"Europa debe hablar con una sola voz"
El comisario de Asuntos Institucionales, Marcelino Oreja, de 61 a?os de edad, representa al Ejecutivo comunitario en la Conferencia. Intergubernamental (CIG) que inicia el viernes la reforma del Tratado de Maastricht. Alberga un temor: que "uno de los caballos de batalla" de la CIG sea "el intento de limitar los poderes de la Comisi¨®n", su monopolio de la iniciativa legislativa y su competencia de "guardiana" de los tratados. "Si eso se desfigura, quebrar¨¢ el conjunto del edificio". Se abre una batalla compleja, pero Oreja espera progresos en pol¨ªtica exterior, adaptaci¨®n institucional para acoger al Este y ampliaci¨®n de libertades y seguridad interior de la Uni¨®n Europea (UE).
Pregunta. La CIG empieza con el veto de Francia a que participe en ella el Parlamento Europeo, un mal augurio para el d¨¦ficit democr¨¢tico de la UE.
Respuesta. El Parlamento deber¨ªa estar presente. No veo contradicci¨®n alguna. La apelaci¨®n a la divisi¨®n de poderes cl¨¢sica no es aplicable a la arquitectura comunitaria. Jur¨ªdicamente puede haber dudas sobre esta presencia, pol¨ªticamente no. Pero eso requer¨ªa la unanimidad de los Quince. Una vez que un Estado decide no aceptar observadores, hay que buscar otros medios para involucrar al Parlamento en la reforma. Hay tres f¨®rmulas, acumulables: que sus representantes asistan a la apertura de todas las sesiones de trabajo; que peri¨®dicamente se celebre una conferencia interinstitucional; que la presidencia del Consejo le informe minuciosamente. Si eso se cumple, el resultado no ser¨¢ perfecto, pero s¨ª suficiente.
P. El objetivo es adaptar la Uni¨®n a la adhesi¨®n de los pa¨ªses del Este.
R. S¨ª, porque el edificio no est¨¢ hoy en condiciones de acogerles, porque su estructura ha llegado al l¨ªmite de sus posibilidades. Pero la reforma debiera hacerse incluso sin contar con ello, porque necesitamos dar respuestas a los problemas de los ciudadanos que, dada la globalizaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica, ya no tienen soluci¨®n a nivel del Estado, sino mediante un ejercicio de soberan¨ªa compartida. Adem¨¢s, cuando florecen en el mundo grandes conjuntos pol¨ªtico-econ¨®micos, Europa debe hablar con una sola voz. Hay que reforzar la uni¨®n pol¨ªtica.
P. La Comisi¨®n propone incorporar el empleo al Tratado. ?Qu¨¦ eficacia tendr¨ªa?
R. Es crucial promover el modelo europeo de sociedad, que a¨²na valores como los derechos humanos; una econom¨ªa abierta, que genera competitividad empresarial; y la cohesi¨®n territorial y econ¨®mico-social. La creaci¨®n de empleo no resultar¨¢ directamente de la pol¨ªtica comunitaria, pero ¨¦sta puede crear las condiciones de una estrategia com¨²n que favorezca el empleo. ?C¨®mo? A trav¨¦s de iniciativas como las grandes redes transeuropeas, la pol¨ªtica de telecomunicaciones, de investigaci¨®n o para las pymes. Fomentando la cooperaci¨®n entre los agentes sociales. Consolidando los mecanismos de vigilancia de la pol¨ªtica econ¨®mica. Introduciendo en todas las pol¨ªticas comunitarias el criterio de que contribuyan a crear empleos. Por eso, adem¨¢s del cap¨ªtulo social global, hay que insertar en el Tratado una disposici¨®n espec¨ªfica sobre empleo.
P. Proponen culminar la libre circulaci¨®n de personas y establecer un espacio de seguridad com¨²n. Pero esto choca con un convenio de Schengen semparalizado y con e desacuerdo que impide el nac¨ª miento de Europol.
R. Schengen fue un paso importante, que unos a?os antes era impensable. Demuestra que el m¨¦todo adoptado, la cooperaci¨®n intergubernamental, es insuficiente para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Hay que integrarlo en el Tratado. La libre circulaci¨®n debe completarse con una comunitarizaci¨®n de los asuntos de Justicia e Interior, el tercer pilar: asilo, inmigraci¨®n, criminalidad, droga, terrorismo... Hay resistencias, pero tambi¨¦n avances.
P. Otro cap¨ªtulo estrella es la pol¨ªtica exterior. Tambi¨¦n amenaza con amanecer estrellado, como sugiere Bosnia.
R. Proponemos tres medidas. Una: para preparar las decisiones, establecer una c¨¦lula de an¨¢lisis -es incre¨ªble que a¨²n no exista- donde se integren las experiencias de los Estados y las de la Comisi¨®n. Dos: para adoptar las decisiones deber¨¢ operarse con mayor¨ªas, mayor¨ªas cualificadas o supercualificadas, de forma que la regla no sea la unanimidad, que es paralizante. Tres: hay que hacer m¨¢s visible y m¨¢s ¨¢gil la pol¨ªtica exterior, pero inventar una figura que la encarne en solitario es una falsa soluci¨®n. Debemos combinar dos elementos, el diplom¨¢tico de los Estados y el econ¨®mico de la Comisi¨®n.
P. Una Europa de 27 miembros no puede funcionar como una de seis.
R. La extensi¨®n del voto mayoritario es esencial para que funcione una UE ampliada. Las otras cuestiones, la mayor ponderaci¨®n de votos de los Estados m¨¢s poblados o la reducci¨®n del n¨²mero de comisarios a uno por pa¨ªs, deben resolverse desde el objetivo de mantener el equilibrio que estuvo en el origen de - la Comunidad de seis pa¨ªses, tres grandes y tres peque?os. Si se refuerza la ponderaci¨®n seg¨²n el n¨²mero de habitantes se desequilibra a los peque?os" y habr¨¢ que compensarles en otro aspecto. Si se deja a los grandes con un solo comisario se les perjudica... Lo esencial es mantener un equilibrio global asumible por todos.
P. Muchos, la Comisi¨®n incluida, apuestan por una Europa de varias velocidades. ?Desmontar¨¢ el invento original?
R. En parte ya existe, como en la uni¨®n monetaria. Proponemos la flexibilidad, pero no para todo, eso ser¨ªa una Europa a la carta. Todos deben decidir sobre las reglas de juego comunes, aunque en algunos casos se apunten m¨¢s tarde. Las condiciones para la flexibilidad son cuatro: compatibilidad con los objetivos de la Uni¨®n, respeto a su marco institucional, apertura al acceso de los Estados que deseen y puedan alcanzar formas reforzadas de integraci¨®n, y mantenimiento del mercado ¨²nico y de sus pol¨ªticas complementarias.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.