El canto m¨¢s libre
Rimitti
Rimitti (voz y gellal), Sa?d Hadjadj (derbuca), Abderraman Abdel Mournen (percusiones), Bagdad Mimouni (flauta solista), Moharned Hamnache (flauta segundo), Zorha Harnadouche (bailarina). Sala Caracol. Madrid, 9 de enero.
Le lanzaron un "guapa" desde el p¨²blico y se cubri¨® el rostro con las manos tiznadas de henna, emocionada por el cari?oso recibimiento. Alg¨²n que otro "ol¨¦" y contadas palabras en castellano, que aprendi¨® de los espa?oles que viv¨ªan en Or¨¢n durante los a?os cuarenta -muchos de ellos refugiados del franquismo-, lo ¨²nico que dijo la septuagenaria Rimitti. Lo dem¨¢s fue cantar. Lo hizo con jadeos y jugando con onomatopeyas r¨ªtmicas; con esa voz ¨¢spera, casi masculina, y algo rota por el paso de la vida. Ella sabe mucho de sufrimientos: qued¨® hu¨¦rfana muy peque?a y sali¨® adelante fregando suelos.Cuando no era cuesti¨®n de porcentajes de participaci¨®n para las mujeres ni se discut¨ªan asuntos como la discriminaci¨®n positiva, Rimitti ya daba la cara pese a que las dificultades eran todas. Y siempre estuvieron ah¨ª, al acecho, amenazantes: mal vista porque vagaba con m¨²sicos de pueblo en pueblo, bailando o cantando; el punto de mira de las autoridades coloniales alarmadas por el fervor independentista de las mujeres que como ella se dedicaban al cante; llevada a las catacumbas de lo prohibido por el Estado argelino dentro del mismo lote que el rai o el alcohol; y, por fin, en las listas de muerte de los integristas isl¨¢micos m¨¢s exaltados.
Su primer disco son¨® en uno de aquellos gram¨®fonos que se pon¨ªan en marcha de forma manual. Los dos m¨¢s recientes, ya en formato compacto, la han unido a m¨²sicos de Red Hot Chili Peppers y Dead Kennedys, y al inquieto guitarrista fundador de King Crimson, Robert Fripp. Quienes la acompa?aban en su presentaci¨®n fueron sin embargo sus argelinos de costumbre con los instrumentos ac¨²sticos tradicionales. Aunque la densidad sonora del rai urbano, cuyo origen mestizo est¨¢ en la poes¨ªa de los beduinos y en g¨¦neros r¨ªtmicos del norte de ?frica, es tal que cuesta bien poco imaginar la irrupci¨®n de la electricidad en su natural desarrollo.
Durante dos horas Rimitti interpret¨® algunos de los temas que ha compuesto a lo largo de m¨¢s de 50 a?os. No parec¨ªa sentir el cansancio. Subi¨® al escenario con cierta dificultad, pero acab¨® la actuaci¨®n dando saltitos. Cant¨® Sidi Mansour ("la fragancia del almizcle llena el aire / y el riesgo del amor prohibido. / Me metieron en la c¨¢rcel, con guardias por todas partes (. ..) Nos encontramos en las dunas / nos miramos / con l¨¢grimas en los ojos / tu mejilla junto a la m¨ªa / tu pecho contra el m¨ªo. / Nuestros corazones se tocan / y la pasi¨®n nos transporta". Una de esas canciones suyas que hablan de libertad. Historias de un pueblo en el hurac¨¢n.
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