Schengen y ETA

EL PARLAMENTO Europeo ha dado pleno respaldo a las tesis espa?olas en el contencioso que enfrenta a Espa?a y B¨¦lgica por la negativa de Bruselas a conceder la extradici¨®n de dos presuntos colaboradores de ETA. En una resoluci¨®n aprobada el jueves por abrumadora mayor¨ªa, los eurodiputados reclaman lo que viene exigiendo el Gobierno espa?ol, desde hace meses. Que se unifiquen las legislaciones nacionales de modo que no pueda repetirse un conflicto que a estas alturas resulta disparatado entre socios en la Uni¨®n Europea, como es la protecci¨®n efectiva en uno de estos pa¨ªses a dos fugitivos acusados en otro de colaborar con bandas de asesinos.Es una resoluci¨®n perfectamente respetuosa con el poder judicial. Un texto que no tiene como objetivo presionar al Consejo de Estado belga para que conceda las extradiciones, sino al Gobierno de ese pa¨ªs para que su legislaci¨®n no permita lecturas restrictivas del Convenio Europeo contra el Terrorismo como la que acaba de hacer el supremo ¨®rgano judicial de B¨¦lgica, al llegar a esta rocambolesca decisi¨®n.

La votaci¨®n de Estrasburgo ha puesto de relieve al mismo tiempo algunas conductas dificilmente explicables. Por ejemplo, el peligroso equilibrio del PNV, cuyo representante se abstuvo, escud¨¢ndose de forma confusa ora en el respeto a la separaci¨®n de poderes, ora en la falta de diligencia espa?ola durante la presidencia de la UE para unificar el espacio judicial europeo. Siempre hay una excusa para quien desea poner una vela a Dios y otra al diablo, a pesar de que la v¨ªa de las extradiciones entre pa¨ªses socios de la UE sea la m¨¢s legal y la m¨¢s l¨®gica de las imaginables.

Todo ello ha confirmado tambi¨¦n la peculiar visi¨®n que desde B¨¦lgica todav¨ªa tienen algunos sobre el problema del terrorismo vasco. Los diputados franc¨®fonos belgas han votado a favor del texto propuesto. Los diputados flamencos lo han hecho en contra o se han abstenido, con la excepci¨®n del l¨ªder del Partido Popular Europeo, Wilfried Martens. As¨ª, el nacionalismo flamenco ha optado por confundir las simpat¨ªas que le inspiran movimientos an¨¢logos de otros pa¨ªses con el auxilio a una pandilla de asesinos.

No debe irritar m¨¢s de lo imprescindible que ciertos nacionalismos tengan una visi¨®n tan equivocada del presente. Pero la construcci¨®n de la Europa unida tiene uno de sus fundamentos en la prioridad incondicional de la solidaridad de las democracias contra sus enemigos, por encima de supuestos o reales agravios de siglos pasados y romanticismos etnicistas decimon¨®nicos, que minan la seguridad com¨²n y generan desconfianza mutua.

La cooperaci¨®n policial establecida en el acuerdo de Schengen tiene que funcionar porque sin su operatividad, una de las principales apuestas de la Europa unida fracasar¨ªa. Por eso no tiene sentido que Espa?a imite ahora la muy criticable postura francesa de suspender siquiera parcialmente su aplicaci¨®n. No tiene por qu¨¦ buscar ahora, como sugieren nuestros m¨¢s histri¨®nicos patriotas, represalias contra B¨¦lgica.

Debe insistir en que todos sus socios le apoyen en su leg¨ªtima exigencia de que presuntos delincuentes de cualquier pa¨ªs de la UE sean perseguidos con la misma firmeza en todos ellos. Es en esta apuesta en la que Espa?a debe dar y ganar esta batalla democr¨¢tica.