Carambola en el descuento
Un gol de Radchenko en el minuto 93 mantiene vivo al Deportivo
La gente abandonaba Riazor a pu?ados, exasperada por otra tarde para enterrar en el olvido. Se jugaba el descuento y desde algunos minutos antes On¨¦simo parec¨ªa el ¨²nico hombre capaz de evitar que el marcador quedase en blanco. Donato envi¨® un zapatazo desesperado hacia cualquier parte, la intuici¨®n de Bebeto le sopl¨® a la oreja que era mejor dejarla pasar y la defensa del Rayo se quit¨® el bal¨®n de encima de mala manera. El cuero cay¨® en el brazo de Radchenko. Y al ruso le toc¨® el privilegio de empujarla a la red. Los que ya se iban tuvieron que mirar hacia atr¨¢s: milagrosamente, el Deportivo contin¨²a vivo.Tras algunos -pocos y peque?os- detalles esperanzadores en el arranque, el Deportivo acab¨® escenificando por en¨¦sima vez la misma historia repetida hasta la saciedad durante toda la Liga. En realidad, parece como si desde hace meses en Riazor se estuviese jugando un ¨²nico e interminable partido. En muy escasas ocasiones, el Deportivo da con la f¨®rmula para ganarlo. Los coru?eses se enfrascan en un juego plomizo, sin ning¨²n vigor f¨ªsico, donde todo se cuece en el centro del campo, como si el ¨¢rea estuviese en la cima de una monta?a escarpada. El rival, en este caso el Rayo, se parapeta pacientemente, trata de enfriar el partido y de vez en cuando arrea alg¨²n latigazo inesperado.
Porque lo cierto es que durante la primera hora de partido, ofrecieron m¨¢s sensaci¨®n de peligro los contados contragolpes del Rayo que el desesperante ir y venir de la pelota en pies de los deportivistas a un par de metros del cubil vallecano.
Puestos a respetar las reglas de cada domingo, el p¨²blico reclam¨® a David y Toshack le halag¨® el gusto. El chaval no defraud¨® en su primera aparici¨®n: dio una asistencia de gol que fall¨® Manjar¨ªn. Poco antes, Begiristain tambi¨¦n hab¨ªa errado a puerta vac¨ªa y en el tramo final lo hicieron otra vez el propio Manjar¨ªn, y Radchenko. Pero tambi¨¦n a David, como a. todos los dem¨¢s, acabaron sali¨¦ndole telara?as de pura rutina.
Quien pudo revolucionar el partido fue On¨¦simo, que entr¨® faltando trece minutos. Hizo chirriar la cintura de Viqueira en un par de incursiones desbocadas y le entreg¨® una magn¨ªfica vaselina a M¨ªchel en el ¨¢rea. Pero con el tiempo consumido, lleg¨® la jugada de billar que permiti¨® a Radchenko redimir las penas acumuladas en muchos meses. Faltos (le otras alegr¨ªas, Toshack y sus muchachos lo celebraron con ins¨®lito alborozo.
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