El sistema se consolida en Ir¨¢n
Los resultados electorales auguran un c¨®modo ¨²ltimo a?o de mandato al presidente Rafsanyani
JUAN CARLOS GUMUCIO ENVIADO ESPECIAL,Aunque 10 d¨ªas despu¨¦s de las elecciones parlamentarias en Ir¨¢n todav¨ªa no se conocen los resultados finales, si algo puede asegurarse es que el sistema ha. dado un paso m¨¢s hacia su consolidaci¨®n. Vistos como una consulta crucial capaz de determinar el futuro pol¨ªtico de la Rep¨²blica isl¨¢mica, los comicios prometen mantener m¨¢s o menos inalterable la fisonom¨ªa del Parlamento, o Majlis, de 270 esca?os, y dar un margen de maniobra relativamente c¨®modo al presidente Al¨ª Akbar Hachemi Rafsanyani en el ¨²ltimo a?o de su mandato.
En Teher¨¢n se da por descontada la necesidad de una nueva ronda de votaciones el pr¨®ximo mes para la composici¨®n final del Malis, cuyo presidente, el conservador Al¨ª Nateq Nuri, encabeza la lista de Teher¨¢n con ligera ventaja sobre Faezeh Hachemii Rafsanyani, la din¨¢mica hija del primer mandatario y representante de los sectores progresistas.
Como en el Ir¨¢n revolucionario las diferencias entre los protagonistas de todo proceso electoral son m¨¢s bien cosm¨¦ticas, la lucha entre los conservadores de la Asociaci¨®n del Clero Combativo (ACC), de Nateq Nuri, y los tecn¨®cratas de grupos como los Sirvientes de la Construcci¨®n, los Funcionarios de la Construcci¨®n y el llamado Grupo-6 ha sido casi un formalismo.
En manos de conservadores o de los pragm¨¢ticos, el Majlis seguir¨¢ actuando como una extensi¨®n del poder de los principales l¨ªderes del pa¨ªs: el presidente Rafsanyani y el l¨ªder espiritual de Ir¨¢n, el ayatol¨¢ Al¨ª Jamenei.
La oposici¨®n, prohibida
Los ¨²nicos que han podido criticar el estado de cosas desde el interior de Ir¨¢n han sido los miembros del te¨®ricamente proscrito pero tolerado Movimiento Ir¨¢n Libre (MIL) del ex canciller Ebrahim Yazde. Denunciando una serie de maniobras, incluyendo la prohibici¨®n de reuniones y conferencias de prensa, los abanderados de la "liberalizaci¨®n de la revoluci¨®n" se abstuvieron de participar en las elecciones en se?al de protesta. Su futuro se toma ahora incierto. Pero pocos creen que su ausencia determine su eliminaci¨®n del restringido horizonte pol¨ªtico, pues el movimiento de Yazde otorga una especie de certificado democr¨¢tico al r¨¦gimen. La verdadera oposici¨®n, los grupos en el exilio, con su exponente m¨¢s visible, formado por los Muyahid¨ªn El-Kalq, no tienen posibilidad de alterar el equilibrio entre dogma y pragmatismo que produjo la revoluci¨®n de 1979.
Las principales dificultades no van a venir del frente pol¨ªtico interno o externo. La frialdad con que el sistema ha desechado a sus posibles cr¨ªticos -los 3.232 candidatos al Parlamento han tenido que ser previamente aprobados por un consejo inapelable de juristas y cl¨¦rigos- demuestra la vigencia de una constante del sistema que no admite partidos pol¨ªticos: los ¨²nicos que pueden aspirar al Parlamento son aqu¨¦llos que demuestren su lealtad a la revoluci¨®n isl¨¢mica y a su Constituci¨®n.
Si alguien se hac¨ªa ilusiones de que las presiones externas podr¨ªan determinar una suavizaci¨®n, debi¨® llevarse un chasco. Ni las presiones estadounidenses (Washington ha destinado unos 25.000 millones de pesetas para tratar de desestabilizar el Gobierno), que junto con Israel capitanea la coalici¨®n de enemigos de Teher¨¢n y que acaba de comprometer nuevos esfuerzos para "combatir el terrorismo", parecen destinadas a tener el efecto esperado. Al contrario, Ir¨¢n est¨¢ desde hace a?os demostrando que la "pol¨ªtica de asedio" ayuda a cerrar filas en torno a sus l¨ªderes.
Los problemas de Ir¨¢n son principalmente econ¨®micos y el Gobierno va a tener que adoptar medidas para mitigar el descontento popular con la escalada del coste de vida. O recurrir a una gradual liberalizaci¨®n de la pol¨ªtica que permita a medio plazo el nacimiento de partidos de intachables credenciales revolucionarias para que act¨²en como v¨¢lvulas de escape. El poderoso clero que lo controla todo sabe que tarde o temprano va a tener que hacer concesiones para impedir que su oscilante popularidad no se salga de los par¨¢metros de lo aceptable y ponga en riesgo su posici¨®n de privilegio.
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