La ense?anza p¨²blica y la LOGSE
En los ¨²ltimos a?os la mayor parte de las ocasiones en que se utilizan los medios de comunicaci¨®n para opinar sobre la ense?anza lo hacemos profesores (de secundaria, generalmente), quienes mostramos nuestros temores a lo que se nos avecina (La LOGSE, el futuro de la red p¨²blica, etc¨¦tera), mezclando cuestiones diversas y, a mi entender, de diferente consideraci¨®n. De igual forma lo plantean otros sectores (as¨ª, asociaciones de padres, estudiantes, partidos pol¨ªticos, etc¨¦tera), sin que se vislumbre un acercamiento para unos m¨ªnimos acuerdos. Por esto, convendr¨ªa volver a insistir en algunos puntos.La aspiraci¨®n primera parece ser, para todos, la calidad de la ense?anza., Ahora bien, para conseguirla hay que involucrarse (padres, instituciones oficiales ... ) y no creer que un profesor cualificado con treinta o cuarenta alumnos en un aula con poco m¨¢s que una pizarra lo soluciona. La calidad requiere financiaci¨®n (porque hay que ofrecer una variedad de materias, sobre todo, pr¨¢cticas), y libertad (de c¨¢tedra, y porque no todos los alumnos son iguales con la misma edad), por lo que s¨®lo la puede asumir, costear y garantizar la ense?anza: p¨²blica, modificando los criterios vigentes que haga falta (por ejemplo, la condici¨®n de funcionario o la elecci¨®n de centro por el alumno), pero sin hacer creer que en la ense?anza lo privado es lo mejor (los uniformes militares, ideol¨®gicos o religiosos nunca han garantizado el car¨¢cter democr¨¢tico de la educaci¨®n).Otra aspiraci¨®n, todav¨ªa, de la sociedad espa?ola es la ampliaci¨®n de la escolaridad obligatoria hasta los diecis¨¦is a?os. Es leg¨ªtimo que la sociedad lo demande y los sectores educativos lo ejecuten. Pero de la misma manera que pagamos un ej¨¦rcito y le proporcionamos armas y medios para que sea eficaz y nos defienda (a pocos se les ocurre privatizarlo aunque hoy existan numerosas empresas de seguridad, o usarlo contra nosotros), el sistema educativo debe ser apropiado a las necesidades y exigencias actuales (por ejemplo, eliminar la opci¨®n "el alumno con poco nivel a la Formaci¨®n profesional y el alumno mejor al bachillerato", pero sin que ello suponga proponerse igualar a los que, por los motivos que sean -sociales, culturales, etc¨¦tera- parten de una desigualdad). Y ello significa ampliar la oferta educativa y, en definitiva, gastar m¨¢s de lo que se hace y se tiene previsto por cualquiera de los partidos pol¨ªticos con posibilidad de gobernar tanto en las autonom¨ªas con competencias como en la Administraci¨®n central.
A continuaci¨®n es cuando podr¨ªamos debatir otros aspectos de la LOGSE: la duraci¨®n de la ESO y del bachillerato; el grado de preparaci¨®n o nivel de los alumnos del nuevo sistema frente a los del BUP ; la famosa selectividad, el trato diferente (de favor, se entiende) que, seg¨²n parece, reciben los centros que anticipan la reforma en lo relativo a presupuestos para su funcionamiento y medios materiales; y la llamada Ley Pertierra, y etc¨¦tera, etc¨¦tera.
Y a todo ello le podemos unir lo que queramos comenzando por la propia finalidad del sistema educativo en la sociedad actual. Por donde se quiera, pero sin perder de vista que el debate no deber¨ªa hacernos c¨®mplices del debilitamiento de la ense?anza p¨²blica, algo que todav¨ªa no se defiende abiertamente, pero que algunos podr¨ªan estar. alentando consciente o inconscientemente. Y las. consecuencias de ese debilitamiento (siendo optimistas no queremos pensar a¨²n en su aniquilaci¨®n) a nadie se le escapa que pueden ser irreversibles.Manuel P¨¦rez Martos es director del instituto de educaci¨®n secundaria Alta Axarqu¨ªa de Periana (M¨¢laga).
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