Las izquierdas deben dialogar
El 3 de marzo de 1996 el electorado ha vuelto a dar una mayor¨ªa sociol¨®gica de izquierdas. Las opciones que se reclaman de las izquierdas han obtenido un mill¨®n de votos m¨¢s que las que se reclaman o se ubican en la derecha o en el eufem¨ªstico centro. Y esto es un dato m¨¢s en el mapa pol¨ªtico surgido de las elecciones, harto m¨¢s desproporcionado y complejo que el anterior.El PP es la primera opci¨®n, pero quedando lejos de cualquier veleidad de "nueva mayor¨ªa" o de gobierno en solitario. Las minor¨ªas mal llamadas "nacionilistas" cobran m¨¢s importancia, y, especialmente CiU, ganan valor decisivo. Parecer¨ªa l¨®gico que fuesen ellas las que facilitasen el gobierno de Aznar. Ser¨ªa l¨®gico por razones de mandato electoral (por las proporciones que emanan de las urnas), por proximidad program¨¢tica especialmente en temas socioecon¨®micos (o sea, por lo que se explic¨® y comprometi¨® en estas tem¨¢ticas para recabar el apoyo de la ciudadan¨ªa), y por coincidencia internacional y europea (los eurodiputados del PNV o de UDC se sientan en los mismos esca?os del Partido Popular europeo que los de Aznar).
A?adir¨ªa una raz¨®n hist¨®rica que, si se cumpliese, dar¨ªa con aquel posible acuerdo parlamentario un gran valor a?adido para todos: la posibilidad de que el PP "centrase" -por no decir rectificase- su pol¨ªtica auton¨®mica y su visi¨®n del Estado hacia una comprensi¨®n de la plurinacionalidad y la diversidad.
S¨®lo en el caso de que fracasase este tipo de acuerdo se deber¨ªa explorar la hip¨®tesis de un encargo de investidura al PSOE con el necesario compromiso de ¨¦ste y de IU-IC de entrar en un serio di¨¢logo para forjar un acuerdo de izquierdas. No hace falta decir que ¨¦sta ser¨ªa la opci¨®n m¨¢s deseable para nosotros, pero es la m¨¢s distante de los resultados electorales.
De todas formas, en cualquiera de las hip¨®tesis, incluso en la de una nada beneficiosa inmediata vuelta a las urnas, el PSOE e IU-IC debemos dialogar. Y ello es, as¨ª por deducci¨®n elemental de aquella mayor¨ªa sociol¨®gica aludida al principio, por las interpretaciones que de ella se pueden derivar y por el futuro de las izquierdas.
Vamos por partes. En primer lugar, los electores de izquierdas han consolidado una pluralidad de opciones, lejos de las maniobras de absorci¨®n en una "casa com¨²n". En segundo, la pluralidad no ha comportado reequilibrio ni mucho menos sorpasso. Esta ¨²ltima concepci¨®n ha quedado palmariamente descalificada por las urnas, junto con la prepotencia de definirse como la ¨²nica opci¨®n de izquierdas y descalificar a opciones con sensiblemente mayor apoyo electoral.
Es bueno empezar por valorar cr¨ªticamente los m¨¢s de nueve millones de votos obtenidos por el PSOE. A pesar de ellos, el PSOE pierde el Gobierno adem¨¢s de 18 diputados. Una parte importante de aquellos votantes ha hecho una opci¨®n ¨²til para parar al PP, para frenar su posible tendencia autoritaria o sus veleidades de privatizar los magros espacios del Estado de bienestar obtenidos en Espa?a. Pero no pueden leerse como un aval a las pol¨ªticas que han llevado a la precariedad laboral, al incremento de la fractura social, al encubrimiento de pr¨¢cticas corruptas o irregulares o a la inclusi¨®n protectora de Barrionuevo en las listas (esto ¨²ltimo sin entrar a considerar la evoluci¨®n de los sumarios existentes).
Estas elecciones han evidenciado que existe un espacio de voto de izquierdas indeciso (entre PSOE e IU-IC) que incluso puede votar en blanco (voto que esta vez ha vuelto a crecer).
La pregunta clave para nosotros, para IU-IC, es: ?por qu¨¦ no nos han considerado a nosotros ¨²tiles desde la izquierda para parar al PP? En l¨ªneas generales, creo que podemos constatar que nuestro discurso se hab¨ªa alejado de aquel espacio y de aquellas preocupaciones ciudadanas progresistas. Las "dos orillas", los esquematismos ideol¨®gicos sobre Europa, el enfrentamiento con una mayor¨ªa sindical o la reactivaci¨®n de una formaci¨®n partidista comunista, hoy por hoy inapelablemente invalidada ante la opini¨®n p¨²blica de las democracias avanzadas, forman parte tambi¨¦n de las explicaciones de nuestros posibles errores.
El futuro de las izquierdas, constatada aquella mayor¨ªa sociol¨®gica, exige, a partir del respeto a la identidad y al peso espec¨ªfico de cada uno, un di¨¢logo con tres objetivos inmediatos: a) el consenso para la gobernabilidad, desterrando est¨¦riles enfrentamientos parlamentarios como los que se han practicado especialmente por el PP en la anterior legislatura, y la preparaci¨®n de la disponibilidad para un superhipot¨¦tico caso de alternativa inmediata; b) el acuerdo b¨¢sico de izquierdas sobre un conjunto de medidas de salvaguarda y desarrollo del bienestar y de las libertades ante posibles tentaciones regresivas del Gobierno de Aznar. Para este acuerdo se deber¨ªa reconstruir la interlocuci¨®n con todos aquellos sujetos sociales progresistas, con un especial empe?o en facilitar, desde la independencia, la unidad de acci¨®n sindical; c) la definici¨®n de las bases de una alternativa de mayor¨ªa, parlamentaria o de gobierno, de izquierdas para las pr¨®ximas elecciones generales, a?adiendo, en clave catalana, las bases de una mayor¨ªa similar en Catalu?a (donde las izquierdas, a diferencia del 93, tambi¨¦n somos electoralmente mayoritarias) para impedir una repetici¨®n de la influencia sobredimensionada de la opci¨®n conservadora de Pujol.
Todo ello requiere, creo que de forma indispensable, apelar a la raz¨®n cr¨ªtica de la intelectualidad para que, aprendiendo de la sinraz¨®n de los pesebres o manipulaciones de escaparate, todos empecemos a renovar las pol¨ªticas y los discursos de las izquierdas.
es presidente de Iniciativa per Catalunya.
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