El humo abre los ojos
Mujeres de Burkina ah¨²man pescado con ayuda de una ONG espa?ola
ENVIADO ESPECIAL, Si en Asia saben que las mujeres son la mitad del cielo, en Africa est¨¢ claro que nada, absolutamente nada, se mueve sin ellas. La ONG espa?ola Interm¨®n -que impulsa m¨¢s, de una docena de proyectos de desarrollo en Burkina Faso y Togo, am¨¦n de otros en Chad, Tanzania y Mozambique- comprueba ahora en una aldea de pescadores de 7.000 habitantes (Bagr¨¦, en Burkina Faso) el fil¨®n de dignidad, entusiasmo y futuro que supone para las mujeres haber aprendido t¨¦cnicas de ahumar pescado. "Hemos dado un gran paso. Ya manejamos nuestro dinero", dice Solimata, madre de cinco hijos. "El humo borra los miedos y nos abre los ojos".Cuando, con la primera luz, los hombres regresan en sus piraguas tras una jornada de pesca iniciada la sobremesa anterior, ya no les recibe la incertidumbre. Sus mujeres -los beb¨¦s sujetos a la espalda con un pa?ol¨®n, despatarrados como renacuajitos- les aguardan en la orilla y, tras clasificar las capturas -siluros, carpas, tilapias- por especie y tama?o, toman las riendas del negocio: aprender a ahumar el. pescado ha provocado un vuelco esperanzador en la vida de estas gentes, desde que Interm¨®n suministr¨® a 253 mujeres un total de 2,5 millones de pesetas en cr¨¦ditos.
En el ¨¢rido paisaje del Sahel, la presa de Bagr¨¦ sobre el r¨ªo Nakamb¨¦ -Volta Blanco- aporta un tercio de la electricidad de la capital, Uagadugu, permite regar m¨¢s de 7.000 hect¨¢reas donde hoy empieza incluso -en colaboraci¨®n con los chinos- a cultivarse arroz, y funciona como fuente de pesca para 15 localidades ribere?as.
Los peces ahumados de Bagr¨¦ llegan hasta el mercado de Uagadugu, aut¨¦ntico vientre de un pa¨ªs de unos 10 millones de habitantes (Burkina Faso -Pa¨ªs de los Dignos- tal como bautiz¨® a Alto Volta el carism¨¢tico l¨ªder, Thomas Siankara, asesinado en 1987 en un golpe militar de su colega Blaise Compaor¨¦, que hoy se mantiene en el poder y es un ultraliberal converso).
Los cr¨¦ditos de Interm¨®n han actuado en Bagr¨¦ como llave maestra para acabar con el c¨ªrculo vicioso de la miseria. "No ten¨ªamos ni el primer dinero necesario para iniciar algo. No pod¨ªamos ni comprar los cuchillos de desescamar", explica Fatimata, mujer de pescador. "Ahora que la mujer gana dinero ahumando y vendiendo", reconoce sonriente el veterano Amad¨² mientras desenreda a pie de canoa un buen siluro, "siempre te puede prestar si necesitas comprar una red". Una familia pescadora gana aproximadamente unas 17.000 pesetas al mes -una cantidad justita, pero vaya-, aunque es cierto que una red viene a durar tres meses y vale 12.000.
La labor de ahumar lleva dos d¨ªas. Las mujeres han aprendido a trabajar en cadena y con extrema precisi¨®n. Lavan tres veces los pescados en agua salada, los enroscan junt¨¢ndoles cabeza y cola, y los api?an en parrillas superpuestas antes de meterlos en el horno de le?a tapado con chapa.
Con una media de seis o siete hijos (mortalidad infantil en Faso, 123 por 1.000), ellas se sienten desahogadas. "Podemos comprar medicinas", coinciden todas. Su asociaci¨®n -cuyos cuentas controlan ellas mismas- organiza cursos de alfabetizaci¨®n (en Bagr¨¦ se habla bissa, y el objetivo es aprender a leer y escribir la lengua oficial, el mor¨¦); tambi¨¦n aprenden a fabricar jab¨®n, a tejer (oficios ¨²tiles durante la veda).
El atisbo de progreso les ha abierto los ojos para aprender a plantearse los verdaderos problemas: "Lo principal ser¨ªa conseguir una fuente de agua potable. No es l¨®gico vivir junto al embalse y no poder beber".
Las colaboradoras de Interm¨®n sobre el terreno basan su optimismo en la objetividad. "Queda mucho por hacer, pero estamos en camino", dice Kadiat¨² Kabor¨¦, ingeniero de Aguas y Bosques y responsable de formaci¨®n en temas de tranformaci¨®n del pescado de Al Consultants, contraparte local de Interm¨®n. La soci¨®loga Ida Nabol¨¦, consejera del Proyecto de Mujeres de Bagr¨¦, pasa largas temporadas viviendo en las chozas de adobe, rodeada de un enjambre de criaturitas polvorientas, y mira de frente la situaci¨®n: "El 30% de las mujeres vive en r¨¦gimen de poligamia. El 80% no sabe ni franc¨¦s ni mor¨¦. Pero ya han echado a andar". Las mujeres, con t¨ªpico sentido vacil¨®n burkinab¨¦, bromean sobre c¨®mo han cambiado las cosas: "Antes dec¨ªamos siempre probl¨¨me kab¨® (traducci¨®n aproximada: Qu¨¦ problem¨®n). Ahora, esto empieza a merecer un probl¨¨me kab¨¦ (No hay problema)".
Atardece sobre Bagr¨¦. Los hombres, aguas adentro, echadas las redes, se disponen a dormir en las piraguas. Al borde del lago, la ¨²ltima luz recorta el erguido andar de las mujeres: diosas de barro tierno, el ni?o a cuestas, ¨¦l mundo a cuestas.
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