Pocas opciones de cambio en la pol¨ªt¨ªca exterior
La pol¨ªtica exterior espa?ola es tal vez el ¨¢rea de gobierno donde menos modificaciones se avecinan, incluso aunque se produzca un cambio de inquilino en la Moncloa. Los grandes campos de actuaci¨®n para los pr¨®ximos a?os se centran en la Uni¨®n Europea y las consecuencias de su futura ampliaci¨®n, las relaciones con las naciones latinoamericanas y la pol¨ªtica hacia los pa¨ªses del Magreb y, m¨¢s concretamente, Marruecos. Otro cap¨ªtulo importante lo constituir¨¢ la cooperaci¨®n internacional, tras el intenso movimiento ciudadano en favor de que los presupuestos del Estado dediquen un 0,7% para ayudas al Tercer Mundo. En todo ello no parece que se vaya a producir ninguna ruptura con las actuaciones desarrolladas hasta ahora. S¨®lo Izquierda Unida mantiene posiciones muy diferenciadas. Pero no se atisba la posibilidad de aplicarlas.
El 6 de noviembre pasado, en el avi¨®n de la fuerza a¨¦rea en el que regresaba a Madrid desde Israel tras asistir al entierro de Isaac Rabin en Jerusal¨¦n, Felipe Gonz¨¢lez quebr¨® la tradici¨®n y charl¨® de forma distendida con los pocos periodistas que viajaban a bordo. "No van a cambiar nada", dijo comentando lo que ser¨ªa la pol¨ªtica exterior de un Gobierno del Partido Popular. Todo lo m¨¢s, sobre Cuba o Gibraltar podr¨ªan observarse matices, admiti¨®.La pol¨ªtica exterior de los Gobiernos socialistas ha sido, para casi todos, un ¨¦xito. Si se except¨²a Izquierda Unida (IU), casi nadie lo pone en tela de juicio. Incluso el propio presidente del PP, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, lo reconoci¨® a su manera el 20 de diciembre cuando afirm¨® en el Congreso que Gonz¨¢lez ha sido un buen presidente europeo, pero un mal presidente de Espa?a.
Claro est¨¢ que los populares, sobre todo su sector democristiano, consideran que, una vez en el poder, el PSOE ha desarrollado b¨¢sicamente una pol¨ªtica exterior dise?ada, aunque de forma embrionaria, por la UCD.Lo cierto es que las cuatro legislaturas socialistas han colocado a Espa?a en primera fila entre los pa¨ªses europeos. En v¨ªsperas de las elecciones legislativas de 1993, el prestigioso semanario brit¨¢nico The Economist escribi¨® incluso que Espa?a gozaba de mayor peso en la Comunidad Europea que Italia, un pa¨ªs con el tercer PIB (producto interior bruto) de Europa.
Ni siquiera cuando los esc¨¢ndalos han golpeado al Ejecutivo socialista y su estabilidad se ha visto puesta en peligro ha resultado mermada su capacidad de actuaci¨®n exterior. Prueba de ello ha sido la presidencia de la Uni¨®n Europea, que ejerci¨® en el segundo semestre del a?o pasado y que ha recibido elogios un¨¢nimes.
El sobrepeso logrado con relaci¨®n a su dimensi¨®n econ¨®mica se debe a una conjunci¨®n de factores entre los que el carisma de Gonz¨¢lez y su dominio de la pol¨ªtica internacional desempe?an un papel destacado. Desde su ingreso en la Comunidad, en 1986, hasta los Juegos Ol¨ªmpicos 1992, Espa?a fue un pa¨ªs de moda en el mundo.
La moda, sin embargo, ha pasado y Gonz¨¢lez corre el riesgo de perder el poder cuando deb¨ªa enfrentarse al que considera el mayor reto de su pol¨ªtica exterior: el ingreso de Espa?a en la moneda ¨²nica en 1999 junto con una avanzadilla de pa¨ªses europeos. El propio Gonz¨¢lez lo sostiene: la moneda ¨²nica es no s¨®lo un objetivo econ¨®mico, sino pol¨ªtico, pero, a pesar de las declaraciones apaciguadoras de varios miembros del actual Gobierno, Espa?a tiene escasas posibilidades de llegar a tiempo a esa meta. Si no se cambian los plazos de introducci¨®n del euro, Gonz¨¢lez habr¨¢ perdido de antemano su ¨²ltimo gran desaf¨ªo.
