El Atl¨¦tico pierde pegada
El empate del equipo de Antic en Oviedo a?ade m¨¢s emoci¨®n a la Liga
Una escena de la pel¨ªcula de Spielberg El diablo sobre ruedas ilustra la situaci¨®n en que se encuentra el Atl¨¦tico. El coche de un viajante, perseguido por un cami¨®n que trata de arrollarlo, empieza a perder gas en una empinada cuesta. El perseguido mira hacia atr¨¢s, ve acercarse al monstruo y patea el acelerador con ansia, buscando con la mirada el final de la cuesta. El Atl¨¦tico es el coche, tal vez con los manguitos empezando a chamuscarse. Se entiende que el Barcelona es el cami¨®n.Oviedo es una de esas plazas donde Gil y los suyos han hecho amigos. La hinchada local recibi¨® al Atl¨¦tico al grito de "Antic, te odio", aunque no puede decirse que al l¨ªder le esperara en Oviedo un infierno. El estadio no se llen¨® y los jugadores locales, al contrario que su p¨²blico, lejos de tener cuentas pendientes con Antic, profesan cierta admiraci¨®n por su anterior t¨¦cnico, ahora en el Atl¨¦tico. Por lo tanto, los ¨¢nimos andaban divididos: la presi¨®n de la hinchada contra el Atl¨¦tico no fue suficiente para lanzar al Oviedo en la primera parte. El equipo local estuvo en plan contemplativo bastante rato.
El primer tiempo gir¨® en torno a Kiko y Caminero, por un lado, y a L¨®pez Nieto por otro. Sobre los dos primeros asent¨® el l¨ªder su iniciativa y construy¨® todo su f¨²tbol. Sobre el ¨¢rbitro cayeron un c¨²mulo de sospechas. En el gol de Caminero hasta los propios atl¨¦ticos se quedaron mirando al juez de l¨ªnea, como pregunt¨¢ndose d¨®nde diablos habr¨ªa perdido aquel buen hombre su bander¨ªn. O Caminero estaba en fuera de juego cuando empuj¨® en el ¨¢rea peque?a el disparo de Geli, o el susodicho linier ve mejor que Superm¨¢n. Los dem¨¢s en el estadio hubieran apostado por el fuera de juego todas sus pertenencias.
Si, en efecto, hubo fuera de juego, a L¨®pez Nieto le hizo un flaco favor su ayudante. Sin embargo, iban 35 minutos de partido cuando pit¨® la primera falta contra el Atl¨¦tico. El dato desped¨ªa cierto tufillo a decir de la hinchada local, que llen¨® de sospechas el arbitraje. El p¨²blico estuvo m¨¢s atento a las decisiones de L¨®pez Nieto que al apoyo de su equipo, quiz¨¢ porque el juego del Oviedo ten¨ªa poco poder¨ªo.
El Atl¨¦tico hab¨ªa salido a por el partido. Durante muchos minutos se vio lastrado por ese estado de ansiedad que tanto se le critica al l¨ªder ¨²ltimamente. Son esas ganas locas de acabar cuanto antes con el encuentro, haciendo sonar el toque de carga y mirando con frenes¨ª hacia el marco rival. El Atl¨¦tico se ech¨®. enseguida sobre el Oviedo y pretendi¨® resolver el partido como el que dicta un telegrama: todos presionan y Kiko inventa.
En el cuadro madrile?o volvi¨® a funcionar hasta el descanso esa maquinaria de precisi¨®n que es su sistema t¨¢ctico; la exacta colocaci¨®n de todos y la limitaci¨®n de cada uno a sus funciones. Y uno de los que mejor interpretan su posici¨®n es Molina, que actu¨® m¨¢s de libre que de portero, midiendo perfectamente las distancias y las salidas. Meter un bal¨®n por detr¨¢s de la defensa del Atl¨¦tico se hizo casi imposible ante la presencia de Molina en el borde del ¨¢rea. Sin embargo, esta vez Pantic no estuvo en la onda. Kiko y Caminero modelaron a su modo el partido. El primero acert¨® casi siempre; el segundo fall¨® m¨¢s de lo debido. Perdon¨® dos goles y personific¨® ese tan manido estado de m¨¢xima ansiedad con que el Atl¨¦tico afronta el asalto final por el t¨ªtulo de Liga.
