Cuba y Espa?a: ante el enroque
El tiempo de esperanzas fue breve. Bast¨® que aflorasen unos t¨ªmidos intentos de reconciliaci¨®n para que la vio lencia impusiera de nuevo su ley, con la consiguiente reafirmaci¨®n de la Cuba castrista en su condici¨®n de fortaleza asediada. El derribo de las avionetas intrusas fue el cebo utilizado para relanzar la confrontaci¨®n y el pez grande pic¨®, como siempre. En un siglo de intervenci¨®n sobre Cuba, Estados Unidos nunca. ha sabido abandonar el lenguaje propio de una potencia hegem¨®nica de 1900. As¨ª, el discurso de Clinton iba dirigido a los grupos de presi¨®n de Miami, no al pueblo de la isla, y carec¨ªa de ponderaci¨®n. Ciertamente, hay en Cuba violaci¨®n de los derechos humanos, pero no es una excepci¨®n, ni el caso m¨¢s sangrante del planeta: ah¨ª est¨¢ China, hacia quien el presidente dem¨®crata no propone embargo alguno. Y adoptando medidas que deterioren a¨²n m¨¢s el nivel de vida de los cubanos no se favorece la deseada recuperaci¨®n de la democracia, sino la crispaci¨®n y, en definitiva, el fortalecimiento del numantinismo castrista. Una cosa es crear las condiciones para sancionar a los capitalistas piratas, que se benefician de bienes previamente nacionalizados; otra, como hace adem¨¢s la ley Burton-Helms, dar una vuelta de rosca m¨¢s en el estrangulamiento de la econom¨ªa cubana.Los m¨¢ximos dirigentes del r¨¦gimen no han desaprovechado la ocasi¨®n. Celebrado a fines de marzo, el V Pleno del Comit¨¦ Central del PC sirvi¨® de foro para que Ra¨²l Castro sacase partido a fondo de la imagen del cerco. Ni el menor resquicio para el cambio. Todas y cada una de las frases del informe se inscrib¨ªan en el eje resistencia versus enemigo, en l¨ªnea con la mejor escuela sovi¨¦tica. En el an¨¢lisis de la econom¨ªa dual, dolarizada, condena de quienes se enriquecen, reafirmaci¨®n inexorable del socialismo, anuncio de sanciones implacables al lado de las previsiones de imposici¨®n. Ra¨²l no puede olvidar a las jineteras, "pero no es la ¨²nica estela negativa que nos trae el turismo". El resto es la lucha entre cubanos heroicos que se defienden y los enemigos infiltrados por Estados Unidos. Adem¨¢s, advierte, los cubanos ya tienen la democracia a su modo, con elecciones de cuya pureza es garant¨ªa que los candidatos no puedan hacer campa?a alguna: as¨ª no caben "los repugnantes vicios" que prevalecen en casi todo el mundo. Es un discurso militar, de cierre absoluto, que desemboca l¨®gicamente en sentar las bases para una caza de brujas en todas las direcciones, desde los medios d¨¦ comunicaci¨®n a las ONGs.
As¨ª las cosas, no puede decirse que soplen buenos vientos para una pol¨ªtica como la espa?ola respecto de Cuba, cordial hacia los dirigentes, comprensiva hacia la oposici¨®n democr¨¢tica, pero sobre todo confiada en que, a pesar de su car¨¢cter. neocolonial, el efecto positivo de las inversiones en turismo repercutir¨ªa naturalmente sobre la apertura progresiva del r¨¦gimen. En los planos pol¨ªtico y cultural, excesivamente respetuosa ante las maniobras dictatoriales. El ejemplo pudo ser aquella embajada cultural, con nuestra ministra al frente, a cuyos conferenciantes pudo acercarse alg¨²n disidente para saludar, sin que tras las intervenciones pol¨ªticas cupiera el debate. Dada la asimetr¨ªa resultante entre el espaldarazo dado por la visita al Gobierno de Castro y ese con tacto m¨ªnimo, falso signo de tolerancia, el balance dista de ser favorable. Del mismo modo que tiene poco sentido auspiciar foros donde figuren los de dentro y los de fuera, sin la garant¨ªa de que puedan ser conocidos en el interior de la isla. El pluralismo en Espa?a ya existe; donde hace falta es en Cuba. Reservas todas que no niegan la conveniencia de una comunicaci¨®n cada vez m¨¢s intensa con la sociedad cubana, lejos del patr¨®n norte americano, hoy por hoy el mejor apoyo para la perpetuaci¨®n del castrismo.
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