Un gal¨¢n sin estreno
Un exhibidor de cine se niega a estrenar "Cachito", con Jorge Perugorr¨ªa, por "blasfema"
El pasado viernes, Jorge Perugorr¨ªa, Pichi, viaj¨® a Espa?a desde Cuba para el estreno de Cachito, la cuarta pel¨ªcula espa?ola que realiza tras saltar a la fama con Fresa y chocolate. Pero no pudo ser. Seg¨²n cuenta el director de Cachito, Enrique Urbizu, el exhibidor de dos cines de Madrid, Rialto y Paz, se neg¨® a que la pel¨ªcula se proyectase en sus salas al considerarla blasfema. El estreno ha tenido que retrasarse hasta marzo. Perugorr¨ªa, entre asombrado e incr¨¦dulo por semejante censura, dice: "Como no sea por los tacos...". En Cachito, Sancho Gracia "es el gerente de un puti-club, y su vocabulario no es precisamente de acad¨¦micos", se?ala Urbizu, para quien su pel¨ªcula "es una historia de aventuras de lo m¨¢s ingenua". "Estoy muy sorprendido de que acabando el siglo todav¨ªa estemos as¨ª, me atemoriza que siga habiendo gente como ese exhibidor, me da muy mal rollo, me re cuerda cosas feas del pasado".Cachito es el ¨²ltimo t¨ªtulo en la fulgurante carrera de Jorge Perugorr¨ªa, conocido ya en Cuba como "el gal¨¢n de La Habana del cine espa?ol". Muchas cosas han cambiado para ¨¦l desde 1991, cuando el actor cubano fue detenido en La Habana y pas¨® tres d¨ªas en un calabozo por andar con un amigo extranjero que llevaba 100 d¨®lares en el bolsillo. Por aquel entonces Perugorr¨ªa trabajaba en un grupo de teatro y a veces actuaba en series de televisi¨®n, pero esto no le alcanzaba para vivir y ten¨ªa con su mujer un negocio de zapatos y sandalias artesanas que comercializaba en el mercado negro. En aquel tiempo, la Uni¨®n Sovi¨¦tica estaba desintegr¨¢ndose, los d¨®lares eran legales en Cuba y Perugorria era s¨®lo Pichi en aquel mal bario de Lawton donde viv¨ªa agregado con su suegra en un apartamento de una sola habitaci¨®n, en compa?¨ªa de su mujer y sus dos hijos.
Hoy, cinco a?os despu¨¦s, Perugorr¨ªa tiene en su cartera una Visa Oro del Banco del Comercio y acaba de comprarse un jeep Mitsubishi Montero por 46.000 d¨®lares (5,5 millones de pesetas). Su vida ha cambiado. En las paredes de su casa hay algunas obras de pintores cubanos muy cotizados, como Roberto Fabelo, y tambi¨¦n se pueden ver fotos interesantes. En una de ellas, Perugorr¨ªa est¨¢ abrazado a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, y en otra aparece de esmoquin junto a Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea, Mirta Ibarra y Juan Carlos Tab¨ªo, durante la ceremonia de los oscars en Hollywood.
La historia de su ascenso comenz¨® en 1992 cuando, sin demasiadas esperanzas, acudi¨® al casting que Guti¨¦rrez Alea realizaba en La Habana para Fresa y chocolate. ?l pensaba que podr¨ªa obtener el papel de militante comunista, pero el director le dio el de Diego, el homosexual que le har¨ªa saltar a la fama. Pichi recuerda que durante el rodaje tuvo algunos problemas con la maquilladora. "Por aquellos d¨ªas yo criaba un puerco, y todas las ma?anas llegaba al set con las manos destrozadas", afirma el actor, que gan¨® 3.000 pesos cubanos por la pel¨ªcula, que en 1993 equival¨ªan a 3.630 pesetas.
En una recepci¨®n en la Embajada de Italia dos d¨ªas despu¨¦s del estreno de Fresa y chocolate, en diciembre de 1993, Jorge Perugorr¨ªa estaba apoyado en una pared, acosado por embajadores y gente que lo felicitaba, y se le ve¨ªa anonadado. "En aquel momento estaba paralizado, yo no era consciente de lo que hab¨ªa ocurrido", recuerda ahora. S¨®lo empez¨® a serlo meses despu¨¦s, cuando viaj¨® a Berl¨ªn, a Madrid y a otras ciudades para asistir al estreno de la pel¨ªcula. Le empezaron a llover las ofertas.
Primero hizo en Cuba Derecho de asilo, y en oto?o de 1994 rod¨® en Espa?a Dile a Laura que la quiero, la cinta con la que gan¨® los primeros millones de pesetas, que supusieron un cambio total en su vida.
Ahora, Pichi sabe que es un privilegiado, pero dice que no puede sentirse bien teniendo d¨®lares sabiendo que el resto de la gente en su pa¨ªs no tiene las mismas oportunidades. Desde la sala de su casa, en la calle del Veinte de Mayo, en El Cerro, se ve el jeep Mitsubishi que, por fin, despu¨¦s de un a?o de tr¨¢mites, el mes pasado las autoridades cubanas le han permitido comprar.
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