ese d¨ªa yo tir¨¦ la toalla, decid¨ª que no pod¨ªa hacer nada por ¨¦l y se lo dije. La verdad es que el pobre no volvi¨® a molestarme nunca m¨¢s".
Modesto hab¨ªa vivido en su casa desde la muerte de sus padres. Se hab¨ªa metido en la droga a los 14 a?os. "Hasta entonces era un ni?o completamente normal, y guap¨ªsimo", dice Postigo. Finalmente, despu¨¦s de muchos a?os de sufrimiento, decidi¨® echarlo de su casa. Modesto se fue entonces a vivir a la casa heredada de sus padres.
Antonio Mart¨ªn, cura de la parroquia Corpus Christi de Pedregalejo, fue desde entonces una de las personas que le sigui¨® m¨¢s de cerca. "En la parroquia le d¨¢bamos vales para que recogiera comida del supermercado y est¨¢bamos atentos para avisar al sanatorio cuando se met¨ªa en un l¨ªo".
Durante una crisis, Modesto se meti¨® en una pelea callejera que le cost¨® seis meses de c¨¢rcel. Ferm¨ªn Mayoral, psiquiatra del Hospital Civil de M¨¢laga, trat¨® in¨²tilmente de que Modesto fuera considerado un enfermo y se librara de la condena, pero fue en vano. Tuvo que cumplirla.
"Cuando volvi¨® de la c¨¢rcel estaba peor que nunca. Despu¨¦s de eso lo volvieron a detener much¨ªsimas veces. Precisamente el d¨ªa antes de que lo atropellaran lo hab¨ªan detenido porque estaba toreando coches en la autov¨ªa. Lo detuvieron y lo soltaron otra vez". Al final, Modesto muri¨® s¨®lo. "Lo perdimos entre todos", se lamenta Mart¨ªn. Su t¨ªa se consuela repitiendo sin parar que "por lo menos, est¨¢ descansando". Asegura que ella nunca ha reclamado nada por la muerte de su sobrino. "Ni la casa la quiero, no quiero nada, s¨®lo que me dejen en paz de una vez".
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