El Oviedo tard¨® media hora en salir de la jaula en que le hab¨ªa encerrado su rival. Apareci¨® Onopko, el objeto de la disputa de Antic con su antiguo equipo, y Berto, el mejor del Oviedo en una tarde plet¨®rica, estrell¨® en el larguero un remate desde lejos. Fue el primer aviso de la entrada del Oviedo en el partido, despu¨¦s de un comienzo g¨¦lido. Hab¨ªa aceptado el dominio del Atl¨¦tico y s¨®lo el gol de Caminero le oblig¨® a entrar en la pelea.
Pero para el l¨ªder se abri¨® la caja de los truenos tras el descanso. El Oviedo sac¨® un arma que apenas habr¨¢ tenido que neutralizar en toda la Liga el sistema de Antic: una rapidez desenfrenada. Lo hizo todo el cuadro local a mil por hora. Decidi¨® morir matando y se encontr¨® con, que al Atl¨¦tico empezaban a rechinarle todos los engranajes. En el cuerpo a cuerpo, el Atl¨¦tico comenz¨® a resquebrajarse.
Tard¨® poco en llegar el empate, tambi¨¦n a toda velocidad. Stoijkovski arrambl¨® con todo por su carril, Molina se quit¨® de encima el remate de Oli y Carlos s¨®lo tuvo que empujar a gol. El Tartiere se convirti¨® entonces en una caldera a toda presi¨®n y el partido, en una ruleta rusa. El empate hab¨ªa vuelto, pero el Oviedo no quiso dar tregua. Sigui¨®, pasado de revoluciones, lanzando sus pu?ales a las espaldas de la defensa rival, que por entonces no era precisamente un prodigio de ajuste.
La guerra termin¨® cu¨¢ndo el Oviedo se qued¨® sin fuerzas. El Atl¨¦tico respir¨® hondo en los cinco ¨²ltimos minutos y, tras el pitido final, se habr¨¢ puesto a mirar atr¨¢s, a ver d¨®nde viene ese maldito cami¨®n que le persigue.
Antic no quiere ni o¨ªr hablar del Bar?a
A Radomir Antic le recordaron la presi¨®n del Barcelona en el tramo final de la Liga cuando compareci¨® en la rueda de prensa, tras ¨¦l empate ante el Oviedo. El t¨¦cnico serbio se neg¨® a hablar del Barcelona, por mucho que un periodista le cantara en directo el primer gol azulgrana ante la Real Sociedad. El entrenador del Atl¨¦tico explic¨® que su equipo hab¨ªa tenido oportunidades para ganarle al Oviedo, tal y como hab¨ªa jugado la primera parte: "En el segundo tiempo no hemos jugado igual. Ellos aprovecharon una ocasi¨®n para marcar y, despu¨¦s del empate, perdimos el control del partido".Antic tuvo elogios para su antiguo equipo y coment¨® que el Oviedo hab¨ªa peleado desde el minuto 1 al 90: "A pesar de todo, creo que el resultado es positivo. Estamos a final de temporada; nos entran las prisas y perdemos el orden y el control".
Sobre las jugadas discutidas del encuentro, en especial el, gol de Caminero, el t¨¦cnico colchonero asegur¨® que no hubo fuera de juego. Sin embargo, se quej¨® con iron¨ªa del gol del empate: "En el gol del Oviedo, el bal¨®n sale por la banda ante mis narices antes del centro del jugador ovetense".
Otros protagonistas de las jugadas pol¨¦micas discreparon sobre as decisiones arbitraes. Caminero reconoc¨ªa su sorpresa por verse tan solo en el ¨¢rea peque?a del Oviedo: "No puedo decir si estaba en fuera de juego o no; s¨®lo s¨¦ que el ¨¢rb¨ªtro pit¨® gol".
Tambi¨¦n hubo disparidad en una ca¨ªda de Kiko en el ¨¢rea local, en lucha con Pedro Alberto. Para el gaditano fue penalti y expulsi¨®n clara de Pedro Alberto. El defensa ovetense aseguraba que se trat¨® s¨®lo de un choque. Kiko dio razones contundentes de por qu¨¦ no le hab¨ªa protestado a L¨®pez Nieto ese presunto penalti: "L¨®pez Nieto es paisano m¨ªo, pero ya me ha expulsado tres veces". Kiko s¨ª coment¨® brevemente el asunto de la persecuci¨®n del Barcelona: "Ahora mismo nos pueden chupar todav¨ªa dos puntos y estar¨ªamos con ventaja".
El entrenador del Oviedo, Iv¨¢n Brzic, apenas disimulaba su conformidad con el resultado: "No quiero decir que estamos content¨ªsimos, pero hemos jugado contra un rival muy fuerte. Estuvimos muy cerca de la victoria, porque hemos tenido paciencia y mucho orden, lo que se debe tener cuando se juega contra el l¨ªder".
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