Marisa de la Muela Inspectora de Trabajo
A¨²n recuerda el viaje que, en septiembre de 1975, hizo por un sur de Francia repleto de pintadas antifranquistas. "?Qu¨¦ camino recorrido desde entonces, cuando ¨¦ramos vistos como unos b¨¢rbaros! En los 15 ¨²ltimos a?os nos hemos quitado de encima buena parte de los t¨®picos a¨²n difundidos por los viajeros rom¨¢nticos del siglo XIX y acrecentados por la guerra civil". Marisa de la Muela, de 36 a?os, inspectora de Trabajo en M¨¢laga, dice que ahora por ah¨ª fuera ya ven a los espa?oles un poco m¨¢s parecidos a ellos. "Esto no es s¨®lo m¨¦rito del Gobierno" dice, "sino de un profundo cambio socioecon¨®mico".Pero, seg¨²n ella, la idea de Espa?a ha quedado algo empa?ada por los esc¨¢ndalos. "Sospecho que fuera todos estos sucesos llaman menos la atenci¨®n. Somos una democracia novata y nos rasgarnos las vestiduras con facilidad".
Elena Garrigues Vicepresidenta de Finanzas Corporativas
Elena Garrigues, de 36 a?os, asegura que hasta 1992 la imagen de Espa?a en el exterior era excelente; incluso se consideraba un pa¨ªs de referencia. "La transici¨®n y posterior desarrollo econ¨®mico sirvieron de modelo. Est¨¢bamos de actualidad". Pero la vicepresdenta de Finanzas Corporativas sostiene que toda moda es ef¨ªmera si no hay una buena campa?a de imagen. "En Espa?a, esa cuesti¨®n nunca se abord¨® seriamente" dice. "Gastamos poco en promocionarnos (alrededor de un 10% de lo que hacen pa¨ªses de nuestro ¨¢mbito) y se paga cuando surgen problemas internos. La prensa internacional ofrece titulares sobre Espa?a que s¨®lo se refieren a hechos negativos como la corrupci¨®n, el terrorismo o el desempleo. Y dado que muchos inversores adoptan decisiones bas¨¢ndose tambi¨¦n en la imagen, pagamos el precio por descuidar la nuestra".
Carmen Anglada Empleada de Caixa Catalunya
Carmen Anglada, de 36 a?os, empleada de Caixa Catalunya en Barcelona, cree que en la mayor parte del planeta no se conoce a Espa?a, sobre todo en Asia, el continente en auge. "Y en las zonas donde s¨ª saben algo se rigen por los t¨®picos. Quienes han hecho el esfuerzo de ir m¨¢s lejos s¨ª han percibido una buena imagen, la de un pa¨ªs moderno y din¨¢mico, aunque ¨²ltimamente algo salpicado por esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, y nos comparan a veces indebidamente con el sur de Italia o Venezuela. Globalmente, sin embargo, la idea de Espa?a en el mundo ha ido mejorando, primero con la democracia, despu¨¦s con la buena racha econ¨®mica de los ochenta y, por ¨²ltimo, con los Juegos Ol¨ªmpicos y la presidencia de la UE, aunque a los ¨¦xitos diplom¨¢ticos s¨®lo sean sensibles las ¨¦lites"."Pero de todo esto", concluye Anglada, "no se obtiene gran provecho".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Pol¨ªtica nacional
- Elecciones Generales 1996
- 0,7 pib
- Tercer mundo
- Programas electorales
- Diplomacia
- Campa?as electorales
- Ayuda econ¨®mica
- CiU
- Cuba
- Conflictos diplom¨¢ticos
- EAJ-PNV
- Marruecos
- PSOE
- Cooperaci¨®n y desarrollo
- Elecciones Generales
- Caribe
- Izquierda Unida
- Geopol¨ªtica
- PP
- Magreb
- Relaciones internacionales
- Reino Unido
- Pol¨ªtica exterior
- Partidos pol¨ªticos