Periodistas (I)
Periodista es ese tipo que escribe a toda velocidad de cosas que generalmente ignora y lo hace noche y la mayor¨ªa de las veces cansado o borracho y que no teniendo talento para ser escritor ni coraje para ser polic¨ªa se queda s¨®lo en un chismoso o en simple confidente. Esto es un alarde de masoquismo. Yo soy periodista, aunque, como dijo alguien prefiero que en casa sigan creyendo que toco el piano en un burdel. Cualquiera que presencie un suceso o conozca a fondo un hecho que le concierne, al leerlo en el peri¨®dico, encontrar¨¢ siempre no menos de cinco errores. Imaginen, entonces, qu¨¦ sucede con un an¨¢lisis pol¨ªtico o con una opini¨®n emitida alegremente al amanecer o en plena nocturnidad con una copa de m¨¢s. No conozco ning¨²n analista que predijera la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn con un d¨ªa de antelaci¨®n, pero conozco a muchos que confunden su gastritis de duodeno con la tercera guerra mundial. Leyendo algunas memorias literarias de principios de siglo uno descubre que en el mundo del periodismo se mov¨ªan unos seres casposos, patibularios, bohem¨ªos. Pero al menos ellos se sent¨ªan antih¨¦roes y no quer¨ªan dar lecciones a nadie. Sus querella las resolv¨ªan personalmente a bastonazos en los caf¨¦s. Hoy muchos periodistas son consejero ¨¢ulicos de pol¨ªticos, int¨¦rpretes de los designios de la historia, conductores de la opini¨®n p¨²blica. No aciertan ni una pero siguen. Algunos convierten sus celos o pasiones privadas en cuestiones de Estado y cuando yerran en la victoria a¨²n pretenden administrar la derrota. ?Hay alguien m¨¢s desprestigiado en este momento que los periodistas, soci¨®logos, analistas y encuestadores? Hay que admitirlo. En estas elecciones los pol¨ªticos han demostrado ser m¨¢s sensatos e inteligentes que sus asesores o provocadores period¨ªsticos. Tienen derecho a que no les aconsejemos m¨¢s. `Que pacten lo que quieran. Este ser¨¢ un pa¨ªs aceptable cuando cada uno hable o escriba s¨®lo de lo que sabe, despu¨¦s de haber hecho un par de doctorados. Y aun as¨ª no habr¨ªa por qu¨¦ creerle.
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