Dimisi¨®n

Habiendo dimitido el pasado d¨ªa 26 de febrero de mi cargo de consejero en el Consejo de la M¨²sica del INAEM (Ministerio de Cultura), deseo puntualizar lo siguiente para evitar cualquier tipo de malentendidos pol¨ªticos.

Recientemente, y con motivo de la concesi¨®n de las medallas de oro al M¨¦rito en las Bellas Artes, el Consejo de la M¨²sica propuso para tal galard¨®n al compositor Ram¨®n Barce. La ministra de Cultura desatendi¨® dicha propuesta y las medallas recayeron en los cantantes Roc¨ªo Jurado y Raimon y en el pianista Joaqu¨ªn Ach¨²carro, circunstancia de la que, en su d¨ªa ya se hizo eco EL PAIS. Mi dimisi¨®n se debe exclusivamente a esta decisi¨®n unilateral de la ministra de Cultura, no tanto por una cuesti¨®n de procedimiento, dado que el Consejo de la M¨²sica estaba suficientemente informado de que su papel en la concesi¨®n de las medallas era meramente consultivo, como por el hecho de que se haya excluido deliberadamente al representante de una faceta, la creaci¨®n sinf¨®nica, que es, sin duda, la m¨¢s olvidada y desconocida de la actividad musical. Esta decisi¨®n crea, adem¨¢s, un falso enfrentamiento entre campos tan diversos de la m¨²sica que es imposible establecer cualquier tipo de comparaci¨®n entre ellos. Dicho esto, quiero recalcar que mi decisi¨®n de dimitir nada tiene que ver con el INAEM y su directora general, Elena Posa, ni mucho menos con el director general de M¨²sica, Francisco C¨¢novas, cuya labor en el consejo me parece irreprochable. Considero que la ministra debiera ser la primera persona preocupada en velar por la dignidad de la creaci¨®n sinf¨®nica, bastante m¨¢s necesitada de cualquier tipo de apoyo, incluido un galard¨®n como ¨¦ste, que otras formas de expresi¨®n musical cuyo acceso al gran p¨²blico est¨¢ m¨¢s que garantizado por otras v¨ªas.-