Clinton llega hoy a la ¨²ltima frontera de la guerra fr¨ªa
ENVIADO ESPECIALUn reci¨¦n llegado a Se¨²l puede reaccionar con temor al o¨ªr el sonido de las alarmas antia¨¦reas que a media tarde interrumpen el ajetreo callejero. Pero para los 13 millones de habitantes de esa ciudad, que escuchan esas sirenas una vez por mes desde hace 40 a?os, no son ning¨²n motivo de preocupaci¨®n. ? Algo parecido puede haber ocurrido con los recientes movimientos de tropas de Corea del Norte en la zona desmilitarizada: interpretados en el extranjero casi como un preludio de guerra, pero conocidos por los surcoreanos s¨®lo como una expresi¨®n m¨¢s del deseo de sus vecinos por llamar la atenci¨®n del mundo. En Panmunjom, en la frontera entre las dos Coreas, el ¨²nico signo de que algo diferente ha sucedido en los ¨²ltimos d¨ªas es que los vigilantes del lado norte no visten el brazalete al que est¨¢n obligados por el armisticio de 1953. El presidente Bill Clinton mantendr¨¢ hoy en Corea del Sur una cumbre con el presidente Kim Young Sam.
El Gobierno de Corea del Norte, ansiado de su reconocimiento como Estado independiente, ha denunciado ese armisticio y ha declarado su deseo de negociar un tratado formal de paz. Para expresar ese deseo con algo m¨¢s que palabras moviliz¨® el primer fin de semana de este mes, por tres d¨ªas consecutivos, poco m¨¢s de un centenar de soldados en el lugar m¨¢s vigilado de la l¨ªnea de demarcaci¨®n.Se¨²l y Washington recibieron el mensaje, pero nadie tiene por el momento ideas muy originales sobr¨¦ c¨®mo atacar el meollo de la cuesti¨®n: quienes, cu¨¢ndo y c¨®mo negociar un tratado de paz.
"Mientras tanto es de esperar por parte de Corea del Norte otros gestos similares para seguir incordiando, pero no existen elementos que hagan pensar, por el momento, en un conflicto b¨¦lico", afirma un diplom¨¢tico occidental en Se¨²l.
Ese punto de vista es compartido por la empleada de la agencia de viajes que cada d¨ªa organiza rutas tur¨ªsticas por Panmunjom: "El negocio contin¨²a. Nosotros hemos preguntado a las autoridades porque no queremos someter a nuestros clientes a ning¨²n riesgo. Pero nadie nos ha dicho que exista ning¨²n peligro".
Los turistas visitan, entre otros lugares, el modesto edificio rectangular en el que peri¨®dicamente las partes se re¨²nen para discutir algunos problemas t¨¦cnicos en la zona desmilitarizada. S¨®lo est¨¢ permitido acercarse hasta la raya divisoria pintada en la mitad de la habitaci¨®n, pero los soldados norcoreanos se asoman a las ventanas para dejarse fotografiar y toman a su vez fotos de los visitantes.
En una inesperada apertura, el presidente Clinton propuso ayer a su llegada a Corea del Sur una cumbre a cuatro en la que deber¨ªan participar, adem¨¢s de las dos Coreas, Estados Unidos y China. Se espera que hoy se haga p¨²blica oficialmente la oferta.
De un lado y de otro de la frontera entre las dos Coreas es constante la observaci¨®n mutua por medio de prism¨¢ticos. El movimiento de tropas y de veh¨ªculos militares es tambi¨¦n muy intenso, como corresponde al ¨¢rea de mayor concentraci¨®n b¨¦lica del mundo: 37.000 soldados norteamericanos, 650.000 surcoreanos y 1.100.000 norcoreanos, vigilando una franja de unos 240 kil¨®metros de largo y cuatro de ancho.
"Yanquis, a casa"
Tal despliegue militar le da a la zona, sin duda, un clima de gran tensi¨®n, a la que contribuyen los carteles propagand¨ªsticos luminosos colocados de ambos lados. "Tenemos ¨¦l mejor presidente", "Yanquis, a casa", dicen los carteles del Norte; "Corea da la bienvenida a sus hermanos del Norte", dicen los del Sur.Esa tensi¨®n es, en parte, muy justificada. La divisi¨®n de las dos Coreas ha dado lugar a dramas humanos que no se han conocido en ninguna otra partici¨®n conocida en el mundo. El int¨¦rprete de EL PA?S es ejemplo de una situaci¨®n que viven miles de coreanos: su suegro dej¨® en el Norte a una esposa y cinco hijos de los que no ha vuelto a saber nada desde el final de la guerra. Incluso las comunicaciones telef¨®nicas y postales entre los dos pa¨ªses est¨¢n prohibidas.
Adem¨¢s de eso, desde 1953 hasta la fecha han muerto en la zona desmilitarizada medio centenar de soldados estadounidenses y un millar de surcoreanos en diferentes incidentes aislados. "El trabajo aqu¨ª consiste en estar preparado siempre para algo que no se sabe si puede ocurrir", afirma el capit¨¢n John Toth, portavoz de las tropas norteamericanas, formalmente consideradas como fuerza de paz de las Naciones Unidas.
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