Mijatovic fulmina al Sevilla

Explot¨® Mijatovic y el Sevilla cay¨® fulminado de la Copa. El montenegrino en estado de gracia es imparable y m¨¢s en un equipo al que Luis ha dotado de orden, ambici¨®n y car¨¢cter. El Sevilla no fue en absoluto un conjunto moribundo. Ofreci¨® un aspecto m¨¢s saludable que en su visita liguera, pero esta vez se hall¨® con un Valencia implacable. El sue?o de Aragon¨¦s, su tercer t¨ªtulo de Copa como t¨¦cnico, sigue vivo. El Valencia pasa a semifinales, mientras la hinchada coreaba sus deseos de volver a Madrid."Si sacamos el pecho, nos lo parten", hab¨ªa advertido Esp¨¢rrago. Y, efectivamente, el Sevilla no es que sacara pecho, pero lo ten¨ªa muy bien protegido, bajo una coraza de defensas expeditivos y organizados. El ariete Monchu, en posiciones de medio centro, se bat¨ªa el cobre con un extraordinario Mazinho y serv¨ªa de palanca para lanzar a su equipo.

Con el paso del tiempo, sin embargo, el partido fue cayendo del lado que m¨¢s pesa en estos momentos, el Valencia. La grieta sevillista la provoc¨® Mendieta, un lateral que crece a cada instante.

Mijatovic, subyugado hasta entonces por la contundencia sevillista, firm¨® con la cabeza el despegue del equipo local. Curiosamente, uno de los pocos puntos flacos del monetenegrino, el golpeo de cabeza, le est¨¢ proporcionando abundantes goles. Aquellos fueron momentos de avalancha valencianista.

El descanso y los cambios (Petkovic y Estebaranz) devolvieron la vida a los andaluces. Era un equipo de mejores relaciones con el bal¨®n. Tanto Petkovic como Estebaranz multiplicaron el trabajo de Engonga, que se converti¨®, junto a Mijatovic, en el h¨¦roe de la noche. Con la chistera de Luis, el c¨¢ntabro Engonga, un jugador que lleg¨® demasiado tarde a la m¨¢xima categor¨ªa, ha explotado en la posici¨®n de libre, en la que jam¨¢s hab¨ªa jugado. Su depurada t¨¦cnica y su amplio conocimiento del juego le han convertido en un futbolista de enorme peso.

El partido alcanzaba momentos de gran ritmo al tiempo que el Sevilla descubr¨ªa el tal¨®n de Aquiles del Valencia: los c¨®rners. Sin embargo, el bal¨®n sigui¨® perteneciendo al Valencia, al pie imantado de Mazinho y al incansable Mendieta. Despu¨¦s volvi¨® a surgir Mijatovic y el estadio cay¨® rendido a sus pies. Una vez m¨¢s, ¨¦l marc¨® la direcci¨®n del partido y sentenci¨® al rival.