Farmacia en guerra
POR LA v¨ªa de los hechos, algunos farmac¨¦uticos van a conseguir lo que el Gobierno y las principales fuerzas pol¨ªticas, a pesar de todos sus programas electorales, no han sido capaces hasta ahora de llevar a la pr¨¢ctica: la liberalizaci¨®n del servicio de farmacia y el fin del fuerte corporativismo existente en ese sector en Espa?a. Eso es lo que significa, en gran medida, la decisi¨®n que han tomado algunos farmac¨¦uticos de Madrid y Valencia de abrir su farmacia al p¨²blico de manera ininterrumpida durante las 24 horas del d¨ªa.La iniciativa ha sido acogida como poco menos que un terrible desaf¨ªo por los ¨®rganos directivos de los colegios farmac¨¦uticos. Y lo es sin duda. Y ya era hora de que se produjera. Porque cuestiona un arbitrario y abusivo monopolio horario que vulnera no s¨®lo las reglas del libre comercio, sino las m¨¢s elementales exigencias del servicio sanitario a los espa?oles. De ah¨ª el aplauso que ha merecido la iniciativa por parte de los consumidores, s¨®lo superado por el rechazo con que ha sido recibida por los dirigentes del aparato gremial del sector.
La funci¨®n social de un servicio -y sin duda la dispensaci¨®n de medicamentos a la poblaci¨®n tiene ese car¨¢cter- no puede servir en ning¨²n caso como pretexto para entorpecer su prestaci¨®n a los ciudadanos en lugar de para mejorarla. Y ese car¨¢cter -la funci¨®n social del servicio de farmacia- intenta ser manipulado como argumento para parar en seco la iniciativa de apertura ininterrumpida de farmacias, en defensa de lo que algunos parecen creer un coto privado por derecho adquirido. El servicio de farmacia, enmarcado en un r¨¦gimen de concesi¨®n administrativa, debe estar ciertamente sometido a normas legales. Pero ¨¦stas no pueden amparar situaciones de privilegio contrarias a la competencia tanto en el acceso a ese servicio (libertad de creaci¨®n de farmacias, liberalizaci¨®n del r¨¦gimen de propiedad) como en su prestaci¨®n a los ciudadanos (libertad de horarios, r¨¦gimen de precios, etc¨¦tera ... ).
Si han surgido iniciativas de apertura ininterrumpida de farmacias, es precisamente por la precariedad de la prestaci¨®n del servicio durante determinadas horas del d¨ªa, especialmente las nocturnas. Tales iniciativas responden a una necesidad social y a una mejora de la asistencia sanitaria a la poblaci¨®n que desconocieron ol¨ªmpicamente los estamentos directivos de los colegios farmac¨¦uticos al reducir dr¨¢sticamente hace siete a?os el n¨²mero de farmacias de guardia en distintas capitales espa?olas. Decisi¨®n que no impidieron las autoridades sanitarias, descuidando con ello su obligaci¨®n de velar por los intereses de la sociedad.
La libertad de horario en las farmacias no s¨®lo responde a una necesidad social y una evidente demanda p¨²blica. Tiene, adem¨¢s, pleno respaldo legal. Ninguna norma administrativa o disposici¨®n colegial puede vulnerar sin m¨¢s los derechos constitucionales y la interpretaci¨®n que de su ejercicio hace ¨¦l Tribunal Constitucional. Y ¨¦ste ya, ha proclamado que los colegios profesionales pueden imponer horarios m¨ªnimos, pero en ning¨²n caso m¨¢ximos, a la apertura al p¨²blico del servicio de farmacias. La sociedad espa?ola no puede seguir sufriendo el enfeudamiento del Estado a las, presiones y rancios intereses corporativistas. De los farmac¨¦uticos y de cualquier otro colectivo.
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