Derechazo
Conforme declina la campa?a, el ruido de las perturbaciones amenaza con distorsionarla por entero, anulando cualquier dimensi¨®n reflexiva que pudiera haber tenido. Me refiero a los efectos desatados por la escalada electoralista de los asesinos, que ha cogido a contrapi¨¦ a la clase pol¨ªtica haci¨¦ndole perder los nervios, impuls¨¢ndola a echarse los trastos a la cabeza y oblig¨¢ndola de improviso a Judicializar un problema pol¨ªtico a destiempo. Es cierto que la campa?a ya estaba judicializada antes de nacer, a causa del empe?o socialista en forzar la mano al juez M¨®ner anunciando la inclusi¨®n de Barrionuevo en sus listas sin que hubiese a¨²n auto de procesamiento. Pero la consecuencia de todo ello ha sido la desaparici¨®n en los debates de cualquier contenido pol¨ªtico, siempre suplantado por un rosario de improperios, sospechas, venganzas y agravios comparativos.Claro que, al margen de provocaciones externas, la campa?a ya carec¨ªa por s¨ª misma de suficiente inter¨¦s pol¨ªtico, dada la saturaci¨®n producida tras dos largos a?os de crispada precampa?a, que crearon un exasperado cansancio ante la reiteraci¨®n de los mismos argumentos mil veces repetidos. Pero creo sobre todo que la p¨¦rdida de inter¨¦s pol¨ªtico, se debe a la expectativa de derrota que se anuncia para el partido en el poder, en clara profec¨ªa que amenaza don causar su propio autocumplimiento. A diferencia de la campa?a del 93, cuando exist¨ªa mucha incertidumbre porque las encuestas pronosticaban un empate muy re?ido, hoy, en cambio, ya no hay incertidumbre alguna, ni, por tanto, expectaci¨®n, suspense ni apasionamiento.
De ah¨ª que nos produzca indiferencia que ya no haya debates televisados entre los dos principales candidatos: y si los hubiera, probablemente nos dejar¨ªan fr¨ªos. ??Qu¨¦ inter¨¦s puede tener una competici¨®n en la que ya se sabe de antemano, qui¨¦n va a ser su vencedor? De hecho, las ¨²nicas inc¨®gnitas pol¨ªticas que quedan por despejar son, fundamentalmente, tres. La menos importante es averiguar si IU lograr¨¢ distanciarse de CiU: ¨²nico y modesto sorpasso al alcance de Anguita. Y, el mejor s¨ªntoma,, aunque parezca anecd¨®tico, ser¨¢ que alguien como L¨®pez Garrido saque su esca?o, a fin, de que pueda participar en la futura reconstrucci¨®n de la izquierda.
La segunda inc¨®gnita a despejar, mucho m¨¢s importante, es la votaci¨®n que obtenga Herri Batasuna, de la que depende la suerte futura de la lucha antiterrorista, que pasa necesariamente por privar a ETA de su base social. En este sentido, lo l¨®gico sena que descendiese mucho el voto abertzale: no s¨®lo por el ¨²ltimo magnicidio, sino porque la intifada de Jarrai no puede tener premio electoral, ya que no hay sociedad civil que resista el impune destrozo de su propio orden interno. Un descenso por debajo del 10% ser¨ªa muy esperanzador, por el efecto psicol¨®gico de pasar a un solo d¨ªgito de, apoyo a ETA. Pero es imposible todav¨ªa estimar en qu¨¦ sentido influir¨¢ el actual procedimiento de Garz¨®n contra la Mesa Nacional de HB, dada la legitimidad alcanzada tras su esclarecimiento del caso GAL En fin, la gran inc¨®gnita es si el PP obtendr¨¢ mayor¨ªa absoluta, pues, de ser as¨ª, nos espera no un mero traspaso de poder, sino lo que parece mucho peor: una revoluci¨®n conservadora, al estilo del republicanismo yanqui. En efecto, aparte de otras cuestiones (como su dudosa pol¨ªtica anti-ETA y el rancio tufillo a moralina casticista), el programa del PP es concluyente: econom¨ªa del lado de la oferta (o reaganomics), don recorte de la progresividad de los impuestos y liberalizaci¨®n del suelo, la sanidad y las pensiones. Lo cual supone un cambio de sistema que no se sabe si la econom¨ªa espa?ola estar¨¢ en condiciones de superar. Por eso resulta tan lamentable que no haya habido en la campana aut¨¦ntico debate de programas pol¨ªticos. Pues, Parafraseando a Gonz¨¢lez cuando en el refer¨¦ndum de la OTAN se preguntaba "?qui¨¦n gestionar¨¢ el no?", tambi¨¦n ante el 3-M podemos decir: ?qui¨¦n gestionar¨¢ la lucha contra el derechazo de Aznar?
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