Se arm¨®'el taco
Blur y The RentalsEl recinto registr¨® un llenazo de impresi¨®n, confirmando el evidente relevo que, en m¨²sica, han tomado los j¨®venes componentes de la corriente que se ha dado en llamar britpop. Para abrir boca, se presentaba en nuestro pa¨ªs la banda norteamericana The Rentals, o, lo que es lo mismo, el grupo paralelo de Matt Sharp, bajista de los ya famosos Weezer. Hubo, al respecto, reacciones para todos los gustos. Algunos comentaban, apasionados, que se trataba del grupo del 97. Otros, que fue un le?azo importante. La pol¨¦mica daba igual, porque las verdaderas estrellas de la noche estaban destinadas a reinar en lo m¨¢s alto s¨®lo unos minutos despu¨¦s.Salir el cuarteto liderado por Damon Alborn y armarse el taco, fue todo uno. El escenario estaba decorado con enormes c¨¢psulas medicinales, en las que se pod¨ªa leer Ultranol, mientras el juego de luces amenazaba con volver loco a quien mantuviera la vista fija en el escenario. Blur aparecieron a los sones de Popscene y la parroquia inici¨® una sesi¨®n de aullidos, que ya no habr¨ªa de detenerse hasta el final del concierto. El cuarteto estuvo intenso, gozador de ese popo luminoso destinado a alumbrar el camino de la m¨²sica joven en los pr¨®ximos a?os. Con ese descaro juvenil pleno de estilo brit¨¢nico, Damon atisb¨® unos agradecimientos en castellano ante el delirio general -en especial, por parte de las chicas- y, aparte de cantar como los ¨¢ngeles, dedic¨® sus esfuerzos a regar a la audiencia con botellas de agua y a subirse sobre los altavoces del equipo, con evidente riesgo para su integridad f¨ªsica. Eran las travesuras juveniles que se esperan de una banda como Blur, que evoca como nadie los divertidos aires de grupos sagrados como Beatles o Kinks. En cuanto a lo estrictamente musical, gloria bendita la que dio el escuchar en directo maravillas como End of the century, Shes so high, Country house -inmenso single- o las celebrad¨ªsimas Girls & Boys y Parklife. Piezas incandescentes de apenas tres minutos, que resultan a un tiempo en¨¦rgicas y preciosistas y que poseen esa caracter¨ªstica evanescente del mejor pop que brilla durante el mismo tiempo que lo hace una bengala y sin pretensiones de convertirse en fetiche de culto o referente ideol¨®gico para nadie. Ah¨ª est¨¢ su fuerza, como qued¨® demostrado en el agradecimiento de un p¨²blico que recibi¨® como man¨¢ celestial este cambio de tercio musical. Blur ha puesto el list¨®n francamente muy alto. Veremos ahora c¨®mo responden sus primos hermanos, Oasis. Las espadas siguen en alto.
Sala La Riviera
2.500 pesetas. Lunes, 26 de febrero.
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