Animales de bandera
Aunque quiz¨¢ no por mucho tiempo, la Comunidad de Madrid es actualmente casi el ¨²nico paraje del mundo donde todav¨ªa se puede contemplar en libertad a una de las criaturas m¨¢s sublimes de la naturaleza. En otro tiempo, el ¨¢guila imperial viv¨ªa en nuestra regi¨®n sin amenazas que pudieran sugerirle un destino tan oscuro; sin embargo, despu¨¦s de un azaroso siglo, ahora se encuentra al borde de la extinci¨®n. La historia ha sido imparable con estas aves: en los a?os treinta la poblaci¨®n se hab¨ªa reducido a la mitad, a mediados de los ochenta s¨®lo quedaban 100 parejas y seg¨²n el ¨²ltimo censo, apenas sobreviven hoy en d¨ªa 25. El ritmo es tan fren¨¦tico que algunos bil¨®logos consideran su desaparici¨®n como un hecho irreversible. El ¨¢guila imperial sol¨ªa cazar en las estepas, en zonas con ¨¢rboles suficientes donde poder anidar, pero sucede que las estepas, como los ¨¢rboles, y como el mismo campo, han ido difumin¨¢ndose en los ¨²ltimos decenios de un modo disparatado. Su espacio ha sido ocupado por el progreso. Sorprende, no obstante, y a la vista de los hechos, que estas rapaces no hayan desarrollado un est¨ªmulo interior capaz de permitirles superar la crisis. Qui¨¦n sabe: tal vez esta tierra tenga algo especial y sea por eso que las ¨¢guilas, antes de abandonarla, prefieran permanecer y extinguirse.Sue?os al margen, la luz el¨¦ctrica es un gran descubrimiento (lo reconozco) y sin ella seguir¨ªamos sumidos en la Baja Edad Media. Pero tambi¨¦n es justo admitir que cuando el hombre inventa algo y lo aplica a su entorno, no suele medir las consecuencias. Hace unos decenios, los tendidos el¨¦ctricos empezaron a irrumpir en terreno libre, a invadir pinares y riberas, hasta hacerse poco a poco con el paisaje. Los ¨²ltimos estudios indican que entre 1.990 y 1994, de cada 100 ¨¢guilas imperiales muertas, 37 lo fueron por electrocuci¨®n en los cables y otras 30 envenenadas o a manos de la caza furtiva. Es decir: que el hombre, por distintas razones, aniquila el 67% de la poblaci¨®n, un porcentaje insoportable para la supervivencia de cualquier especie. Los t¨¦cnicos afirman que la mayor¨ªa de las muertes por electrocuci¨®n se produce entre los ejemplares j¨®venes. L¨®gico, ya que los m¨¢s viejos cuentan a su favor con el recurso de la experiencia y tras haber sufrido una descarga no vuelven a caer en la trampa. Vacuna contundente.
Las ¨¢guilas son aves depredadoras, y esto quiere decir que no acuden a los restaurantes, ni a los ultramarinos ni a los supermercados. Ni siquiera les atienden por tel¨¦fono. (Veamos: "?TelePizza, digame?" / "Buenas: quer¨ªa una hawaiana grande, pero sin pi?a. Apuntelo bien, por favor, que es para un al¨¦rgico". / Mmmm..., hawaiana grande.... sin pi?a... Tomo nota. ?Su nombre, se?ora?" / "Heliaca. Aquila Heliaca". / "?Direcci¨®n?". / "Sendero 4, tercer mont¨ªculo, segundo roble a la derecha, Villanueva de la Ca?ada. No hay p¨¦rdida: soy un ¨¢guila imperial de color pardo, con los hombros blancos y la cola cuadrada"./ "Veamos.... esto..., perdone un segundito... Pues no, lo siento, pero me dice el encargado que las ¨¢guilas no est¨¢n incluidas en nuestro servicio a domicilio. Clic". Queda por tanto demostrado que las ¨¢guilas se ven obligadas a comer de lo que cazan, y que para eso tienden a buscar puntos altos donde otear: por ejemplo, las torres de los tendidos. Resulta sobrecogedor observarlas de vez en cuando pegadas al cable, quietas, tanto, que en realidad duermen el sue?o eterno.
Pero, curiosamente, es el mismo hombre el que ahora lucha por salvarlas. Al respecto, la Consejer¨ªa de Medio Ambiente est¨¢ modificando 16 kil¨®metros de tendido el¨¦ctrico en el municipio de Batres, al sur de Madrid, con el fin de impedir que sigan muriendo. La idea (que ya se viene aplicando desde hace un lustro) consiste en sustituir las antiguas torres por otras nuevas que oculten los tendidos propiamente dichos, evitando de este modo que las aves se posen all¨ª. Resulta extra?o, casi chocante, que algunos sectores, de la autoridad se preocupen por estas cosas, pero as¨ª est¨¢ ocurriendo y conviene mencionarlo. A ver si ahora va a resultar que no todos los de arriba son unos ceporros. Salud.
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