Moreno-Dur¨¢n: "Los escritores son transgresores, ninguno quiere ser la madre Teresa de Calcuta"
'Como el halc¨®n peregrino' retrata a 33 autores contempor¨¢neos
Asegura el escritor colombiano Rafael Humberto Moreno-Dur¨¢n (Tunja, 1946) que "todo escritor tiene un determinado olfato para captar el lado menos apacible de la realidad". En su opini¨®n, el oficio de las letras va asociado a un deseo de cambiar el entorno de quienes lo cultivan: "Todos son transgresores, no conozco a ning¨²n escritor que quiera ser la madre Teresa de Calcuta". Por eso ha elegido la met¨¢fora del halc¨®n, "que es un animal de caza, no pac¨ªfico", para el t¨ªtulo de su ¨²ltimo libro, Como el halc¨®n peregrino (Aguilar), en el que traza las semblanzas de 33 escritores hispanoamericanos contempor¨¢neos.Adolfo Bioy Casares, Ernesto S¨¢bato, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Jos¨¦ Donoso, Carlos Barral, Camilo Jos¨¦ Cela, Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, Fernando Savater, Carlos Fuentes, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa son s¨®lo una tercera parte de los escritores a cuya figura se ha aproximado Moreno-Dur¨¢n en su libro. Son semblanzas realizadas desde la privilegiada postura de la primera persona: en la mayor¨ªa de los casos, el autor mantiene v¨ªnculos de amistad con los personajes retratados.
S¨®lo una peque?a parte de los perfiles, en los que el autor combina el lado humano con la vertiente profesional, son fruto de entrevistas solicitadas expresamente para la prensa y la televisi¨®n. El resultado, seg¨²n el propio escritor, es "un atlas vivo de la literatura hispanoamericana justificado por mi amistad con los personajes que convoco".
En cuanto a las razones m¨¢s profundas que le han llevado a escribir Como el halc¨®n peregrino, Moreno-Dur¨¢n las describe como una deuda con quienes no han compartido su privilegio: "Creo que debo aprovechar los momentos de lucidez de la memoria para fijar en el papel mis experiencias humanas con estas personas que ya est¨¢n consagradas ante la cr¨ªtica. Es una lucha contra el olvido", dice, y a continuaci¨®n se apresura a desanimar a los m¨¢s morbosos: "Detesto el sensacionalismo, y por tanto no he narrado ninguna intimidad, aunque s¨¦ que hay cosas que a la gente le gustar¨ªa conocer".
M¨¦todos de trabajo
En esas semblanzas, que el autor ha ido escribiendo, poco a poco, mediante detalladas notas sobre los personajes tomadas a lo largo de 25 a?os, Moreno-Dur¨¢n desvela al lector trazos curiosos. Por ejemplo, explica de qu¨¦ forma tienen organizada su biblioteca los escritores descritos, qu¨¦ libros tienen a mano, cu¨¢les son sus man¨ªas a la hora de trabajar y d¨®nde y cu¨¢ndo escriben. "He descubierto que ninguno de ellos sigue el mismo m¨¦todo. Los hay que se imponen una disciplina castrense, como Vargas Llosa y Garc¨ªa M¨¢rquez; otros s¨®lo escriben durante sus viajes; algunos aman los ordenadores, y otros s¨®lo saben escribir a mano, como Goytisolo...".Sin embargo, tambi¨¦n ha encontrado algunos rasgos comunes a la mayor¨ªa. "Me sorprendi¨® ver que muchos de ellos, en alg¨²n lugar destacado de sus casas, tienen una fotograf¨ªa con el rey Juan Carlos, sea cual sea su inclinaci¨®n pol¨ªtica", dice el autor. Coinciden tambi¨¦n en su amor por los animales de compa?¨ªa: "La mayor¨ªa tienen gatos o perros, supongo que para combatir la soledad t¨ªpica del escritor". Y tambi¨¦n por las mujeres j¨®venes: "Los m¨¢s consagrados dejan su agenda diaria en manos de sus mujeres, que generalmente son tres veces m¨¢s j¨®venes que ellos y provienen del mundo de la prensa o la televisi¨®n".
Todos ellos hacen las maletas con frecuencia: "Desde muy j¨®venes han sido viajeros impenitentes: los escritores necesitan el viaje como un elemento m¨¢s de su escritura". Y su formaci¨®n acad¨¦mica es tambi¨¦n similar: "En un 70% de los casos, son abogados o han iniciado estudios de Derecho". Comenta Moreno-Dur¨¢n que el lector puede tambi¨¦n descubrir otros detalles poco conocidos del car¨¢cter de los entrevistados, como Ia gran humanidad" de Carlos Fuentes o la "dificultad de trato de Octavio Paz y Goytisolo". Pero, por encima de todo, podr¨¢ hacer suya una m¨¢xima que el autor aprendi¨® hace mucho tiempo: "No hay que juzgar al escritor por su car¨¢cter, sino por sus obras".
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