Muere Kieslowski, el gran moralista del cine europeo

"Tengo un chalecito en los lagos de Masuria y pienso vivir all¨ª. Pasar¨¦ el tiempo sentado en mi butaca preferida en la terraza. Tendr¨¦ al lado muchos libros, muchos cigarrillos y mucho caf¨¦. La ¨²nica cosa que temo es que me sienta demasiado bien" declar¨® hace poco tiempo Krzysztof Kieslowski, uno de los m¨¢s conocidos directores de cine centroeuropeos, poco despu¨¦s de haber anunciado su retirada de la profesi¨®n. Los planes de Kieslowski nunca podr¨¢n verse cumplidos. El autor de Azul, Dec¨¢logo o La doble vida de Ver¨®nica, que le valieron la fama y premios internacionales, muri¨® ayer en Varsovia a los 54 a?os de un ataque al coraz¨®n. Kieslowski hab¨ªa sufrido un grave ataque cardiaco el a?o pasado, lo que le oblig¨® a retirarse temporalmente.

"Hacer las pel¨ªculas siempre me aburre. Siempre me ha aburrido", declar¨® hace dos a?os en una entrevista. Esta frase algo sorprendente en un hombre que dedic¨® toda su vida adulta al cine caracteriza bien a Krzysztof Kieslowski, que sol¨ªa quitarle importancia a sus ¨¦xitos. "No soy un artista", dec¨ªa, "soy nada m¨¢s que un artesano".A pesar de su retirada del cine, seg¨²n declararon ayer el compositor Zbigniew Preisner y el guionista Krzysztof Piesiewicz a France Presse, el director preparaba una nueva trilog¨ªa -El cielo, El infierno y El purgatorio- Preisner, que trabaj¨® durante doce a?os con el cineasta, afirm¨®: "Estos ¨²ltimos d¨ªas Kieslowski estaba en forma y lleno de ideas. Piesiewicz y ¨¦l vinieron a verme a Cracovia hace dos semanas y hablamos de nuevos proyectos". Este ¨²ltimo dijo: "El mundo guarda de Kieslowski el recuerdo de su honestidad y de su independencia intelectual excepcional". El director polaco Krzysztof Zanussi afirm¨® emocionado tras conocer la noticia: "Me es muy dif¨ªcil hablar de la muerte de un amigo. Hemos perdido un gran hombre. El cine y el arte no son tan imortantes como la persona. Siempre mantuvo la honestidad, incluso durante los tiempos de demagogia y turbulencias. Desaparece un gran autor, un gran inoralista". Tambi¨¦n otro director polaco, Jerzy Skolimowski, se mostr¨® conmcionado con la muerte de Kieslowski.

Su carrera profesional comenz¨® a finales de los a?os 60, cu¨¢ndo se dedic¨® al rodaje de pel¨ªculas documentales. En sus filmes registraba la vida cotidiana de los polacos de aquella ¨¦poca: un obrero, un activista del partido comunista, un portero... Seg¨²n confesaba Kieslowski, este entrenamiento documental le permiti¨® m¨¢s adelante distiguir la falsedad de la verdad.

Seg¨²n explicaba, dej¨® los documentales porque not¨® que entraba demasiado en la vida privada de sus protagonistas. "Me di cuenta de que esto era peligroso tambi¨¦n por motivos pol¨ªticos", afirm¨® Kieslowski en una entrevista.

Antes de dedicarse al cine, Kieslowski llev¨® una vida ajetreada. Contaba que durante su infancia y juventud tuvo que "sobrevivir" a 40 mudanzas, Hasta los 15 a?os viv¨ªa con su madre, una empleada, y su padre, ingeniero de construcci¨®n, en peque?as ciudades donde "no hab¨ªa ni cine ni teatro". De aquella ¨¦poca le ven¨ªa el gran amor a la literatura. Cuando se le preguntaba por los mejores amigos, sol¨ªa enumerar a los escritores: Singer, Moli¨¨re, Shakespeare...

