19-F
Hay veces que da gloria ser de Madrid. Ser de Madrid o estar en Madrid, que en una ciudad abierta como ¨¦sta viene a ser lo mismo. No habr¨¢ muchas ciudades tan capaces de responder como un solo hombre a llamamientos como el del lunes pasado, una jornada que dejar¨¢ escrita en los anales la sigla 19-F.He dicho que da gloria y es porque, la otra tarde, entre Col¨®n y Sol, me vino a la cabeza que esta ciudad fue llamada, hace ahora seis d¨¦cadas, "capital de la gloria", cuando se convirti¨® en paradigma mundial de la resistencia antifascista.
Se recordaba, en la manifestaci¨®n del lunes, otra fecha, la del 27-F, en la que el pueblo de Madrid mostr¨® su repulsa al totalitarismo y su fe en la democracia. Algo en com¨²n tienen aquel 27 de febrero de 1981 y este 19 del mismo mes de 1996. En ambas se trataba de dar una inequ¨ªvoca respuesta democr¨¢tica a fuerzas ligadas entre s¨ª por un nada lejano parentesco: el de ser minor¨ªas que intentan imponer por la fuerza su voluntad a la mayor¨ªa.
Madrid tiene una forma de ser muy distintiva de su personalidad y que es una constante en su historia. Es una ciudad extremadamente accesible para quien llega a ella en son de paz. No pregunta a nadie de d¨®nde viene o qu¨¦ pretende. Frente a quien viene en son de guerra es resistente hasta el hero¨ªsmo.
Heroica ha sido la respuesta que Madrid ha dado a los terroristas de ETA. Ha sido una respuesta a los asesinatos, a los secuestros, cometidos aqu¨ª y fuera de aqu¨ª, en los ¨²ltimos tiempos. Una respuesta heroica sin m¨¢s armas que las manos pintadas de blanco de un mill¨®n de personas.
Se distingui¨®, la manifestaci¨®n del 19-F, por la multitudinaria presencia de j¨®venes. Para ellos, Francisco Tom¨¢s y Valiente era, antes que nada, un maestro, un hombre bueno y sabio que les ense?aba su ciencia y tambi¨¦n el camino de la libertad. De los j¨®venes fueron las pancartas, los gritos: "?Basta ya!", "?ETA, no; vascos, s¨ª!" o el clamor con que fueron acallados los que ped¨ªan la pena de muerte. Porque no se responde a la muerte con la muerte sino -19-F, en Madrid-, con las blancas manos de la paz.
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