Faldo se consagra en Augusta
El ingl¨¦s se convierte en el golfista europeo en activo con m¨¢s 'grandes'
"He jugado como una mierda", dijo Norman. "Espero tener fuerzas para seguir respirando ma?ana al levantarme". "De verdad que lo siento por Greg", dijo Faldo. Son las dos frases del d¨ªa, las palabras que mejor resumen lo que ocurri¨® en una tarde de domingo espesa y soleada en Augusta. La imagen fue la ¨²ltima: Faldo abrazando a Norman en el green del 18 como un boxeador sujeta a otro para que no caiga despu¨¦s de haberle propinado el golpe del KO fatal. Fue el colapso inesperado del n¨²mero uno del golf mundial y la supervivencia del jugador que siempre est¨¢ ah¨ª cuando alguien cae. Norman empez¨® la ¨²ltima ronda con seis golpes de ventaja y la termin¨® cinco abajo. El mayor hundimiento en la historia de los torneos del Grand Slam.El triunfo lleg¨® para Faldo en el mejor momento posible y le da un valor casi inimaginable. En la lucha: que los dos' quintos del 57 del golf europeo mantienen por la supremac¨ªa Faldo logr¨® con su tercera chaqueta verde su sexto Grande -tres Open brit¨¢nicos y tres Masters-, rompiendo el empate que manten¨ªa con Ballesteros -tres Open y dos Masters-.
La visi¨®n del marcador final fue dolorosa pero real. As¨ª es el golf. Faldo, primero; Ballesteros, pen¨²ltimo, a 23 golpes. Todo pareci¨® un reparto de premios para el m¨¢s listo y un castigo de la mala fortuna para el m¨¢s desgraciado. La gran generaci¨®n del 57, en la que tambi¨¦n entrar¨ªan otros europeos -Woosnam, Langher, Lyle-, no est¨¢ acabada, aunque s¨ª un pel¨ªn tocada.
Faldo dio el golpe de valor a finales de 1994, cuando empaquet¨® sus palos y meti¨® algo de ropa en la maleta y se march¨® a jugar regularmente a Estados Unidos. En su Surrey natal dej¨® a su segunda mujer y a sus tres hijos. Para un jugador poco excitante, casi aburrido, como Faldo es, Estados Unidos, en cuyo circuito buscaba rivales y campos m¨¢s duros que los decadentes europeos, Faldo encontr¨® lo que necesitaba: no tener que pensar, poder dejarse llevar por el ritmo de torneos: avi¨®n, hotel, pr¨¢cticas, 72 hoyos y vuelta a empezar. ?l mismo encontr¨® la met¨¢fora para explicar la diferencia. "En Inglaterra las carreteras est¨¢n llenas de curvas y los coches tienen cambio manual - El conductor decide", dijo. "En Estados Unidos las carreteras son autopistas con rectas sin fin y el coche tiene cambio autom¨¢tico. Puedes conducir dormido".
Tambi¨¦n en EE UU pudo vivir con m¨¢s tranquilidad el gran destripamiento de su vida privada a que se vio sometido por la prensa amarilla inglesa. Faldo se enamor¨® de una universitaria de Arizona de 20 a?os, que dej¨® los estudios y se fue a vivir la vida ambulante del golfista. Su segundo divorcio fue cuesti¨®n de d¨ªas, y el acoso period¨ªstico, de segundos. A escala reducida, la misma historia que la del interminable divorcio entre Lady Di y Carlos de Inglaterra.
Augusta premi¨® esa ordal¨ªa de la misma forma en que castig¨® al hombre arrogante, a Greg Nor
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