Tres ganadores sin piedad
A¨ªto, Maljkovic y Obradovic, obsesionados por el trabajo y la disciplina, son los t¨¦cnicos de moda en Europa
Si est¨¢s exhausto, no mires de reojo esperando una mirada complaciente. Traga una bocanada de aire, lev¨¢ntate y corre. Corre deprisa e incorp¨®rate a tu posici¨®n defensiva. No lo pienses. Cuanto antes. Un descuido m¨¢s y estar¨¢s chupando banquillo. La obsesi¨®n por la perfecci¨®n es un denominador com¨²n que persigue las trayectorias de A¨ªto Garc¨ªa Reneses (Bar?a), Bozidar Maljkovic (Panathinaikos) y Zeljo Obradovic (Madrid), algo m¨¢s que simples entrenadores de tres de los cuatro clubes aspirantes a la Liga Europea. All¨¢ donde viajan, no hay indiferencia: el nivel de exigencia es m¨¢ximo. Sus apellidos ilustran personalidades capaces de desarrollar rasgos de nepotismo, actos de crueldad o accesos de violencia verbal, seg¨²n cada caso. S¨®lo guardan generosidad para los aut¨¦nticos gladiadores. Son hombres obsesionados con su trabajo.Nadie sabe cu¨¢l fue el origen de la incompatibilidad de caracteres que soportan A¨ªto y Maljkovic. Se odian en p¨²blico y en privado. Si A¨ªto gusta del pollo, Maljkovic odia todo lo relacionado con este animal. No s¨®lo no podr¨ªan compartir men¨²; es que da la sensaci¨®n de que habr¨ªa que retirarles ciertos cubiertos. Son dos personalidades en conflicto. Ganadores. Como tambi¨¦n lo es Obradovic. Obradovic conserva unos grados menos de perversidad, es m¨¢s directo, cristalino: habla con tanto entusiasmo que parece que te est¨¢ echando a bronca.
Los tres cuidan el trabajo hasta ¨²ltimo detalle. Tanto Obradovic como Maljkovic son hijos del m¨ªtico entrenador Asa Nikofic. Too parte de una base: defensa y control del juego. A¨ªto es un autoidacta. No tiene padres deportivos, ¨¦l es el padre. Ha creado esuela en Espa?a; casi la mitad de los entrenadores de la Liga ACB han bebido de sus ense?anzas. Su estilo es m¨¢s ambicioso: persigue a disuasi¨®n total, un equipo convertido en una m¨¢quina de defender y atacar. Buen jugador e ajedrez, gusta disponer de todas las piezas a su alcance. La final a cuatro pondr¨¢ en colisi¨®n a estos tres personajes, a falta de lo que el novato Eremin sea capaz de aportar en la cancha con el inexperto CSKA Mosc¨². Porque los tres se han convertido en instituciones del moderno baloncesto continental. En esa posici¨®n, A¨ªto parte con desventaja: tiene todos los t¨ªtulos en su palmar¨¦s excepto una, Liga Europea, justo el premio que ha encumbrado a Maljkovic y Obradovic en tres ocasiones a cada uno.
El caso de Obradovic es el m¨¢s llamativo. Es el. m¨¢s joven y no ha hecho otra cosa en este mundo que ganar tres Ligas Europeas. Y lo ha hecho con tres equipos distintos (Partiz¨¢n, Joventut y Madrid). Se le reconoce una indudable capacidad de adaptaci¨®n, pero esa aparente flexibilidad es algo enga?osa. Es muy met¨®dico y trabajador. Engulle los v¨ªdeos con voracidad y se pasa la vida corrigiendo cada detalle del juego. No toma notas. Todos los datos los registra en la memoria. A estas alturas ha visto varias veces cada derrota del Madrid con el Barcelona. Tiene los partidos grabados en el cerebro: puede recordarle a cada jugador en qu¨¦ acciones se equivoc¨® y en qu¨¦ minuto del partido se produjeron. No conoce el descanso en su trabajo. S¨®lo la noche anterior a un partido trata de relajarse un poco y entra en conversaci¨®n. Es muy directo en su forma de expresarse: lo mismo te insulta que te abraza emocionado. Era un jugador caliente en la cancha. Derrochaba entrega. Como t¨¦cnico la transmite. Tanto es as¨ª que se advierte c¨®mo sus jugadores conf¨ªan ciegamente en ¨¦l: no saben si es amigo o enemigo, si odiarle o quererle, pero act¨²an convencidos de que les lleva a la victoria. M¨¢s que respeto, es fe.
A¨ªto es el m¨¦todo llevado a sus l¨ªmites. Disfruta teni¨¦ndolo todo atado y bien atado. Es poco flexible. La final a cuatro es una prolongaci¨®n del trabajo de una temporada. Nada cambia en apariencia. No preparar¨¢ algo en especial: la raz¨®n est¨¢ de su parte, abunda en argumentos para cada respuesta. Ni una palbra sale del partido ante el Madrid hasta la fecha prevista. Es fr¨ªo y calculador. Se le tiene por maquiav¨¦lico. Presiona a sus auxiliares. No admite dudas a su alrededor. En los tiempos muertos s¨®lo da instrucciones. Es uno de los t¨¦cnicos que m¨¢s tiempo pasan sentados en el banco.
Maljkovic es Maljkovic: todos sin excepci¨®n se deben a una disciplina. Puede ser m¨¢s flexible que A¨ªto en sus planteamientos y hacer variaciones para una ocasi¨®n como una final a cuatro. Pero su car¨¢cter es desp¨®tico. Antes de cerrar la puerta del vestuario en el descanso ya se oyen sus insultos. Entre alguna groser¨ªa que otra, instrucciones precisas. Ordenes tajantes. Es autosuficiente. Gan¨® una Liga Europea con el franc¨¦s Limoges gracias a un ejercicio estrat¨¦gico elocuente: su equipo era el peor, pero una disciplina de hierro, un control de la posesi¨®n hasta el l¨ªmite, una defensa implacable y los lanzamientos de Young bastaron para hacer in¨²til la envergadura de Sabonis (Madrid) un martes y la omnipresencia de Kukoc (Benetton) un jueves. Est¨¢ convencido de que ¨¦l sabe el camino para la victoria.
A¨ªto ser¨ªa un buen pol¨ªtico, Malikovic un dictador implacable y, Obradovic un l¨ªder carism¨¢tico. Son tres n¨²meros uno. Par¨ªs los pone en conflicto. Los jugadores saltar¨¢n a la pista con una idea: responder sus ¨®rdenes. En el lenguaje de estos tres jefes no hay ret¨®rica: ambi cionan cada t¨ªtulo sin rasgo de romanticismo.
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