Carnicer¨ªa
Haram Lubnan. Pobre L¨ªbano, tan d¨¦bil y complejo, y tan cerca de Israel. Pobre L¨ªbano, v¨ªctima una vez m¨¢s de una "guerra larga, asesina, sucia, absurda, un mini-Vietnam en Oriente Pr¨®ximo; una guerra pol¨ªtica, cuidadosamente planificada para alcanzar objetivos pol¨ªticos", corno a prop¨®sito de la invasi¨®n israel¨ª del pa¨ªs de los cedros de 1982 escribi¨® desde Tel Aviv el historiador Elie Barnavi. Pobre L¨ªbano, inmolado de nuevo en el altar de lo que, tambi¨¦n con motivo de aquella campa?a, el periodista israelo-argentino Jacobo Timerman denomin¨® "la enfermedad que est¨¢ destruyendo Israel", que "nos est¨¢ convirtiendo en criminales tan eficaces".Aunque no tuviera frontera con la Esparta de Tierra Santa, L¨ªbano ya tiene suficientes problemas como para ser considerado un polvor¨ªn. All¨ª viven, en un fr¨¢gil equilibrio, una docena larga de comunidades religiosas, nacionales y culturales; y, adem¨¢s, est¨¢ la vecindad de la Siria del dictador Hafez el Asad, que sue?a con anexionarse el pa¨ªs (le los cedros y que, aprovechando sus m¨¢s de tres lustros de guerras e invasiones, lo ha conseguido de hecho. (Por cierto, ?d¨®nde est¨¢n estos d¨ªas los 40.000 valerosos soldados sirios que Asad tiene en L¨ªbano? Como siempre, el le¨®n de Damasco se escabulle con el rabo entre las piernas cuando hay pelea, en serio). Pero es que, adem¨¢s, L¨ªbano tiene Israel al Sur.
Entre todos los pueblos de Oriente Pr¨®ximo, s¨®lo el palestino supera al liban¨¦s en el elevado precio en dolor, exilio, muerte y destrucci¨®n provocado por un hecho -la creaci¨®n en la zona de un hogar nacional para los jud¨ªos- en el que no tuvo arte ni parte. Ahora, L¨ªbano -es decir, cientos de civiles muertos o heridos, 400.000 refugiados y m¨¢s de tres millones de personas aterrorizadas- sufre una ciega, cruel y desproporcionada reacci¨®n militar israel¨ª a los ataques de Hezbol¨¢ con Katyushas contra el norte del Estado hebreo.
A Hezbol¨¢ pueden dedic¨¢rsele todos los insultos que se quiera -viv¨ª dos a?os en Beirut bajo su reinado de terror y suscribir¨ªa muchos de ellos-, pero esta vez lucha para la liberaci¨®n de esa parcela meridional del territorio liban¨¦s -la llamada franja de seguridad- que Israel, en flagrante violaci¨®n de la legalidad internacional expresada en la resoluci¨®n -425 de la ONU, ocupa desde 1978. 0 sea, que el argumento de que este movimiento jomeinista de los shi¨ªes libaneses libra una lucha de liberaci¨®n nacional no es desde?able.
Israel est¨¢ volviendo a dilapidar el inmenso capital de simpat¨ªa que a muchos nos despiertan la larga, dura y hermosa historia del pueblo y la cultura jud¨ªas, el elevado nivel de democracia interna de su Estado, el ingenio y laboriosidad de sus ciudadanos y la valerosa apuesta por la paz de Isaac Rabin. De nuevo, Israel exhibe su faz m¨¢s monstruoso: la de un Estado belicista basado en el principio de que la vida de uno de los suyos debe ser vengada con la de un millar de ¨¢rabes, y poco importa si entre ellos hay ni?os, mujeres y ancianos como el centenar de civiles salvajemente eliminados el jueves cuando se refugiaban bajo la bandera de la ONU en Qana.
Acusado de debilidad por sus rivales derechistas en las elecciones del pr¨®ximo mes, el laborista Sim¨®n Peres ha tenido la reacci¨®n del cobarde: intentar- demostrar su fuerza agrediendo al ni?o. Literalmente, al ni?o. Las im¨¢genes de los rostros ensangrentados y los cuerpos reventados de los chavalines libaneses alcanzados por los ca?ones, helic¨®pteros y aviones israel¨ªes son un insoportable exponente de terrorismo de Estado o, si lo prefieren, cr¨ªmenes de guerra. Que un Ej¨¦rcito regular, el mejor del mundo, enviado a tierra extranjera por un Gobierno democr¨¢tico, cometa ese tipo de errores debiera provocar una exigencia universal de responsabilidades.
Muchos quisimos creer que el proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo era ineluctable por necesario. Pero respondiendo a sangre y fuego a las provocaciones de los extremistas palestinos y libaneses, Peres lo est¨¢ enterrando. De su condici¨®n de guerrero Rabin extrajo el coraje necesario para optar por la paz; Peres, un hombre del aparato, pretende construirse en unas semanas electorales una imagen de tipo duro sobre un ba?o de sangre. Un carnicer¨ªa, adem¨¢s, in¨²til. Aunque ser¨¢ tan ineficaz para Israel como la franja de seguridad y la Operaci¨®n Paz en Galilea de 1982, la Operaci¨®n Uvas de la Ira honrar¨¢ su nombre: dejar¨¢ la zona m¨¢s sembrada de odio.
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