Observaciones a un art¨ªculo
Por opci¨®n personal vivo y trabajo en Fuenteheridos, un peque?o pueblo enclavado en la, sierra de Aracena, provincia de Huelva. Por tanto, mi voto a IU es uno de los 700.000 que, seg¨²n Jordi Sol¨¦ Tura, se ha perdido, en las circunscripciones donde, ¨¦sta no ha obtenido nunca ni va. a obtener un solo diputado" (v¨¦ase EL PA?S del 18 de marzo de 1996). Seg¨²n esta argumentaci¨®n -coherente con los c¨¢lculos de Alfonso Guerra,y Cipri¨¢ Ciscar (v¨¦ase EL PA?S del mismo d¨ªa)-, quienes vivimos en una, de las 13 provincias donde IU, hoy por hoy, no tiene posibilidades de obtener esca?o somos doblemente responsables de la derrota del PSOE y, en consecuencia, de la llegada de la derecha. al Gobierno (que no al poder, donde siempre ha estado): no s¨®lo somos obstinadamente ut¨®picos, sino que adem¨¢s somos obcecadamente ilusos.Lo que podr¨ªamos llamar el c¨¢lculo de la utilidades, sin duda, una de las m¨²ltiples y leg¨ªtimas razones -tan variadas y complejas como las personas mismas- que hay detr¨¢s de cada uno de los votos. En mi caso, la utilidad no s¨®lo est¨¢ medida en t¨¦rminos de cantidad -que tambi¨¦n-, sino, sobre todo, de coherencia y dignidad. Coherencia, porque entiendo ' que cuando votamos no s¨®lo estamos votando a unas siglas, a un programa o a un l¨ªder, sino que estamos vot¨¢ndonos a nosotros mismos, a nuestro propio proyecto personal. Dignidad, porque -aun pudiendo- no quiero dejar de mirar la realidad del mundo rural en el que vivo, y en ¨¦l observo una reiterada pr¨¢ctica neocaciquil -consciente o inconsciente, pero nunca inocente- ejercida por muchos alcaldes y cargos p¨²blicos que se nombran socialistas y dicen ser de izquierdas.
?Por qu¨¦, en vez de lamentarse por nuestra actitud, el PSOE no ha modificado en este tiempo la Ley Electoral para que m¨ª voto y, el de los otros 699.999 obstinados votantes de IU tengan la representaci¨®n que merecen? ?No hubiera eso fortalecido nuestra democracia? ?No hubiera sido eso m¨¢s ¨²til para la propia izquierda, la posible y la real?
Dicho queda todo con la humildad de quien reconoce el propio pecado de soberbia (seg¨²n la RAE, altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros)..
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