"Me basta con arruinarle el d¨ªa al lector"
"No hay posible sorpresa, y lo que nos aguarda / son unos aburridos minutos de basura". Tras esta Declaraci¨®n de principios, uno teme que Carlos Marzal se le vaya a suicidar all¨ª mismo, o que como m¨ªnimo le suelte una soflama incendiaria del tipo qu¨¦-pulo-esta-vida-nada-vale-la-pena. Porque la mayor¨ªa de los poemas de Los pa¨ªses nocturnos (Tusquets), el libro que present¨® el pasado jueves en Barcelona, parecen una invitaci¨®n a apearse de ella. Pero no es exactamente eso lo que pretende este valenciano de 34 a?os, de tez morena y verbo pulcro, sino solamente "dar un pu?etazo en el est¨®mago del lector". ?Para vengarse de qu¨¦? "De nada, me basta con arruinarle el d¨ªa al lector. En realidad es un intento de crear una emoci¨®n verdadera. Cuando siento que se me levanta la tapa de los sesos, eso es poes¨ªa".
Carlos Marzal es un prisma con muchas caras ins¨®litas para la imagen que solemos hacernos de un poeta. Aparte de la actividad literaria, sus dos grandes pasiones son el f¨²tbol ("madridista, mira") y los toros. De ¨¦stos, m¨¢s que simple aficionado es casi un experto: "Mi padre fue cr¨ªtico taurino en su juventud, y ya entonces pis¨¦ muchas plazas. Ahora voy mucho con Paco Brines, excelente espectador y escritor de lo mejor del siglo".
Letras y toros
As¨ª se entiende que codirigiera diez a?os Quites, una revista de tauromaquia y literatura editada en Valencia en la que escribieron y pintaron sobre el espect¨¢culo taurino escritores y pintores desconocedores, e incluso contrarios, de este arte.
Profesionalmente se gana la vida como profesor de instituto, y se muestra muy cr¨ªtico con la reforma educativa: "Haber relegado la Literatura a asignatura optativa nos va a costar unas cuantas generaciones de analfabetos, hasta que se invierta la tendencia de los legisladores". Con esa misma actitud cr¨ªtica explica la dureza de sus versos, que no esconden un escepticismo muy hondo, y la ausencia, de poemas de amor en su repertorio: "Cada autor tiene su centro. Un escritor puede cantar a la vida en sus poemas y despu¨¦s resultar un tipo superconcentrado, serio, incluso t¨¦trico. Yo me considero una persona muy vitalista y mi poes¨ªa est¨¢ hec1a desde un gran amor a la vida; precisamente por eso no me contengo a la hora de reflejar lo que tiene de cruel. No quisiera, transmitir la idea de desapego a la vida, sino todo lo contrario. Hay reproche a la vida porque hay amor profundo. S¨®lo se pueden desencantar los que han estado encantados antes". Curiosamente, en el ¨²ltimo libro tampoco hay ninguna composici¨®n nacida de su afici¨®n taurina: "En mi vida los toros son una pasi¨®n, pero no una pasi¨®n literaria. No es un tema que me lleve a escribir. Solamente lo hice en Media ver¨®nica para Manuel Machado, en el anterior libro, La vida de frontera. Para leer de toros prefiero a Joaqu¨ªn Vidal, probablemente una de las mejores firmas literarias del pa¨ªs, aunque creo que para ¨¦l la cr¨ªtica taurina no es m¨¢s que una excusa, ya que podr¨ªa escribir de cualquier cosa". Y el hilo de esta reflexi¨®n le lleva de nuevo a Los pa¨ªses nocturnos: "Uno no escribe sobre lo que se propone, la consciencia que se tiene de ello es muy difusa. Te van rondando las ideas durante un tiempo por la cabeza y al final consigues darle forma. Es un magma oscuro que uno no termina de conocer muy bien: son las zonas en sombra, los pa¨ªses nocturnos".
Como ejemplo de ese desencanto se erige el poema Despu¨¦s de las noticias de su muerte, un emotivo adi¨®s a Jaime Gil de Biedma enturbiado por la irritaci¨®n del trato que los medios de comunicaci¨®n dieron al suceso. La presencia del poeta barcelon¨¦s se rastrea a lo largo, no s¨®lo de esta sino de todas las composiciones del volumen: "Gil de Biedma ha marcado a toda una generaci¨®n porque mezcla la trascendencia con la iron¨ªa, el gui?o al lector, tanto vital como literario. Me reconozco miembro de esta escuela y no, me da ninguna verg¨¹enza decirlo, aunque ahora est¨¢ de moda por parte de ciertas corrientes atacar a las anteriores para cobrar ellos realidad".
Mientras huye, por razones obvias, de cualquier enfrentamiento art¨ªstico ("entrar en guerras literarias me parece completamente absurdo, la vida ya es bastante guerra"), Marzal busca editor para sacar un cuaderno-dietario, que ya tiene terminado, quiz¨¢s como primer paso de su gran sue?o rom¨¢ntico: vivir de y para la literatura.
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