?P¨®nselos!
Alcobendas reparte guantes de fregar para que los hombres colaboren en las tareas dom¨¦sticas
CARMEN ARNANZ "Voy a meter estos guantes en un marquito con su cristal y todo, como si fueran una joya, en honor a las mujeres", dice Francisco Corzo, un jubilado de Alcobendas (85.000 habitantes) que prefiere guardar en secreto su edad. Fue uno de los 200 hombres que ayer se acercaron a recoger sus guantes rosa de fregar a la plaza Mayor del pueblo. Hab¨ªa 500 pares para repartir en un acto organizado por la Delegaci¨®n de la Mujer municipal. El lema de la campa?a P¨®ntelos, p¨®nselos estuvo presente en la concentraci¨®n popular, un aperitivo del D¨ªa de la Mujer, que hoy se celebra. Tambi¨¦n se repartieron papeles coloreados con una denuncia contundente: la mujer invierte una media de cinco horas al d¨ªa en las tareas dom¨¦sticas, frente a los 28 minutos del hombre.
Carmen Canales, de 46 a?os, se queja de que s¨®lo asisten mujeres a este tipo de actos y que se tiene que "cazar" al hombre que pasa por delante para que se interese por el contenido de la campa?a. Antonia Fern¨¢ndez, otra vecina, de 66 a?os, se da por contenta con que su marido friegue lo que ensucia cuando ella falta de casa: "Si no lo ha hecho cuando era joven, no lo va a hacer ahora que es mayor", explica.
Seg¨²n se desprende de las declaraciones de algunos asistentes, las abuelas tienen mucho que ver con que los hombres maduros sean hoy unos patosos en las tareas del hogar. Isabel, de 71 a?os, cuenta que a su marido le llamaban "cocinilla" si se le ocurr¨ªa intentar ayudar a su madre.
Sin embargo, hay hombres j¨®venes que prefieren meterse en fregados a mano descubierta: "Yo con guantes no me apa?o", se?ala uno de los participantes de mediana edad, "y puedo asegurar que soy capaz de hacer cualquier labor del ama de casa". Otros no est¨¢n de acuerdo con la campa?a porque la mujer hace muy pocos arreglos en el hogar: "Estar¨¦ de acuerdo con esto cuando a las mujeres les regalen un destornillador y lo sepan usar".
Bajar la basura, poner y quitar la mesa o hacer algunos recados, adem¨¢s de los arreglos dom¨¦sticos, son las tareas preferidas del alcobendense de m¨¢s de 50 a?os. S¨®lo alg¨²n joven reconoce que sabe planchar, algo reservado a los avezados del trabajo casero. A muchos, el guante les da "respeto", porque nunca han querido o sabido utilizarlo. "Mi marido es de los antiguos, pero ya se va dando cuenta de que necesitamos ayuda", confiesa Carmen Bartolom¨¦, de 70 a?os.
Dos amigos, Jos¨¦ P¨¦rez y Eugenio Vel¨¢zquez, de 66 y 67 a?os, respectivamente, se declaran favorables a la igualdad de derechos de las mujeres dicen que siempre han ayudado a sus esposas: "Hoy la mujer puede: ser hasta torero, pero la Iglesia cat¨®lica les sigue negando su derecho a ser cura, algo que nos parece mal".
Alberto, de 18 a?os, es de la escuela de quitar y poner la mesa, pero asegura que va a cambiar su actitud. Sin embargo, Jos¨¦ Luis, Guti¨¦rrez, otro jubilado dice que los guantes le ser¨¢n muy ¨²tiles, para hacer la limpieza a fondo de la cocina que hace una vez al mes.
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