Para gente con alma
Son algo semejante a los ¨¢ngeles, tres, guardianes del barrio, que llevan recorriendo d¨¦cada y media aproximadamente. Malasa?a sabe de sus maravillas a m¨®dico precio dispensadas, que no s¨¦ si nos las merecemos.Sus ojos habr¨¢n visto cuanto hay que ver, y aquello que no hubieran querido contemplar. Memoria en estado puro, con entrada reservada a ¨ªntimos, amistades y gentes de bien, quiero decir: a personas tolerantes y que no desprecien el mestizaje de ninguna clase, comenzando por el cultural, por favor.
Fotos que empezaron costando 125 pesetas, en fin, grabados a color en cartulina, o una caricatura que se cobra a precio humilde. Son tres supervivientes que asistir¨ªan a las redadas a destajo, a finales de los a?os setenta, que se hac¨ªan en el barrio para disuadir a pasotas y simpatizantes. Vete a saber qu¨¦ otros intereses sociopol¨ªticos, corno gustaba anotarse en las revistas al uso, habr¨ªa para organizar aquellas movidas tal que maniobras militares.
En la actualidad, sin embargo, los tres guardianes de sue?os y buenos deseos, notarios de nuestra intimidad de barrio con esp¨ªritu y conciencia de ciudadanos del mundo, afinar¨¢n el olfato por si flota en el ambiente el tufa criminal de los rapados.
?Ay, qu¨¦ redadas! Pod¨ªas salir de la tabernilla que hab¨ªa junto a la Oriental, parade?a con la plaza, tal vez acaramelado con una novia, o charlando con un amigo, y el decorado se hab¨ªa transformado. Aquello parec¨ªa un exterior d¨ªa, si no era de noche, claro, preparado para rodar la ca¨ªda de la Casa de la Moneda, Chile, golpe de Estado muy. presente en cualquier progresista de entonces. Grises y especiales por doquier, perros amaestrados, furgonetas, los llamados canguros para recoleccionar reos, jeeps. Y eso que no hab¨ªa bandas de ni?atos masacrando por placer a las personas...
Pero nuestros tres ¨¢ngeles de la guarda, venga. a recorrer el barrio de punta a punta, y en las dos encontraban, as¨ª como durante el viaje, gente que les requer¨ªa. Para una foto de grupo, de pareja o individual, reflejo de momentos especiales por el marco y la oportunidad tal vez m¨¢gica. Una caricatura a bol¨ªgrafo, por personaje o arrejuntada, con el perfil ins¨®lito y disparatado que nos descubrimos en tales retratos siempre. Ese grabado que nos haga so?ar un cuento como de hadas, una noche de s¨¢bado en un lugar encantado, sin f¨¢bula ni argumento ni desenlace, y el transcurrir estimable y con fecha registrable en la memoria: un olor, tal sabor, un minuto que jam¨¢s podr¨¢ olvidarse y que no doler¨¢.
Y pasan los d¨ªas, las crisis y los gobiernos, la vida: con sus alegr¨ªas y sus desenga?os, y los tres siguen recorriendo el barrio. Con su aliento largo y un af¨¢n plagado de anhelos. C¨®mo si no iban a poder mantenerse sin doblegar, sin agrias propuestas, tensi¨®n en el trato ni s¨²plicas. Es sencillo, sucede que son tres poeteas en estado puro. Una foto propicia que s¨ª puede escoger si la contemplas pasados 10 a?os. Un grabado adecuado para inventarse la vida. 0 una caricatura sin duelos ni quebrantos, distinta, puede que chivata pero un canto al santo humor.
La c¨¢mara colgada al hombro y la sonrisa escueta, la foto que al d¨ªa siguiente est¨¢ a tu disposici¨®n en el lugar de autos. El bol¨ªgrafo a punto, la alta barba cana de porte franciscano, con recado de cuartillas debajo del brazo prontas al vuelo. Y quien cierra el tr¨ªo, caminando en zapatillas blancas de las mil leguas, suela y tela, paso a paso recorriendo las cuatro estaciones con los grabados a cuestas.
Coda. De un grupo conocido como Ketama, he cogido las palabras para ponerle t¨ªtulo a la cr¨®nica que a los tres vates, l¨ªmpidos y sobrios como el agua serrana y clara, brindo porque se la merecen y espero les haga justicia.
Al son sabroso y aflamencado de tal grupo, me los imagino por esas calles cuando la noche llega. De local en local, ofreciendo su que hacer r¨ªo de esperanzas, im¨¢genes de cristas y ox¨ªgeno. Gracias. Poetas.
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