A mediados de los setenta, Kieslowski comenz¨® a rodar pel¨ªculas que en Polonia se inscribieron en la escuela del "cine de inquietud moral". Este nombre se utilizaba bajo el r¨¦gimen comunista para definir filmes que trataban sobre temas prohibidos. Hasta finales de los ochenta rod¨® varias pel¨ªculas de este g¨¦nero. Una de ellas, Coincidencia, en la que contaba tres variantes de la vida de un joven miembro de las juventudes comunistas, tuvo que "esperar" su estreno, a causa de la censura pol¨ªtica, durante siete a?os. Kieslowski, no obstante, nunca se autodefini¨® como un director de cine politizado. Siempre protest¨® cuando se le intentaba poner una etiqueta. "Soy nada m¨¢s que un observador", sol¨ªa decir.

Durante los ¨²ltimos a?os, estas observaciones se centraron en los m¨¢s fundamentales problemas de la existencia humana: el amor, la libertad, la muerte. Este papel de gran moralista dio a Kieslowski la fama internacional. Su Dec¨¢logo, la trilog¨ªa Azul (Le¨®n de Oro, Venecia 1993), Blanco (Oso de plata en Berl¨ªn 1994) y Rojo, m¨¢s La doble vida de Ver¨®nica, le hicieron tambi¨¦n famoso entre el p¨²blico.Las cosas importantes

Azul obtuvo, s¨®lo en Espa?a, una recaudaci¨®n de 300 millones de pesetas. En Francia vieron la pel¨ªcula m¨¢s de 1,3 millones de personas. No obstante, la popularidad era lo ¨²ltimo que buscaba Kieslowski, un hombre retra¨ªdo, poco comunicativo, cerrado. En una de sus pocas entrevistas en todos estos a?os afirmaba que antes que nada le interesaba "incitar a la gente a la conversaci¨®n sobre las cosas importantes".

"Vivimos en un mundo que no sabe plasmar su propia idea. Las ideas de c¨®mo ordenarlo las tuvieron Hitler y Stalin. Conocemos las consecuencias. Me parec¨ªa que esta idea la ten¨ªa el Papa, pero luego result¨® que ¨¦l tampoco la tuvo", afirm¨® Kieslowski, como siempre algo rudo y brutal en sus declaraciones.

De una forma igualmente cr¨ªtica hablaba Kieslowski del cine contempor¨¢neo, que en su opini¨®n se encuentra en profunda crisis. En la entrevista concedida a la revista polaca Cine hace un a?o, Kieslowski dijo: "Todo el cine mundial est¨¢ en una condici¨®n fatal. Por eso celebramos su centenario con tanto desagrado". Estas palabras las pronunci¨® el cineasta despu¨¦s de que su pel¨ªcula Rojo no fuese galardonada con el Oscar. "El cine europeo", declar¨® Kieslowski en aquella ocasi¨®n, "s¨®lo podr¨¢ competir con el cine americano comercial cuando hagan su aparici¨®n directores tan grandes como Fellini o Bergman".

Kieslowski podr¨ªa cumplir tal papel. Cuando hace casi dos a?os anunci¨® su retirada del cine no quiso dar mayores explicaciones: "No hay ning¨²n misterio", dijo, "simplemente me voy, nada m¨¢s. Mi retirada es la mejor forma de no caerme de lo m¨¢s alto". Sab¨ªa que se arrepentir¨ªa de ello, pero a?adi¨®: "Tengo muy buenos recuerdos del cine y voy a tener cada vez mejores recuerdos. El abandono es el mejor m¨¦todo para que esos recuerdos sean cada, vez m¨¢s agradables. ?Que qu¨¦ voy a hacer ahora? Vivir, voy a vivir".

Kieslowski dijo en una ocasi¨®n: "Siempre quise llevar una vida tranquila". Ni pudo ni supo tenerla.