Farsa unipersonal

LA DEMOCRACIA no se improvisa, y las dificultades para instituirla en Estados sin experiencia en la misma son evidentes. Por eso, la comunidad internacional suele aceptar con condescendencia irregularidades menores en el desarrolllo de las campa?as y en los propios comicios cuando no afectan sustancialmente al resultado de los mismos. Pero los preparativos de las elecciones del pr¨®ximo domingo en Guinea Ecuatorial son una demostraci¨®n tan inequ¨ªvoca de la voluntad de fraude del presidente Teodoro Obiang que los cuatro candidatos de la oposici¨®n a su cargo han decidido retirarse de las mismas. Con raz¨®n. En las condiciones impuestas por el r¨¦gimen de Obiang, sus candidaturas s¨®lo confer¨ªan una credibilidad a la consulta que ¨¦sta, sin duda, no merece.As¨ª las cosas, Obiang gobernar¨¢ tras el domingo con la misma legitimidad que hoy, que es ninguna. La arrogancia del dictador queda patente por sus advertencias a la oposici¨®n recordando que estas elecciones ser¨¢n las ¨²ltimas con voto secreto y que en las siguientes los electores habr¨¢n de declarar el sentido de su voto a los directores de los colegios ' electorales. Todo ser¨ªa una broma de mal gusto si no fuera porque Obiang juega con la vida y la libertad del pueblo guineano. Habr¨¢ que esperar de nuevo, mantener la presi¨®n diplom¨¢tica y econ¨®mica de Espa?a, la U? y EE UU sobre este bien conocido dictador, y apostar porque alg¨²n d¨ªa los guineanos tengan elecciones libres de verdad y no farsas unipersonales como la del domingo.