Las ONG
Recuerdo que, en 1977, un amigo belga, me habl¨® por primera vez del nacimiento de las ONG. Lo hizo con mucho entusiasmo. Era la soluci¨®n ideal para ayudar a los pa¨ªses del Tercer Mundo a causa del creciente desprestigio de las cooperaciones bilaterales y malversaciones. Creo que hasta logr¨® convencerme. Hoy d¨ªa dudo de que pueda tener el mismo lenguaje.Debo reconocer que muchos siguen "mitificando" las ONG como el non plus ultra de la cooperaci¨®n internacional. Muchos pretenden ver en las ONG la mejor prueba de entrega, altruismo, con su aureola de "santidad a la moda de hoy". Algunas personas, al o¨ªr alguna cr¨ªtica a las ONG, se ponen nerviosas, agresivas. Las ONG se presentan a veces como nuestro "¨ªdolo" o nuestro "amuleto" para ahuyentar nuestros miedos de una colaboraci¨®n internacional que hace aguas por todas partes.
He visto c¨®mo algunos africanos miraban algunas ONG con sus fabulosos coches todoterreno y sus largas antenas "para comunicarse con todo el mundo", y sus maletines donde guardan ese maravilloso ordenador... Me hac¨ªan recordar aquella famosa pel¨ªcula de Juan Antonio Bardem Bienvenido, mister Marshall. Por pudor me guard¨¦ mi sonrisa. Pero vayamos al grano. Desde el mundo tercermundista. al que intento acercarme, ?qu¨¦ es lo que no me gusta en ciertas ONG?
El sistema imperialista de la ayuda internacional. Que el Mercado Com¨²n Europeo, encargado de distribuir tantas ayudas, siga reconociendo casi exclusivamente las ONG europeas es una ofensa humillante a los pa¨ªses pobres. "Ayudamos a los africanos, pero el dinero lo gestionamos nosotros", afirmaba una se?ora muy altruista en una reuni¨®n en Madrid. Creo que esta injerencia en nombre de la pobreza tiene cierto olor a racismo. Otra persona me hablaba de la carencia de profesionales africanos a la hora de llevar un proyecto a cabo. ?Pero qu¨¦ tipo de "profesional para resolver los problemas africanos" es el europeo que nunca ha convivido con ellos y que ni siquiera conoce su lengua? En situaciones conflictivas, este protagonismo europeo puede ser catastr¨®fico. Ciertas actuaciones torcidas de "estos profesionales" han servido a veces para atizar los odios m¨¢s que para apaciguarlos.
Mi opini¨®n: mientras las ONG europeas no trabajen codo a codo con ONG africanas, desde unos principios ¨¦ticos y responsables de cooperaci¨®n, tanto en la totalidad de la gesti¨®n como organizaci¨®n de los proyectos, las ONG f¨¢cilmente desembocar¨¢n en una nueva forma de colonialismo.
Paolo Freire ha escrito: "Los caminos de liberaci¨®n son los del oprimido que se libera". Apartar a los oprimidos de sus leg¨ªtimas responsabilidades, bajo pretexto que "el dinero es nuestro", es una manera m¨¢s de infantilizarlos.-
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