Con los calzoncillos de la v¨ªctima
Un tribunal declara a Daniel Green culpable del asesinato del padre de Michael Jordan
Daniel Green ya no se llama Michael Green, ahora atiende por As-Saddiq Al-Amin Sallam U'Allah. Su estancia en la prisi¨®n del condado de Robeson (Carolina del Norte, Estados Unidos) le ha hecho cambiar en algo, pero el joven de 21 a?os a quien el jurado declar¨® culpable del asesinato hace m¨¢s de dos a?os del padre de Michael Jordan sigue siendo un hombre exhibicionista y un punto fetichista. Ha seguido vistiendo prendas robadas a su v¨ªctima hasta en el juicio, al que acudi¨® con los calzoncillos de James Jordan, seg¨²n su c¨®mplice Larry Demery. El jurado del tribunal del condado de Robeson deber¨¢ decidir la pr¨®xima semana la condena para Green: pena de muerte o cadena perpetua. Demery, de 20 a?os, se hab¨ªa declarado culpable con anterioridad, convirti¨¦ndose en el testigo estrella del fiscal contra su antiguo amigo y compa?ero de crimen a cambio de una condena a cadena perpetua.El jurado se tom¨® m¨¢s de dos d¨ªas de deliberaciones para concluir que Green dispar¨® a James Jordan en el pecho al amanecer del 23 de julio de 1993, cuando el padre de Michael Jordan roncaba en el arc¨¦n de una autopista en el interior de un coup¨¦ Lexus rojo, regalo de su hijo. La estrella de la NBA no asisti¨® al juicio, aunque s¨ª uno de sus hermanos, Larry, que testific¨® de la autenticidad de las joyas halladas en poder de Green despu¨¦s del asesinato.
James Jordan era un hombre de negocios de 57 a?os que viv¨ªa en la nube formada por el espectacular ¨¦xito deportivo de su hijo. Viv¨ªa donde viviera Michael. Acompa?aba a su hijo en el vestuario para celebrar sus m¨¢s grandes ¨¦xitos. Juntos se sentaban y recib¨ªan la misma y tradicional ducha de champa?a.Cuando recibi¨® el disparo mortal, James Jordan luc¨ªa el anillo del All-Star de la NBA y el reloj de los Bulls que le hab¨ªa regalado Michael. Seg¨²n el relato del fiscal, Jordan hab¨ªa asistido a un funeral y estaba de viaje de vuelta a su casa en Charlotte cuando aparc¨® su coche en el arc¨¦n de la Interestatal 95, reclin¨® el respaldo del asiento y empez¨® a dormir los efectos del alcohol que hab¨ªa consumido ese d¨ªa. Ten¨ªa 62 d¨®lares y un pu?ado de tarjetas de cr¨¦dito en su bolsillo y el maletero lleno de palos de golf.
La carretera Interestatal 95 recorre todo el condado de Robeson y resulta muy atractiva para artistas del atraco y traficantes de droga, ya que es un punto medio entre Miami y Nueva York. Es una zona en la que la aplastante pobreza y la abundancia de drogas han arruinado la vida de muchas familias.
Y ah¨ª es donde fatalmente se cruzaron los caminos de James Jordan y Green, un joven negro, y Demery, un indio lumbee, dos deshechos expulsados del instituto, con pasados marcados y un historial de violencia terror¨ªfica. Green a punto estuvo una vez de matar a un vecino a golpes de hacha y ya visit¨® la prisi¨®n a los 16 a?os. Demery machac¨® con un ladrillo al due?o de una tienda y se declar¨® un criminal a tiempo completo ya en su primera juventud. Sus padres hab¨ªan blindado la puerta de su propio dormitorio para evitar que su hijo les robara.
Green y Demery estaban por la zona el 23 de julio de 1993 porque preparaban un atraco a un motel cercano cuando divisaron el lujoso coche aparcado y decidieron ir a por ¨¦l. Mientras se aproximaban, James Jordan estaba despert¨¢ndose. Desorientado, s¨®lo acert¨® a decir unas cuantas palabras inconexas antes de que Green le disparara, seg¨²n el testimonio de Demery: "Despu¨¦s nos quedamos ah¨ª vi¨¦ndole morir". S¨®lo despu¨¦s de desvalijarle el coche y la ropa se dieron cuenta de quien era la v¨ªctima. "Creo que nos hemos cargado al padre de Micahel Jordan", dijo Demery que grit¨® Green.
Los dos se largaron con el coche y arrojaron el cuerpo de Jordan a las marismas. Los siguientes d¨ªas, hasta su arresto, Green los utiliz¨® para viajes de placer con el Lexus, utiliz¨® el tel¨¦fono m¨®vil de Jordan y exhibi¨® todas sus joyas, incluido el anillo de la NB?, y ropas. Hasta se grab¨® un v¨ªdeo de rap luciendo las joyas. Y termin¨® usando sus calzoncillos en el juicio que puede conducirle a la c¨¢mara de gas.
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