"En la izquierda italiana conviven capital y trabajo, como se dec¨ªa antes"
A Sergio Cofferati, de 48 a?os, sindicalista desde 1974 y, desde 1994, secretario general de la Confederazione Generale Italiana del Lavoro (CGIL), el sindicato italiano mayoritario, la entrada en pol¨ªtica junto a la izquierda de Lamberto Dini le ha tra¨ªdo un problema. Los otros dos principales sindicatos, la CISL y la UIL, con los que la CGIL prosigue un avanzado proceso de unificaci¨®n, quieren entrar en la campa?a para apoyar al primer ministro. Y Cofferati, al frente de una organizaci¨®n en la que conviven ex socialistas, ex comunistas y comunistas recalcitrantes, que rechazan a Dini, no est¨¢ de acuerdo."Una de las caracter¨ªsticas importantes del sindicalismo italiano es la autonom¨ªa", explica. "No hay superposici¨®n ni confusi¨®n entre lo que hace el sindicato y lo que hace el partido. Si pregunta a cualquiera de mis colegas si pretende renunciar a la autonom¨ªa, le responder¨¢n todos que no. Pero lo que cuenta no son las buenas intenciones, sino los hechos".
Pregunta. Los sindicatos han cambiado con respecto a Dini. En 1994, le combatieron con la manifestaci¨®n de un mill¨®n de italianos; un a?o despu¨¦s concertaron con ¨¦l la reforma de las pensiones, y hoy Dini est¨¢ con la izquierda.
Respuesta. Los sindicatos no han cambiado, ha cambiado Dini. Cuando era ministro de Econom¨ªa con Silvio Berlusconi, intent¨® una modificaci¨®n inaceptable del sistema de previsi¨®n. Luego, como presidente del Gobierno, negoci¨® la reforma.
P. Por ello, ha sido criticado como oportunista.
R. Me parece una cr¨ªtica poco generosa. He apreciado mucho este cambio que no era f¨¢cil ni autom¨¢tico. Cuando un dirigente quiere realizar un objetivo por una v¨ªa que se demuestra imposible, hace bien en no insistir. Es un signo, de ductilidad y prudencia.
P. ?Qu¨¦ teme de la derecha?
R. La diferencia radical entre el redimensionamiento del Estado social que la izquierda ha favorecido y el que quer¨ªa la derecha est¨¢ precisamente en que el primero incluye una forma evidente de solidaridad y equidad, mientras que el segundo conlleva una ruptura generacional y entre las capas sociales que habr¨ªa penalizadora los m¨¢s d¨¦biles.
P. ?La disyuntiva vuelve a plantearse con las elecciones?
R. Creo que la reorganizaci¨®n del Estado social ha sido hecha ya en gran medida con la reforma de las pensiones y que el problema principal que se plantea ahora es el de la presi¨®n fiscal, que es muy alta. Para reducirla, se requieren medidas estructurales. Hay que reducir la deuda p¨²blica, completar la reducci¨®n del gasto y combatir la evasi¨®n fiscal.
P. ?Se puede llegar as¨ª sin traumas a la Uni¨®n Monetaria?
R. Hay que confirmar el ingreso en la Uni¨®n Monetaria como objetivo indispensable. Pero simultaneamente hay que dar a Europa una dimensi¨®n social, y, en el caso de Italia, intervenir con una terapia de choque contra la inflaci¨®n. Hay que reforzar su actual tendencia a la baja con la congelaci¨®n de tarifas y control de precios, porque si la inflaci¨®n cae, podr¨¢n reducirse los tipos y se reducir¨¢n los intereses de la deuda p¨²blica. De ese modo, el ajuste para la Uni¨®n Monetaria ser¨¢ soportable.
P. La derecha insiste en que, para reducir la inflaci¨®n, hay que reducir los impuestos.
R. Lo terrible de esa idea es que se intenta hacer creer que se puede vivir en una sociedad civilizada con una econom¨ªa sana. sin pagar impuestos. Es una distorsi¨®n peligrosa, porque puede: producir da?os relevantes.
P. ?Qu¨¦ piensa cuando oye que, ante estas elecciones, en el centro izquierda se ha creado una especie de frente popular que incluye desde Agnelli y la Fiat hasta los sindicatos?
R. Es verdad que, en el centro izquierda, hay un pedazo de la sociedad italiana muy amplio que va de sectores de la empresa al trabajo aut¨®nomo y al trabajo independiente. Pero creo que son sectores de la sociedad que no tienen necesariamente por qu¨¦ estar en conflicto. Tienen exigencias e intereses distintos que habr¨¢ que tratar de conciliar. El conflicto se plantea, si acaso, con una idea de sociedad como la que la derecha ha demostrado durante el poco tiempo que ha gobernado, un pastiche de tantas cosas, desde el populismo de Alianza Nacional al neoliberismo de una parte de Forza Italia. Esas son cosas irreconciliables, no la relaci¨®n entre el capital y el trabajo, como se dec¨ªa antes.
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