Entendimiento
Despu¨¦s de las pasiones desatadas y la furibundicia que hemos experimentado todos durante tantos meses se agradece la aparente calma chicha que se atraviesa ahora. En el silencio de este espacio sin viento la vida contin¨²a: por ejemplo, ya se ha constituido la nueva Mesa del Congreso, un rito elemental de la democracia. Y se ha elegido a un miembro del Opus para la presidencia. Los valores del Opus siempre me han producido sarpullidos, pero, en fin, la madurez pol¨ªtica es as¨ª, y la alternancia democr¨¢tica implica que a veces ganen tus contrarios. De hecho, es una gloria constatar que, por primera vez en este pa¨ªs, los oponentes hemos dejado de degollarnos los unos a los otros por opinar distinto. Ahora s¨®lo nos insultamos sa?udamente: pero eso no mata a nadie y, adem¨¢s, descarga la adrenalina que es un gusto.Al poco de las elecciones escuch¨¦ c¨®mo Pepe Navarro hablaba en su Mississippi de un hombre que hab¨ªa asesinado a su mujer porque ella hab¨ªa votado al PP. "?Se imaginan que alguien pueda matar a otra persona por el simple hecho de su voto?", se escandalizaba Navarro, recalcando lo incre¨ªble, lo absurdo del motivo criminal. Pues bien, eso que hoy nos parece, en efecto, tan inconcebible ha sido lo habitual en Espa?a hasta anteayer. En realidad, lo anormal, lo ins¨®lito y lo aut¨¦nticamente novedoso en el pa¨ªs es nuestra reci¨¦n estrenada tolerancia: esto es, que Trillo sea el presidente en el Congreso sin que nadie haya intentado rebanarle el gaznate previamente, y que yo pueda decir que Trillo es un petardo sin que nadie me fusile al amanecer. Hemos recorrido un camino muy largo en muy poco tiempo; y entre todos, amigos y enemigos (s¨ª, tambi¨¦n esos enemigos con quienes intercambiamos insultos ac¨¦rrimos), hemos construido, es un orgullo, este inmenso logro del entendimiento.
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