Anticastrismo contraproducente
LAS CAMPA?AS electorales son con frecuencia malas consejeras de sabidur¨ªa pol¨ªtica. A menudo la raz¨®n no es el mejor argumento para obtener votos. ?ste es uno de los motivos por los que, lamentablemente, la llamada ley Helms-Burton, que endurece el embargo norteamericano contra Cuba, entrar¨¢ en vigor casi con, seguridad el pr¨®ximo 1 de agosto despu¨¦s de su aprobaci¨®n por el Congreso norteamericano y su firma por el presidente Clinton esta misma semana. Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se han convertido en factor clave de la campa?a electoral norteamericana. Malos augurios son ¨¦stos para lograr el objetivo com¨²n de Washington y sus aliados europeos que es la democratizaci¨®n de Cuba. Por desgracia, y porque las trincheras en La Habana y Miami parecen ansiarlo, este inter¨¦s com¨²n no impide que las estrategias sean cada vez m¨¢s divergentes.La nueva crisis entre Washington y La Habana comenz¨® el pasado mes cuando la aviaci¨®n cubana derrib¨® dos avionetas civiles desarmadas de una organizaci¨®n presuntamente dedicada a la ayuda a los balseros que huyen de la isla caribe?a. La Habana asegura, absurdamente, que el sobrevuelo de su territorio por parte de esos aparatos, al parecer entregados a todo tipo de propaganda hostil al r¨¦gimen, justifica su derribo. Washington insiste en que, con violaci¨®n del espacio a¨¦reo o sin ella, obrar as¨ª es pura y simplemente un crimen, por muy provocadores que sean los activistas del anticastrismo abatidos.
Es una tragedia que un Estado se crea obligado a defenderse matando a gente que lo critica, sea en tierra, mar o aire. Y que el r¨¦gimen castrista haya recurrido ahora a tal medida extrema e intolerable, cuando la Administraci¨®n de Clinton intentaba consolidar sus contactos con Cuba con vistas a una normalizaci¨®n, es un hecho doblemente lamentable. Porque en las actuales circunstancias electorales no hab¨ªa que ser un genio en el entorno de Castro para predecir que Clinton, hasta ahora decidido a vetar una ley tan abusiva contra los derechos de terceros, se declarara dispuesto a firmar el texto. No se puede hacer campa?a en Florida sin anticastrismo.
La ley Helms-Burton no es sino una disparatada ortopedia con la que Washington amenaza con sanciones econ¨®micas a todos aquellos pa¨ªses que, sosteniendo relaciones comerciales con La Habana, se expongan a traficar con propiedades norteamericanas expropiadas en Cuba. El castrismo expropi¨® todo lo norteamericano que hab¨ªa en la isla. Es por ello f¨¢cil que en cualquier transacci¨®n todo socio comercial de Cuba infrinja tan planetaria prohibici¨®n.
Ante ello, la UE est¨¢ tratando de persuadir a la diplomacia norteamericana de que, por lo menos, la ley se aplique sin celo particular o que Clinton suspenda indefinida o temporalmente la puesta en pr¨¢ctica de su art¨ªculo m¨¢s conflictivo, el que hace referencia a las sanciones a terceros. Espa?a e Italia son los pa¨ªses de la UE con m¨¢s inversiones. Y Canad¨¢, el mayor del mundo. Su malestar es evidente. Porque es leg¨ªtimo que Washington utilice el desprecio del r¨¦gimen castrista hacia los derechos humanos en campa?a. No lo es que intente imponer, bajo chantaje, a aliados y socios comerciales las fobias que mueven a los electores de Miami.
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