Los nuevos miserables

Testigo de excepci¨®nA pesar de las medidas proteccionistas tomadas por la Comunidad Econ¨®mica, el cine europeo sigue circulando mal por Europa. Buena prueba de ello es el cine del franc¨¦s Claude Lelouch. Con 35 a?os de profesi¨®n, guionista, productor y realizador de otras tantas pel¨ªculas, desde su gran ¨¦xito Un hombre y una mujer (1966) es uno de los pilares comerciales del cine franc¨¦s. Sin embargo, desde principios de los ochenta sus producciones nos llegan con cuentagotas. Ninguna ha tenido repercusi¨®n y muchas no se han estrenado.Tras ganar en EE UU el Globo de Oro correspondiente a la pel¨ªcula extranjera, acaba de estrenarse Testigo de excepci¨®n, absurdo t¨ªtulo tras el que se esconde su larga, casi tres horas de duraci¨®n, curiosa y personal adaptaci¨®n de la famosa novela de V¨ªctor Hugo Los miserables. Lelouch ha escrito, producido y dirigido una peculiar adaptaci¨®n nada fiel al original, pero que muestra su admiraci¨®n por la novela de V¨ªctor Hugo y su amor, por sus personajes.

En realidad, Testigo de excepci¨®n narra las peripecias antes, durante y despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial de una familia de jud¨ªos franceses y su peculiar benefactor. Lelouch hace un constante paralelo entre las vidas de sus nuevos miserables y las cl¨¢sicas de V¨ªctor Hugo, pero aprovecha la menor oportunidad para incluir fragmentos del texto original, escenas de las viejas versiones. En concreto las de Albert Capellani de 1912 y Raymond Bernard de 1933, y tambi¨¦n reconstruir e integrar en su narraci¨®n algunos de los principales fragmentos.

Freno a la narrativa

El resultado es una de sus m¨¢s caracter¨ªsticas pel¨ªculas, donde no s¨®lo narra la evoluci¨®n de sus personajes a trav¨¦s de los a?os, sino que lo hace con un gran apasionamiento, quiz¨¢ excesivo, pero sobran las escenas que reconstruyen pasajes concretos de la novela de V¨ªctor Hugo por ser un freno para la narraci¨®n.

Dentro del amplio y eficaz reparto destacan Michel Bougenah y Alessandra Martines, como la pareja de jud¨ªos, frente a un Jean-Paul Belmondo tan inexpresivo como siempre y que, a pesar de lo mal que ha envejecido, se empe?a y consigue seguir encamando a un personaje. m¨¢s fuerte que la vida.